La Política como Fuerza Resultante

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

En física, la fuerza resultante es aquella que surge de la suma vectorial de todas las fuerzas que actúan sobre un cuerpo. Si varias fuerzas empujan en diferentes direcciones, la fuerza neta determina hacia dónde —y con qué intensidad— se moverá el objeto. Esta sencilla pero poderosa fórmula nos ofrece una metáfora fascinante para comprender la política contemporánea.

Los sistemas políticos son, en esencia, escenarios de fuerzas múltiples: partidos, movimientos sociales, instituciones, poderes fácticos, intereses económicos, medios de comunicación y, por supuesto, la ciudadanía. Todos empujan con distintos grados de intensidad e intención. Algunos hacia la transformación, otros hacia el conservadurismo, muchos hacia sus propios intereses particulares. La dirección en la que se mueve un país no es el resultado puro de una ideología dominante ni del voluntarismo de sus líderes, sino de la fuerza resultante entre todos esos vectores en juego.

En democracias maduras, el arte de gobernar consiste en saber leer esa fuerza resultante, canalizarla y, si es posible, reorientarla. No se trata de imponer una sola voluntad, sino de negociar el equilibrio. En este sentido, el liderazgo político debería parecerse más a la tarea de un físico que analiza trayectorias, que a la de un caudillo que arrastra todo a su paso.

Pero en sociedades polarizadas, las fuerzas se anulan mutuamente. Cuando las oposiciones son iguales y contrarias, la fuerza neta se acerca a cero. El país no avanza, se paraliza. El debate público se vuelve ruido. Las instituciones se desgastan. La ciudadanía se cansa. Y la democracia pierde su capacidad de transformación.

También existen momentos de ruptura, donde una nueva fuerza —una protesta social, un colapso económico, una revolución tecnológica— cambia súbitamente la ecuación. Entonces, el sistema político ya no puede mantenerse en equilibrio. Se desplaza, se sacude, se reinventa. A veces para bien, a veces para peor.

Pensar la política como una fuerza resultante implica renunciar a las explicaciones simplistas. Nos obliga a ver el panorama completo, a asumir la complejidad. Pero también nos devuelve la responsabilidad: cada actor social, por más pequeño que sea, suma o resta en esa ecuación.

Si queremos que nuestro país avance en una dirección justa, equitativa y sostenible, no basta con empujar desde un solo flanco. Hay que alinear fuerzas, construir consensos, encontrar la dirección común. Porque en política, como en física, la única forma de movernos es empujar juntos.

spot_imgspot_imgspot_imgspot_img
spot_imgspot_imgspot_imgspot_img

PVEM propone hasta 12 años de cárcel por explotación financiera de adultos mayores

La iniciativa de la legisladora Azucena Romero define el delito como la apropiación, utilización...

Continúan con revisiones en la ‘peni’ de Aguaruto, en Culiacán y esto es lo que encontraron

Todo fue puesto a disposición de las autoridades ministeriales para que se lleven a...

En enero, estados deben armonizar leyes para fortalecer combate a extorsión

La FGR deberá "emitir un manual de operación de las fiscalías o unidades especializadas...

¿Cómo mantener los propósitos de año nuevo?

Según datos de la encuestadora Statista, aunque alrededor del 62% de los mexicanos hacen...

La Prosa Como Infección: Cuando el lenguaje se vuelve parásito

He escrito dos libros. Estoy por publicar un tercero. Y sin embargo, cada vez...

Eduardo Ortiz y el ruido alrededor de un expediente viejo

Cuando el nombre de Eduardo Ortiz vuelve a colocarse en la conversación pública por...

El comienzo del reconocimiento del fin de un ensayo comunista: la implosión de la URSS

El 21 de diciembre de 1991 se disolvió la URSS, tras un prolongado proceso...