Seguimos en 2025 hablando de Acreditaciones y Certificaciones como sinónimo de Calidad en las empresas y en Educación, no hay nada más atrasado que estos conceptos como variables que definen la Calidad, el claro ejemplo es que el modelo Japonés que rebasó a EEUU en los años 70’s del siglo pasado, el Toyotismo, ha sido rebasado por los Chinos en la actualidad, eso sí sin comentar el error de los Japoneses.
El Modelo de producción japonesa que los Norteamericanos adoptaron después de su derrota en la industria automotriz de los años 70’s del siglo pasado dio impulso a las Acreditaciones y Certificaciones de ISO, con toda una carrera que en el caso de la Educación en general y la Educación Superior en Particular ha traído consecuencias negativas.
En primer lugar porque la innovaciones se han dedicado al diseño, lo que ha causado enormes burbujas inflacionarias producto de la especulación financiera, y es que el neoliberalismo, la globalización se basa antes que en la libre circulación de seres humanos y mercancías en la movilización de capitales y en el Sistema Financiero Internacional, lo que da paso a la especulación y las crisis de Diseño.
La Calidad anclada en variables de diseño, por tanto en el factor de cambio de las mercancías, es altamente especulativa y por tanto sesgada en la sociedad de consumo; de ahí la importancia de considerar a este concepto polisémico y por tanto cambiante de acuerdo con el contexto Histórico y Geográfico, un aspecto que aún no asume el capitalismo esquemático y de fórmulas preestablecidas.
En una sociedad PosNeoliberal que supera al Posfordismo el concepto de Calidad vinculado a las Acreditaciones y Certificaciones sobra, tampoco lo solucionan los eufemismos como la “Excelencia”, lo que hay que hacer, en el caso de la Empresa y la Educación es anclar la Calidad al Bienestar local de la población, al Desarrollo Regional.