El problema del frijol en México no es la sobreproducción, sino la ineficacia del gobierno para comercializarlo. Así lo afirmó el especialista agropecuario Evenor Cuéllar durante el programa Aquí hay Campo de Canal 15, al advertir que los agricultores enfrentan abandono institucional, precios injustos y falta de coordinación entre las dependencias del sector agropecuario.
“El frijol no sobra, lo que falta es gobierno”
Cuéllar desmintió la versión de que el precio del frijol haya caído por exceso de oferta.
“Dicen que hay sobreproducción, pero eso no es cierto. El problema no es que haya mucho frijol, el problema es que no hay una política de comercialización. Lo que existe es ineficacia gubernamental. No hay coordinación entre las secretarías y, al final, el productor se queda solo. Si hubiera organización, el frijol mexicano se vendería bien, porque tiene mercado, pero no hay estrategia ni orden.”
El especialista explicó que los resultados del ciclo agrícola primavera–verano 2025 confirman que México no produce lo suficiente para cubrir su propio consumo interno, lo que derriba el argumento oficial de una supuesta sobreoferta.
“El consumo nacional ronda el millón 200 mil toneladas al año, y este 2025 apenas se espera una producción de entre 500 y 600 mil toneladas. ¿Dónde está la sobreproducción? No existe. Lo que hay es desorden e ineficacia.”
Cuéllar insistió en que cada ciclo agrícola se repite la misma historia: los programas oficiales se enfocan en sembrar, no en vender. Se reparten insumos o fertilizantes, pero no existen mecanismos de acopio ni contratos de compra que aseguren rentabilidad al campesino.
“El frijol está barato no porque sobre, sino porque el gobierno no sabe venderlo. Esa es la verdad que nadie quiere decir”, subrayó.
Falta de coordinación entre dependencias
El especialista cuestionó la actuación fragmentada de las instituciones:
“La Secretaría federal se preocupa por los padrones, la estatal por los números y el productor por sobrevivir. Nadie se preocupa por el precio real del frijol. Esa es la falla del sistema.”
Añadió que Alimentación para el Bienestar (antes Segalmex) y los gobiernos estatales han perdido presencia en el mercado, dejando espacio a los intermediarios o ‘coyotes’, que compran barato y revenden caro.
En la mayoría de las regiones productoras, señaló, el kilo de frijol se paga entre 16 y 17 pesos, cifra que no cubre los costos de producción ni garantiza ingresos dignos para las familias rurales.
Jorge Pérez: el contraste con Estados Unidos
Durante la misma emisión, el ingeniero Jorge Pérez presentó el documento “México 2025 Spring–Summer Bean Planting Assessment”, elaborado por el U.S. Dry Bean Council (USDBC).
El informe revela que Estados Unidos monitorea detalladamente la siembra y producción de frijol en México para anticipar precios y oportunidades de exportación.
“Mientras nosotros esperamos que el gobierno nos diga a cuánto nos va a pagar Alimentación para el Bienestar, en Estados Unidos ya saben cuántas hectáreas sembramos y cuánto vamos a producir. Eso les da ventaja comercial y nos deja en desventaja”, comentó Pérez.
Información para unos, incertidumbre para otros
Pérez advirtió que el seguimiento del USDBC no es académico, sino estratégico: las empresas estadounidenses usan esos datos para enviar frijol a México justo cuando hay escasez, aprovechando la falta de reservas nacionales.
“Ellos planean con información real; aquí seguimos esperando decisiones políticas. Esa diferencia explica por qué los productores mexicanos siempre están a la defensiva.”
La asimetría informativa agregó, convierte al productor mexicano en tomador de precios.
Mientras los agricultores de EE. UU. cuentan con seguros, contratos a futuro y sistemas de almacenamiento, en México la venta depende del clima y de los coyotes.
Producción estable, sin rentabilidad
Aunque las lluvias del verano 2025 fueron favorables, los rendimientos no garantizan ganancias.
La producción de frijol en Durango se mantiene estable, pero sin rentabilidad, por la falta de una política comercial efectiva.
Cuéllar propuso que los gobiernos estatales reactiven centros de acopio y promuevan almacenamiento temporal, para vender cuando el precio mejore.
“Si el gobierno no compra, el coyote lo hace. Y el que gana es el intermediario, no el campesino.”
Hacia una política nacional de comercialización
Ambos especialistas coincidieron en la urgencia de una política de Estado para el frijol, con metas claras de producción, consumo y exportación.
Los ejes propuestos incluyen:
Planeación por regiones según tipo de suelo y régimen de lluvias.
Precios de referencia estables que garanticen rentabilidad mínima.
Centros de acopio y financiamiento para la comercialización.
Información de mercado transparente y accesible para los productores.
“El campo mexicano no necesita más discursos, necesita mercados”, resumió Cuéllar.
Durango, eje de la franja frijolera del norte
La franja integrada por Durango, Zacatecas y Chihuahua concentra más del 60 por ciento de la producción nacional de frijol, pero también los mayores rezagos en comercialización.
El análisis del USDBC proyecta que esta zona cerrará 2025 con menos de 300 mil toneladas, lo que provocará alzas en el precio al consumidor y pérdidas para los productores que venden sin respaldo institucional.
“Si Estados Unidos sabe más de nuestro frijol que nuestras propias secretarías, estamos haciendo algo mal”, concluyó Pérez.
Conclusión
La discusión en Aquí hay Campo dejó claro que el frijol no sobra: lo que falta es política y eficacia gubernamental.
El problema no está en los campos ni en los agricultores, sino en la ausencia de una estrategia de comercialización que transforme la productividad en bienestar.
Mientras el mercado internacional se organiza con datos y previsión, el agricultor mexicano continúa enfrentando un sistema desordenado, donde el esfuerzo del campo se pierde por la ineficiencia del gobierno.