Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)
Hace unos cuantos días circuló en redes sociales sorprendentes imágenes del sol con “huecos” visibles en su circunferencia. Las imágenes; si bien, no son inusuales, no dejan de impactar por la precisión que nos muestra los sucesos que ocurren al interior del astro rey. Los científicos aseguran que los procesos observados no son para preocuparnos pues son parte de los ciclos normales de nuestra enana blanca; sin embargo, la imagen desató una serie de comentarios interesante en el ciber espacio.
La gran mayoría de los comentarios vertidos sobre el fenómeno solar fueron de asombro y curiosidad; por otro lado, una parte importante lanzó comentarios bastante preocupantes. Más allá de las teorías de conspiración cotidianas sobre cualquier fenómeno natural que se presente y la ignorancia rampante de las redes sociales, los comentarios más preocupantes giraban en torno a que es tiempo que la humanidad se extinga: humanos pidiendo que su propia especie deje de existir.
Hace poco el magnate, ingeniero e impulsor de la carrera espacial Elon Musk mencionó en una entrevista estar muy preocupado por las ideas en las nuevas generaciones. No entendía la tendencia de muchas personas por querer desaparecer a la especie humana. Tiene razón. Hay una preocupante tendencia en algunos sectores que, ante cualquier plataforma, piden de manera sólida la desaparición de los humanos. El dueño de Tesla fue muy draconiano en sus puntos de vista; para el multimillonario, las personas están construyendo ideologías parecidas a cultos de muerte. Termina el segmento de la entrevista pidiendo diciendo que las personas que tanto odian a la humanidad deberían comenzar por desaparecerse a sí mismas.
Coincido con Elon Musk en la apreciación que las nuevas generaciones tienden a romantizar la idea de una realidad sin humanos. Algo está sucediendo para “desnaturalizar” a nuestra propia especie. De acuerdo a múltiples estudios (se pueden encontrar en diferentes revistas especializadas de ciencia y búsquedas libres en sitios de ciencia) el 99% de las especies que han existido en la tierra han desaparecido. Las especies se extinguen desde antes que el ser humano apareciera en la tierra. Es un proceso natural; sin embargo, el ser humano es la primera especie que esta consciente de su propia extinción y puede tomar medidas para hacerlo.
Personalmente no soy muy adepto a la convivencia con las personas. Trato de evitarlo. Es muy complicada la interacción entre personas. Me siento mejor con muy poca compañía. También considero que son muy pocas personas que producen cambios positivos en la vida personal; sin embargo, soy un fanático apasionado cuando se trata de la humanidad como concepto general. En otras palabras: no me gusta la mayoría de los individuos, pero me encanta la idea del Ser Humano como especie.
Eventualmente, la humanidad está destinada a desaparecer de la tierra; sin embargo, si aguantamos unos cuantos siglos más (cosa bastante probable) la humanidad podrá florecer en otros mundos. Para muchos esto es una mala noticia. Para los odiadores de la humanidad, la idea de las personas esparcidas por el universo les produce repulsión.
Regresando a nuestro planeta y dejando para otras ocasiones nuestros desvaríos interplanetarios es importante entender el fenómeno del autodesprecio como especie. Entiendo el concepto de vernos a nosotros mismos como depredadores de la naturaleza buena y sabia, pero ya lo dijo el gran filósofo Montgomery Burns: “Durante milenios la naturaleza quiso matarnos de todas las maneras posibles; hoy que nosotros podemos matarla a ella comienza a llorar”…. El chiste simpsoniano tiene algo de razón. Hoy somos más dueños de nuestro propio destino que las pobres almas que vivieron en este planeta hace 10,000 años que cualquier ventisca los borraba de la existencia.
Somos los herederos de la lucha de cientos de miles de años por sobrevivir. Es una afrenta a cientos de millones de personas que buscaron perpetuar la especie pedir desde la comodidad de nuestros dispositivos electrónicos la aniquilación de todos nosotros. Nos convertimos en herederos mimados y juniors evolutivos. Si la realidad de nuestra especie no nos gusta hay que transformarla; no pedir la extinción desde el nihilismo acomodaticio.
¿Usted qué opina, amable lector? ¿Que venga el meteorito destructor o mejor desviar el meteorito?