El legado de Luis Enrique Ramírez Ramos

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    *La entrevista de gran aportación para la historia sinaloense

    (Segunda y última parte)

    El extinto y recordado periodista Luis Enrique Ramírez Ramos, realizó un número importante de entrevistas, pero hay una muy significativa para el pueblo de Eldorado y de gran significado para la historia regional.

    Me refiero a la entrevista realizada el 28 de febrero de 1993 para el periódico Noroeste en honor a la escritora eldoradense Esperanza “Pita” Echavarría, autora de “Eldorado, un pueblo contra su nombre”, “Cuentos y Recuentos”, por citar algunas obras.
    A continuación, presento íntegra dicha entrevista como un homenaje al tocayo Luis y a nuestra añorada “Pita”:

    Esperanza Echavarría: 57 años sirviendo al ingenio Eldorado

    Por Luis Enrique Ramírez

    La señorita Esperanza Echavarría autora del libro ELDORADO: UN PUEBLO CONTRA SU NOMBRE, cumple 57 años de prestar sus servicios ininterrumpidamente para el ingenio de Eldorado.

    En vísperas de tal acontecimiento, la señorita Echavarría concedió a Noroeste una entrevista exclusiva en la que habla sobre su vida, la del ingenio y la del pueblo de Eldorado, que nadie mejor que ella conoce.

    Hay en todos los pueblos y en todas las ciudades un cierto tipo de gente con un algo (que) le pueden componer distintas cosas; pero lo cierto es que esos personajes singulares brillan con su luz propia, y con ella iluminan y dan color al ambiente que les rodea.

    Eldorado tiene uno de esos seres excepcionales: la señorita Esperanza Echavarría, quien ha vivido muy de cerca el devenir histórico de este pueblo, y que, por circunstancias especiales que la colocaron en el centro de donde se efectuaban las decisiones que en su época fueron decisivas en el destino de Eldorado, puede hablar con más certeza que nadie sobre lo que ha sido y es este pueblo tan especial y tal importante en el desarrollo de nuestro Estado.

    Hoy precisamente la señorita Echavarría cumple 57 años de labor en forma ininterrumpida en el principal sostén de Eldorado: el ingenio.

    Testigo de la historia

    Cuando en 1926 Esperanza Echavarría, siendo casi una niña, comenzó a trabajar en el ingenio, éste era dirigido por don Diego Redo de la Vega, propietario del emporio azucarero.

    Cinco años después, pasa a ser la secretaria particular de don Diego, un hombre que en la época del porfiriato fue gobernador de Sinaloa, puesto del que fue destituido por los revolucionarios al mando del general Ramón F. Iturbe en 1911. Don Diego era, además, amigo íntimo de don Porfirio Díaz, a quien acompañó en su exilio en Europa luego del triunfo de la Revolución.

    Ya de regreso a Sinaloa, fue cuando don Diego se hizo cargo del ingenio. Por ser la señorita Echavarría su secretaria, todos los documentos de la empresa tenían que pasar forzosamente por sus manos; por lo que se deduce que ella vivía cerca de todo lo que afectaba el ingenio y, por ende, al pueblo de Eldorado, que dependía totalmente de él.

    Por ser don Diego muy afecto a apuntar sus recuerdos, Esperanza Echavarría se enteró también de muchas cosas importantes que en su momento decidieron la vida de México.

    Todos sus recuerdos de aquella época, de don Porfirio, de su vida personal y que como político tenía don Diego, los dictaba a la señorita Echavarría, para tenerlos registrados y archivados.

    Una mujer excepcional

    Pese a que nunca se casó, Esperanza Echavarría está muy lejos de ser lo que todos conocemos como solterona. No es gruñona, ni amargada ni recelosa. Es, por lo contrario, accesible, amable en su trato y llena de deseos de vivir. No es tampoco una anciana, pues, como ya dijimos, comenzó a trabajar desde adolescente en el ingenio.

    Entrevistamos a la señorita Echavarría en casa de una de sus sobrinas, la señora María del Rosario Echavarría de Hernández, en donde se encuentra alojada actualmente, por estar de vacaciones en el ingenio. Ahí, en medio de un ambiente familiar, que acentuaban sus sobrinos nietos Katia, Axsel, Jesús y Manuel -quienes por cierto la llaman abuelita-, entrevistamos a esta mujer excepcional.

    • Después de tantos años, ¿qué siente usted al ver el ingenio? ¿Enfado? ¿Cariño?
      Al verlo, siento como si fuera mío -dice sonriendo-. Si, ya lo veo como una prioridad, como mi casa.
    • ¿Cómo era Eldorado de aquel entonces?
      ¡Huy!, muy diferente al de ahora. Cuando yo llegué a Eldorado, en 1917, sólo había jacales, ni siquiera había una zona comercial como hay ahora. La única fuente de trabajo que había era el ingenio; también las tierras, pero las tierras también eran del ingenio, y en ellas se sembraba para abastecerlo.
    • ¿Ha progresado mucho?
      Sí ha progresado, pero no todo lo que debería. Ya ve usted que Los Mochis, por ejemplo, se desarrolló mucho gracias a su ingenio, pero Eldorado sigue muy atrasado. Por eso a mi libro lo intitulo “Eldorado, un pueblo contra su nombre”, porque no tiene nada de dorado, sino al contrario. Y es que las autoridades no le prestan atención. El alcalde Roberto Tamayo prometió en la presentación de mi libro que “le iba a echar la mano a Eldorado”, pero nada pasó. Y así han dicho muchos, pero el pueblo continúa con sus problemas añejos.
    • ¿Cuál fue su primer puesto en el ingenio?
      Empecé como practicante, que entonces les decían meritorias. Mi primer salario fue de un peso diario ¡imagínese usted! Luego de un año pasé al departamento de correspondencia y archivo. Dos años después entré como auxiliar de contabilidad y en 1933 pasé a secretaria de don Diego y del gerente, que en aquel entonces era don Adolfo Güemez.
    • ¿Qué puesto desempeña actualmente?
      Actualmente soy encargada del departamento de mieles incristalizables, que se exportan a los Estados Unidos.
    • ¿Cuánto tiempo fue secretaria de don Diego?
      Veintinueve años. Desde 1933 hasta que murió, en enero de 1963.

    Ingratitud de los Redo

    Es sabido por todos en Eldorado que para Don Diego la señorita Echavarría era vital. Incluso, en los meses en que él se trasladaba a la ciudad de México; junto con toda su familia, la llevaba consigo para que atendiera sus asuntos allá. Fue así como Esperanza Echavarría llevó estrechas relaciones con toda la familia Redo.

    • ¿Por qué se la llevaba don Diego a México?
      Es que los asuntos del ingenio se trataban allá. Cuando nos íbamos era en tiempos en que no había zafra, en los meses de diciembre a junio, y como él ya me tenía confianza, pues le gustaba que yo atendiera los asuntos allá, directamente con él.
    • ¿Cómo era don Diego?
      Era un hombre muy inteligente, muy buen administrador. Sabía mucho, pues estudió en Inglaterra y en otros lugares. El trato que tuvo para conmigo fue siempre de mucho respeto y mucha consideración, pero debo decir que en lo económico nunca fue muy espléndido. Puedo decir que me pagaba mal, y así fue siempre. Yo me fijo que cuando los empleados cumplen un cierto número de años les hacen algún reconocimiento, les dan algún estímulo. Pero yo cumplí 25, 30, 35 y más años y jamás recibí nada especial. Era muy bueno, pero en lo que se refería a dinero, nada. Igual sus hijos, que se hicieron cargo del ingenio luego de su muerte. Jamás se me reconocieron tantos años de servicio.

    El diario de Esperanza Echavarría,
    Crónica de la historia sinaloense

    En 1926, Esperanza Echavarría comenzó a escribir una especie de diario, en el que apuntaba todos los sucesos e importancia que se daban no sólo en Eldorado, sino en todo el país y en todo el mundo. Este diario lo inició cuando comenzó a trabajar en el ingenio.
    Registro Civil
    Hoy, a 57 años de haberlo iniciado, este diario, que hasta la fecha sigue escribiendo, se convierte en todo un documento en el que no sólo se narra la historia de 57 años hacia acá, sino también gran parte de la historia del México Porfiriano y de la Revolución, pues, como ya se dijo, la señorita Echavarría transcribe las memorias de su jefe don Diego Redo.

    Registro Civil

    • ¿Cuál era su propósito cuando comenzó a escribir su diario?
      Bueno, es que a mí siempre me ha gustado mucho la historia y también me ha gustado mucho escribir. Y un día, cuando recién comencé a trabajar, decidí hacerlo. No es en realidad un diario, porque no escribo en él a diario, sino sólo cuando sucede algo importante. Todos los días leo los periódicos y es cuando apunto en ésta, que más bien puede llamarse agenda, los sucesos relevantes.
    • ¿De qué sucesos que aparecen en su diario nos podría platicar?
      Pues, por ejemplo, de las guerras que se han dado en el mundo, incluyendo por supuesto la Segunda Guerra Mundial. Están también las muertes de presidentes, como Kennedy, los tratados internacionales y nacionales más importantes. Están los viajes espaciales, el primer viaje a la luna, los ganadores del premio Nóbel.
    • Es decir, todo lo que ha hecho historia…

    Sí, pero no sólo eso; también están registrados en esta libreta los acontecimientos sociales que en su momento captaron toda la atención. Están todas las “Miss Universo”, sus nombres, sus nacionalidades y los países donde se celebraron los concursos. También los bautizos, las bodas de la gente de Eldorado y otros lugares.

    La interrumpe su sobrina María del Rosario quien dice: Algunos matrimonios olvidadizos le preguntan a ella las fechas de nacimiento de sus propios hijos.

    Sí -dice sonriendo la señorita Echavarría-, ya hasta hago el papel de registro civil, porque a la gente se le olvidan las fechas de sus matrimonios, de los nacimientos de sus hijos, etcétera, y como ya saben que yo todo lo tengo apuntado, pues van y me preguntan a mí.

    Aunque a veces esto me ha traído problemas, como una vez que una muchacha se enojó mucho cuando supo que yo tenía apuntada la fecha de su nacimiento, porque se quitaba los años; quien veía mi diario, se enteraba de su verdadera edad.

    El Coloso, La Aurora… Eldorado

    • ¿Y de los tiempos que no vivió usted pero que están registrados en la agenda? ¿Qué nos podría decir?
      Bueno, yo ahí tengo apuntadas algunas cosas sobre los padres de Don Diego, don Joaquín Redo y Balmaceda y doña Alejandra de la Vega de Redo. Doña Alejandra era miembro de una de las familias de más prosapia de Sinaloa, lo mismo que don Joaquín. El papá de doña Alejandra tenía una fábrica de hilados y tejidos en Culiacán llamada “Vega Hermanos”, que dio a su hija como dote cuando ésta contrajo matrimonio con don Joaquín. Y fue don Joaquín quien llevó esta fábrica a un enorme progreso y la llamó “El Coloso”. Luego puso cerca de “El Coloso” un ingenio, al que llamó “La Aurora”. Estás industrias dieron un enorme progreso no solo a Culiacán, sino a todo Sinaloa. Luego, en 1900, fundó el ingenio de Eldorado, en unas de sus tierras de su propiedad que hasta entonces no tenían nombre alguno. No sé por qué, pero le gustó para nombre del ingenio “Eldorado”, y así unido, porque lo correcto se supone que debiera ser El Dorado”, pero, en fin, a él así le gustó. Luego se le presentó a don Joaquín un problema grave: no había gente que trabajara en el ingenio. Pero él encontró una solución: se llevó para allá un montón de presos, pero que a pesar de todo eran gente buena, que habían cometido delitos menores, pero que no eran criminales. Esto lo hizo con la anuencia del gobernador. Así fue formando el pueblo, que tomó como nombre el del ingenio: Eldorado. Don Joaquín sólo llegó a ver una zafra, porque pronto murió. Entonces su hijo Diego fue quien se hizo cargo de los negocios, pero en 1911, estando la Revolución en su apogeo, y siendo el gobernador de Sinaloa, las tropas al mando del general Iturbe tomaron la plaza de Culiacán. Antes, y ante la negativa de don Diego Redo de entregar la ciudad, quemaron la Aurora y El Coloso.
    • ¿Nunca se volvieron a levantar estas industrias?
      El Coloso no, pero La Aurora sí. Éste fue un duro golpe a la fortuna de Los Redo. Así, su principal sostén ahora “Eldorado”.
    • ¿Cómo cree que haya sido don Diego como gobernador?
      Pues yo creo que fue del mismo tipo de don Porfirio Díaz; pues además de estar en un sistema de gobierno, fue amigo íntimo de él. Un gobernador absolutista. Yo creo que en un tiempo sí era conveniente que se gobernará de ese modo. Pero ya se llegó a un estado en que ya no se debía ser así… Ya no era posible.
    • Se ha discutido mucho acerca de que si fue o no el general Ramón F. Iturbe quién ordenó destruir El Coloso y La Aurora. ¿Que decía don Diego?
      Pues él siempre estuvo seguro de que fueron los revolucionarios. Lo que nunca se supo fue si quemaron las industrias por orden de Iturbe o si fue cosa de ellos solos que no pensaron en lo que estaban haciendo. Lo cierto es que Iturbe siempre negó que él haya tenido que ver.

    La familia Redo

    • ¿Y qué ha sido de la familia Redo?
      Primero le voy a platicar una cosa: los hijos de don Diego: Alejandro, Joaquín y Diego Redo Vidal Soler, se hicieron cargo del ingenio luego de la muerte de su padre. Pero las deudas se fueron acumulando y un día el gobierno les embargó el ingenio. Todos los Redo se fueron entonces a México y desde entonces solo vuelven para acá una o dos veces al año, pues ya no tienen que administrar el ingenio, que pertenece ahora al gobierno. Como a un kilómetro de Eldorado tienen ellos unas tierras y una enorme casa, a donde vienen en Navidad o semana santa. Los hijos de don Diego ya casi no vienen; los que vienen son los nietos.
    • ¿Y cómo es ahora su relación con ellos?
      Llevamos muy buenas relaciones, pues a todos ellos, que ahora ya son jóvenes, yo los conocí de niños. Y fíjese qué curioso: a todos les ponen los mismos nombres que han tenido sus tíos, sus abuelos, sus padres: Joaquín, Diego, Alejandro, etcétera. Lo que cambia son los segundos apellidos. Los Redo de ahora son Redo Martínez del Río, Redo Hoeffer y Redo Rodríguez.
    • ¿No se vino a menos la familia?
      No, de ninguna manera. Siguen teniendo mucho dinero, y allá en México se desenvuelven sólo entre las clases altas.
    • ¿Los ve siempre cuando vienen?
      Sí, por lo general. Uno de ellos estuvo presente en la presentación de mi libro. A todos les ha gustado mucho. Hace poco me presentaron a una amiga de ellos, una francesa que escribe para periódicos de París y Nueva York, para que le hablara sobre la historia de Eldorado. Creo que ella luego publicó algo en los periódicos en que escribe.

    Su libro, hasta en Japón

    • De manera que Eldorado ya se conoce en el extranjero.
      Sí, sí. Hay mucha gente que ha enviado mi libro a otros países, principalmente a Estados Unidos y Japón. Se lo envían a familiares y amigos.
    • Me imagino que para escribir el libro fue necesario su diario.
      Claro. No tengo mala memoria, pero me hubiera sido imposible recordar tantas cosas.
    • ¿Le ha dejado muchas satisfacciones su libro?
      Muchísimas. Una de las primeras fue que se hayan acabado en un tiempo cortísimo todos los ejemplares de la primera edición. Y la segunda también ha tenido buena acogida; aunque ya no se han vendido tantos. Quizá es porque ya no los anuncian, y la gente, cree que ya no se vende, pero todavía se puede adquirir en las oficinas de Noroeste. Modestia aparte, tengo que decirle que las felicitaciones que he recibido, los gestos de cariño, han sido la más grande todas las satisfacciones. Les he regalado libros a muchas personas que aparecen en él o a sus descendientes. Le regalé uno a la esposa del gobernador una vez que comí con ella durante una gira que hizo a Eldorado. También a Lupita Alvarado de Tamayo, porque su mamá fue muy amiga mía. A Elvira Oles, que era de Eldorado. Luego, una vez que me la volví a encontrar, Lupita me dijo que Elvira se había puesto muy contenta con el libro porque le hizo recordar muchas cosas de su juventud.

    Popular en todo el Eldorado

    • ¿Y la gente de Eldorado cómo reaccionó ante la publicación del libro?
      La reacción fue fabulosa. Todas las familias compraron el libro. Y ahora, en donde me encuentran, me hacen comentarios sobre él. Cuando se presentó, me hicieron entrevistas en la televisión y el periódico. Luego la gente ya me conocía, cuando me encontraban me preguntaban: “Oiga, ¿usted es la que salió en la tele?”-
    • ¿Cómo son sus relaciones con la gente de allá?
      Muy buenas, casi se puede decir que todo Eldorado me conoce, y tome en cuenta que ya son 10 mil habitantes. Yo no los conozco a todos, sobre todo, a niños y jóvenes, pero cuando alguno se me acerca, pues yo lo trato como si lo conociera, porque conozco a sus padres, a su familia.

    Singular la vida de Esperanza Echavarría

    Resulta apasionante la historia de Eldorado contada por la señorita Esperanza Echavarría. Sus recuerdos, sus apuntes.

    Pero la vida personal de ella es también sumamente interesante, diferente al común. Es por todos conocida en Eldorado por su moral intachable, por su vida digna y por su bondad, siempre al servicio de los demás.

    Pertenece a una de las familias más antiguas de esta región. Los Echavarría, según cuenta ella misma, provienen de una pareja de españoles que llegaron hace siglos a Durango.

    Luego, cuando estaba en su apogeo la riqueza mineral de Bacubirito, se trasladaron hacia allá. Sus descendientes posteriores se diseminaron después por distintas regiones de Sinaloa.

    Ella nació en Mocorito (por cierto, un 9 de diciembre, al igual que don Diego Redo), pero contando con sólo 6 años de edad, emigró junto con su familia a Eldorado, donde su padre comenzó a trabajar en el ingenio. Y ésta fue, desde entonces la llegada de Esperanza Echavarría a aquel pequeño pueblo, que pronto se convertiría en su espacio vital.

    Nunca se casó

    El matrimonio formado por los señores Miguel Echavarría y María de Jesús López de Echavarría procreó cinco hijos: Esperanza, María, Consuelo, Teresa, María de Jesús y Miguel. Todos, excepto Esperanza, se casaron y a la fecha ya son abuelos.

    Miguel Echavarría (hijo) es, por cierto, el actual juez de Eldorado.

    Los habitantes más antiguos de Eldorado recuerdan a la señorita Echavarría en su juventud como una de las muchachas más bellas y asediadas del lugar. La recuerdan también como una joven recatada, pulcra y trabajadora, sin embargo, pese a que contaba con todos los requisitos que se pedían a las muchachas casaderas de aquellos tiempos, se quedó soltera.

    • ¿Por qué no se casó, señorita Echavarría?, le preguntamos ya con la confianza que nos había dado a lo largo de la entrevista.
      Pues, como decimos en mi pueblo: no me tocaba.
    • ¿Le pesa?
      No, para nada -contesta rápidamente-. Yo viví mi juventud como debí haberla vivido. Fui siempre de carácter muy alegre, tuve muchos novios, organicé infinidad de fiestas, porque los bailes anuales de Eldorado yo los organicé durante 32 años. Fíjese usted que fue hasta que tenía 35 años de edad cuando me di cuenta que “me había quedado”. Y jamás sentí amargura, porque gocé mi juventud.
    • Algunas personas dicen que para la realización plena de la mujer es necesaria la maternidad ¿cree usted en esto?
      Sí, estoy de acuerdo, pero eso no quiere decir que esté yo frustrada; simplemente no me realicé por completo. Tengo en cambio otras satisfacciones que si me hubiera casado no las hubiera tenido, porque el matrimonio impide muchas cosas. Pero yo les recomiendo a todas las muchachas que se casen, que tengan hijos, que no le den todo su tiempo al trabajo, No estoy de acuerdo en que las mujeres se queden solteras por darle todo su tiempo al trabajo, a su carrera. Yo no me quedé soltera por esto, sino porque Dios así quiso que fuera.
    • ¿Se quedó usted sola?
      No, gracias a Dios. Aunque vivo sola, tengo todavía a mis hermanos, sus hijos son mis hijos, y sus nietos son como los míos. Actualmente tengo más de 60 sobrino nietos -dice sonriendo-, Además, me llevo muy bien con toda la gente de Eldorado.

    Su próximo libro: la familia Redo

    • ¿Y cómo logra no sentirse sola ni frustrada?
      Pues yo creo que esto ha Sido gracias a que siempre tengo algo qué hacer. Cuando no estoy trabajando, escribo o me dedico a organizar mi colección filatélica.
    • ¿Desde cuándo escribe?
      No recuerdo desde cuándo, pero tengo muchos cuentos cortos y algunas novelas. Soy colaboradora del suplemento cultural dominical de Noroeste. Estoy pensando ya en escribir un nuevo libro: La familia Redo, pero de esto aún no hay nada concreto.

    Pita y Lupita

    • ¿Por qué mucha gente le dice: Lupita?
      Bueno -sonríe-, es que en mi casa desde niña me decían de cariño “Pita”. Luego todos en Eldorado me decían así. Y con el paso del tiempo, la gente que oía que me llamaban de ese modo creía que era “Lupita”, y así se me quedó. En Eldorado todos me conocen por Pita o Lupita.
    • Ahora que nos habla de su tiempo libre, recordamos que usted también hace labor social.

    Sí, pertenezco al comité de damas del Club de Leones. Conmigo hicieron una excepción, porque en ese comité todas deben estar casadas, pero luego decidieron aceptarme a mí y a otra que también es soltera, pero con el título de “socias honorarias”. Y sí, ayudamos a la comunidad, con lo que podemos. Ahorita, por ejemplo, estamos ayudando a tres muchachos de escasos recursos en sus estudios.

    • ¿Nunca ha recibido usted un homenaje o reconocimiento por su labor o por su antigüedad en su trabajo?
      Como le decía anteriormente: en todos los años en que el ingenio fue de los Redo, no recibí nada. Pero ahora que es del gobierno sí he recibido algunos reconocimientos. Cuando cumplí 46 años de labor recibí dos pequeños homenajes. Cuando cumplí 50 años, se me ofreció una misa y fiesta a la que asistieron todos los demás empleados. Fue muy bonito esto.
    • Si a los empleados del ingenio los jubilan a los 30 años de servicio ¿por qué a usted no la han jubilado?
      Porque dicen que ahorita no hay presupuesto para jubilar gente. Los Redo nunca jubilaron, solo indemnizaban, pero a mí nunca quisieron dejarme ir.
    • ¿Es usted la empleada más antigua del ingenio?
      Sí, pero creo que no sólo del ingenio, sino de toda la industria azucarera.
    • ¿Y no se quiere jubilar?
      Pues la verdad sí, pero yo no voy a exigir nada; si ellos, mis superiores, me jubilan, bien, sino pues también.
    • ¿Está cansada?
      Físicamente sí, porque es natural, pero mentalmente creo que aún puedo seguir adelante; aún estoy apta para hacer muchas cosas. De jubilarme, todo mi tiempo lo dedicaría a escribir, escribir más de mis recuerdos, más de mis ideas, más de mí misma… Lo cierto es que, trabajando o no en el ingenio, jamás dejaría Eldorado… Esta es mi tierra, es mi vida…

    11, 12 y 13 de octubre de 1983
    Noroeste

    Dedicado a los protagonistas de esta entrevista realizada en 1983; la escritora Esperanza Echavarría y Luis Enrique Ramírez, como un tributo al legado otorgado para la historia sinaloense.

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