LA MUJER QUE TIENE EL DERECHO DE SUBIR AL CADALSO, DEBE TAMBIEN TENER E DERECHO DE SUBIR A LA TRIBUNA
Olimpia de Gouges
Hoy voy hablar de algo que pude ser incómodo, sin embargo el hecho de no hablar de eso, no significa que no exista. Me refiero al FEMINISMO HIPÓCRITA, a ese feminismo que suele manifestarse en personas que apoyan el empoderamiento femenino, que en sus redes sociales están llenos de menajes positivos hacia las mujeres, que muestran empatía, apoyo y admiración, son carismáticos y amables, siempre y cuando no interfieras en su camino, si no se vuelven intolerantes, críticos a un menor error y son incapaces de mostrar respeto o admiración hacia el trabajo de sus iguales convirtiéndose en sus mayores críticos.
No son fáciles de detectar (claro, si no eres una piedra en su camino) ya que tienen la virtud de pasar por personas respetables en donde su opinión cuenta, donde desgraciadamente, aun el patriarcado es el que domina, presentando la contraparte como la villana, loca e histérica, ante una sociedad donde la voz de una sola mujer no tiene peso y más, si esta no pertenece un grupo social o a un grupo de élite.
En esta sociedad, que aun se vive por apariencias, este FEMINISMO HIPÓCRITA no es exclusivo del sexo masculino, ya que hay mujeres que dicen apoyar a mujeres dejándose llevar por el encanto y manipulación, sin importar la opinión de sus iguales o dejándose entre dicho sus argumentos .
Vivimos aun en una sociedad machista y misógina, y las mujeres apoyamos esas ideas en forma tal vez ingenua, o en algunas ocasiones por conveniencia, porque nos guste o no, el patriarcado aun domina en muchos ámbitos, tanto políticos y sociales y como se dice por ahí: no puedes estar con dios y el diablo al mismo tiempo.
En 1789 se declararon los Derechos del Hombre y del Ciudadano, sin embrago, en estos derechos no se incluían a mujeres, siendo hasta en 1791 donde Olimpia De Gouges, convirtiéndose en una precursora del feminismo, redacta la declaración de los Derechos de la Mujer y de las Ciudadanas, siendo una de sus justificaciones que si la mujer es capaz de ser llevada al cadalso, también pude subir a los tribunales. Desde entonces, inicia la liberación femenina, buscando, no más, sino los mismos derechos de los hombres, los mismos derechos que nos corresponde por el simple hecho de ser un ser humano cohabitantes de este mundo, pero en pleno siglo XXI, cuando han pasado 230 años, seguimos buscando los mismos derechos, ser valorada al igual que los hombres, por nuestras capacidades físicas e intelectuales, sin buscar más ni menos que lo que nos corresponde por méritos propios y no por el cromosoma XX.
Esto se ha vuelto tan difícil, porque no solo se tiene que convencer a los hombres, si no a las propias mujeres, ya que somos una pieza fundamental en el crecimiento y desarrollo de nuestro gremio.
¿Se han fijado en los cuentos de hadas? Desde el Siglo XX, estos se han considerado como transmisores de estereotipos de género, haciendo a la mujer débil y necesitada de un hombre que venga a sacarla de su vida miserable, pero lo que no vemos, es que en la mayoría de ellos, la vida miserable se la proporcionan sus mismos iguales, Blanca Nieves, La Bella Durmiente, La Cenicienta, entre otros, siendo su mismo sexo las que denigran, humillan, y abusa de su fragilidad. ¿Y el príncipe, de qué lo culpamos? Si en la historia solamente aparece por momentos y en realidad no es el que las salva, es ella misma que se salva al momento de elegir actuar ante su desdicha y al igual que la vida, no todos los cuentos son iguales. Dejemos de culpar al sistema porque el sistema lo haces nosotros.
Creo en el feminismo, pero en el feminismo real, en ese feminismo que lucha por igualdad de derechos, no derechos solo de la mujer, si no de los derechos igualitarios de todos, que no seamos valorados por ser XX o XY (debido a que existen en la actualidad varios géneros).
Creo en un mundo igualitario. Creo y admiro a aquel el hombre y/o mujer que no necesita gritar a los cuatro vientos su apoyo incondicional al feminismo , si no que con sus palabras y hechos demuestra empatía y admiración hacia sus iguales, evitando realzar sus errores en público y al contrario felicitarla y apoyarla frente todo y todos a pesar de que se interponga en su camino .
Las mujeres somos la peor critica para las propias mujeres, tenemos que definir nuevamente el feminismo, ya que este no es una moda, es una actitud hacia la vida misma que te compromete a oír sin censurar a las mismas, no seamos hipócritas, apoyémonos y tiremos para el mismo lado, casi todos saldremos ganando.