Rascacielos en Mazatlán

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Tal vez por su natural idiosincrasia carnavalera, a los mazatlecos les encanta enredarse en discusiones ociosas, dejando para después asuntos de la mayor trascendencia y urgencia como la simple sobrevivencia de la ciudad donde viven más de 600 mil personas y es visitada cada año por casi 5 millones de turistas.

Hace unas semanas estuvo en el centro del debate público la pertinencia ecológica de construir una tirolesa en la cumbre de la montaña sagrada del Crestón y desde el lunes anterior surgió la no menos tediosa controversia de levantar torres de 30 pisos como si en ello nos fuera la vida. Pero ¿por qué nada más de 30, por qué no de 50, 60, 100 o más? Cuando se trata de magnificencia, el recato sale sobrando.

Tener torres espectaculares como la Burj Khalifa de Dubai de 148 pisos o la Jeddah de un kilómetro de altura, le mostraría al mundo el progreso de un pueblo pujante y enjundioso y, por supuesto, pondría en los cuerno de la luna a los gobernantes que finalmente conquistaron el éxito del progreso, sacando a sus ciudadanos del lodazal en el que retozaron durante el siglo XIX y buena parte del XX. Pero hay unos pequeños inconvenientes que nada tienen que ver con modificar leyes de desarrollo urbano o reglamentos municipales de construcción, como lo proponen algunos, sino con las leyes de la naturaleza.

La atura y densidad de los edificios es irrelevante, pues en lo que deberíamos estar ocupados es en todo lo demás. Unas sencillas preguntas: ¿tenemos agua potable garantizada para los 15 o 20 años que dura un crédito hipotecario, drenaje funcional, movilidad eficiente, cuerpos de seguridad y protección civil con tecnología para sofocar algún voraz incendio en el piso 30? ¿La CFE tiene capacidad instalada para aumentar la generación y distribución de energía? ¿Está a salvo la sustentabilidad? Si tuviéramos resueltos estos temas, además de cumplir con el COS, CUS, CAS y los impactos urbano y ecológico, pueden construir no solamente condominios de 30 pisos sino rascacielos de 1 kilómetro, pero hacerlo en estos momentos sería exactamente como tener un Lamborghin muriendo por falta de gasolina.

La emergencia del agua en Sinaloa ya es grave. Actualmente los niveles de las presas es del 12.6 por ciento. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua es el almacenamiento más bajo de los últimos 12 años.

“La principal fuente de agua dulce para el ser humano es la lluvia; sin embargo, para el caso de Sinaloa, las precipitaciones tienen una tendencia a disminuir. Tan sólo en 2023 llovió 23 por ciento menos que en 2021”, revela un estudio de Conselva, Costas y Comunidades A.C.

“Para 2060, las precipitaciones podrían descender 3.8 por ciento, lo que significa que las niñas y niños que nazcan en este 2024 no contarán de adultos ni con la poca agua que hoy derrochamos”, proyecta el organismo.

Hace algún tiempo alguien vinculado al desarrollo inmobiliario deslizó de manera irresponsable que la presa Picachos garantizaba por 50 años el suministro de agua a Mazatlán. No lo garantiza ni para los próximos dos o tres años cuando el distrito de riego 111 reclame el 76 por ciento del agua que le pertenece. La mayor parte de los 3 metros cúbicos por segundo que hoy mandan a la ciudad son prestados y por si esto no fuera motivo suficiente de preocupación, el río Presidio, que abastece a la Picachos, no tiene agua ni superficial ni subterránea.

¿Cómo están enfrentando Conagua y los gobiernos locales esta crisis? Fácil: metiéndole más popotes al mismo vaso de agua, perforando más pozos, hasta que no quede una sola gota, bombardeando nubes o construyendo presas como si produjeran agua. El gobernador Rocha Moya ya entendió que por ahí no es la salida y reconoció finalmente que la solución está en restaurar las cuencas de los 11 ríos que cruzan por Sinaloa.

En efecto, hay soluciones basadas en la naturaleza que desde hace mucho tiempo debieron tomar gobiernos, expertos y ciudadanos, en lugar de soñar en levantar impresionantes rascacielos que estarán condenados a morir de sed. Tan solo un huanacaxtle puede filtrar al acuíferos casi 13 mil litros de agua de lluvia. ¿Asi o más claro?

Ya vamos tarde para ponernos en acción, pero más vale tarde que nunca.

Saludos cordiales
MM

Foto de archivo con fines ilustrativos

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