El Director General del Instituto Marakame, Rodolfo Moreno Ramírez y Marina Carrillo Díaz, presidenta de las Mujeres de los Pueblos Originarios de Nayarit, en entrevista con Grupo Imagen, coincidieron por separado que el consumo de cristal, ya se da en menores de 8 a 10 años.
TEPIC. La falta de políticas públicas del gobierno de Miguel Ángel Navarro Quintero contra las adicciones en la ciudad y comunidades indígenas de Nayarit, generó un aumento en el consumo de drogas sintéticas en menores de edad.
Para el Director General del Instituto Marakame, Rodolfo Moreno Ramírez y Marina Carrillo Díaz, presidenta de las Mujeres de los Pueblos Originarios de Nayarit, en entrevista con Grupo Imagen, coincidieron por separado que el consumo de cristal, ya se da en menores de 8 a 10 años.
De acuerdo con la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), las drogas sintéticas, como el cristal, ha desplazado a la marihuana, como un estupefaciente de primer contacto por el fácil acceso que se tiene para conseguirla en la entidad.
A decir de Rodolfo Moreno Ramírez, Director General del Instituto Marakame, dependiente del Gobierno de Nayarit, el consumo de los estupefacientes en menores de edad, ya no perdona el extracto social, mucho menos la edad.
“Ahora tenemos el consumo de sustancias, sin importar estrato social, sin importar el grado académico y muy desafortunadamente en niñas y niños; hablarte de 8-9 años con consumo de sustancias, una edad promedio de inicio de los 10 años en un consumo de sustancias, pues hablar de un estado grave que implica toda esa parte de toda esta política pública”.
Agregó que la pandemia de Covid 19, fue un parteaguas en el aumento en el consumo de las drogas y el alcohol (como droga legal), principalmente en algunas comunidades de la entidad, debido a que ya no se enfocan en un grupo etario o un perfil de trabajadores del campo.
“Es un problema que se ha mantenido de manera muy lastimosa, de manera sostenida que quiere decir esto, se ha venido incrementando durante los últimos años. Los últimos datos de acuerdo a la Encuesta Nacional contra las Adicciones, tenemos, ahora sí que el doble del porcentaje en consumo en comparación del 2008 al 2017-2021 que son los últimos registrados”.
Es una realidad que la administración del morenista Navarro Quintero, no tiene políticas públicas contundentes, sobre todo en las comunidades indígenas, dónde como es sabido, nunca llegan las atenciones médicas, psicológicas, mucho menos la atención para las adicciones.
Para Marina Carrillo Díaz, presidenta de las Mujeres de los Pueblos Originarios de Nayarit, el gobierno del estado, se olvidó nuevamente de las comunidades de Coras, Huicholes, Tepehuanos, Mexicaneros y mestizos que habitan la zona montañosa de la Sierra Madre Occidental.
“Qué nos tomen en cuenta también más en las comunidades indígenas, campañas de atención psicológica, de prevención. En las comunidades, son muy organizadas y la verdad que las mujeres, están llamando a este tipo de atención emergente, que llegue a las comunidades”.
Denunció que el consumo de cristal, se está dando, incluso dentro del albergue que se encuentra en su comunidad Paso de Álika del municipio del Nayar, donde el consumo del alcohol y los estupefacientes, se ha vuelto un caso grave.
“Ha sido bastante el incremento, se hacía exacerbado sobre las sustancias tóxicas, llamadas cristal en las comunidades indígenas e incluso los niños ya ahorita las están consumiendo hubo el caso de un albergue donde ellos están suscitando en menores de edad el consumo de esta droga”.
La activista Carrillo Díaz, exigió al gobierno del estado que envié brigadas con médicos para que se atienda el creciente impacto del consumo de estupefacientes y alcohol que aclaró que es la droga más mortífera y pese a ello se encuentra totalmente normalizada entre la sociedad.
Dijo que las sustancias psicoestimulantes, se han comenzado a utilizar incluso desde los 8 años; es decir, se han detectado en diversas comunidades indígenas, menores de edad que ya son adictos al cristal, lo que deriva en la descomposición familiar, pobreza, deserción escolar y violaciones en niñas de 12 a 14 años, un problema que tampoco ha sido atendido por la administración de Miguel Ángel Navarro Quintero, quién ya se olvidó de las comunidades indígenas.