Compartimos un fragmento del poema de Juan Eulogio Guerra Aguiluz, quien nos recuerda que la muerte de un estudiante no es una muerte cualquiera:
“La muerte de un estudiante
no es una muerte cualquiera,
es el paso de la luz
por el ojo de una estrella,
es muerte de girasoles
alumbrando las conciencias,
muerte de cristal de rocas
derramada por el cosmos,
muerte larga de colmenas
prolongándose en los ojos”
Hay luto por los estudiantes muertos en la ola de violencia criminal que parece no tener final.
Son muertes sentidas y un agravio doloroso por la impunidad de los homicidas que pueden seguir generando desgracia y dolor en más familias indefensas.
Pueden seguir arrebatando vidas de ciudadanos, de estudiantes inocentes.
No hay esperanza ni justicia, no hay paz ni tranquilidad.
Indigna y da coraje la atrocidad cometida contra dos jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), asesinados en Culiacán la noche del jueves 24 de octubre de 2024 cuando se presume huían de dos presuntos motociclistas sicarios que intentaban despojarlos de su vehículo.
Por las crónicas periodísticas se conoce que fueron perseguidos a balazos y se desplazaron a gran velocidad en un vehículo Nissan color blanco desde el Mercado de Abastos por la Calzada Heroico Colegio Militar en dirección del cuartel de la Novena Zona Militar cerca de las ocho de la noche.
Jason Zavala Rodríguez, de 24 años de edad, estudiante de tercer año de la licenciatura en médico general, manejaba cuando -víctima de las balas- perdió el control del volante antes de la avenida México 68, impactándose contra un poste de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El auto quedó con la parte delantera totalmente destrozada y tras el impacto el auto se incendió, muriendo Jason en el lugar del atentado.
Yukhie Adaly Lee Espinoza, de 22 años de edad, alumna del grupo dos, séptimo semestre de la licenciatura en Diseño de Interiores y Ambientación iba en el asiento de copiloto.
Ella fue trasladada en una ambulancia al Hospital General de Culiacán donde falleció alrededor de las diez y media de la noche por la gravedad de sus heridas.
Una de las balas le arrebató la vida también a un hombre que se encontraba en el estacionamiento del supermercado Ley Calzada.
Ahí mismo fue herida en una pierna otra persona más que esperaba el camión en la parada del transporte urbano que se ubica sobre la calzada a la altura del estacionamiento del supermercado.
Inspira impotencia las condiciones de inseguridad, violencia y desamparo que persisten en Sinaloa, particularmente en Culiacán.