La designación de candidaturas siempre será polémica, sencillamente porque no alcanzan los espacios para todos. Las demandas de democracia y cambio de reglas llegan tarde porque preocupa más el ser electo que los métodos. Algunos de los demandantes fueron beneficiados en coyunturas pasadas y cuando no se vieron en las listas cambiaron su rol de defensores de la civilidad política por la de activistas en defensa de la democracia. Si su nombre aparece en los consensos, la causa llegará a su fin. El tiempo dirá si hay organización real o solo fueron las emociones del momento.
El partido desde su creación utiliza las encuestas para resolver el tema de las candidaturas. Ya son 9 años traducidos en victorias que permitieron ganar diputaciones, ayuntamientos, gubernaturas y la presidencia de la república. Si durante este sexenio, partiendo de la premisa de ayudar al presidente como jefe político, a consolidar el proyecto en su primera etapa dio resultados ¿por qué cambiar?
La última instancia es la Comisión Nacional de Elecciones y el Comité Ejecutivo Nacional. A unos meses de comenzar las campañas la reflexión debe llevarse hasta el 2025 en el marco de la renovación de las dirigencias y los consejos en los estados. Si los inconformes quieren cambiar los métodos de selección de candidatos, el Congreso Nacional y el Consejo son las instancias clave. Esa es la coyuntura política para generar cambios reales y está supedita a la organización territorial porque los congresistas son electos por el voto de los afiliados en los distritos federales.
Morena Sinaloa tiene poco más de un año de retomar su vida institucional. Sus dirigencias ahora están encaminadas a ocupar o mantenerse en cargos de diputaciones, alcaldías y quizás en regidurías. El rol del partido debe ser el de conducir los trabajos de organización en los procesos electorales, propiciar el diálogo entre autoridades y simpatizantes, concientizar bajo la perspectiva de Escuela Política de Enrique Dussel. Pensar el partido como espacio común, y no como plataforma unipersonal, es necesario.
El fin del sexenio federal se acerca. El concepto de partido, candidaturas y organización está pensado desde la perspectiva del lopezobradorismo. El segundo piso de la 4T está trazado y la ruta es Claudia ¿se mantendrán las mismas ideas y reglas pensadas en una militancia menos politizada y poco organizada? Creo que sería un riesgo innecesario e insostenible. El legado más importante de López Obrador no está en las obras de infraestructura o en los programas sociales sino en la politización de los indiferentes.
Ahora la agenda está en concretar el Plan C en el marco de la sucesión presidencial. No es tiempo de revoluciones internas ni en sacudidas basadas en aspiraciones legítimas, pero sin impacto social. El mundo no acaba ni comienza con la definición de candidaturas en morena, quizás si en la oposición sin proyecto. Cuidado con perderse en los árboles y no pensar en el bosque.