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¿Qué estás haciendo por tus hijos?

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¡Hola! ¿Cómo van? Yo aquí siguiendo en este viaje, tratando de mantener mi sueño, que a veces lo difícil no es realizarlo sino mantenerlo. Un maestro alguna vez me comentó: Ten cuidado con lo que sueñas por que se te puede hacer realidad. Y pues, aquí andamos.

Cuando regresé a esta ciudad después de haber estado seis años fuera para mi preparación, ingresé a trabajar al IMSS y gracias al Dr. Lamberto Moreno (QEPD) me pude desenvolver en el área de mi experiencia. Un día llegó y me dijo que si yo podía dar una plática en una sesión general del hospital, aunque tengo que ser sincera, siempre he tenido fobia escénica pero no podía decirle que no, así que me dio a escoger el tema y en ese momento recordé que recientemente había leído un articulo sobre los efectos de la obesidad en el aparto cardiovascular en niños y me dije ¿por qué no? Ese tema resultará interesante y fácil. ¿Fácil? ¡Sí, cómo no!

Me puse a investigar un poco mas a fondo para ser la presentación más interesante y conforme buscaba iba encontrando más y más información, encontrando que en ese momento (estoy hablando del 2007-2008) México estaba en el primer lugar de obesidad infantil a nivel mundial. Sinceramente, yo me sorprendí y me di a la comitiva de seguir investigando y hasta la fecha siempre encuentro cosas nuevas siendo un tema de interés personal.

Desde ese tiempo he notado que las enfermedades crónico-degenerativas, como son la hipertensión y la diabetes, se están presentando en edades mas jóvenes, y con la pandemia esto ha tenido un crecimiento exponencial. En el momento que el mundo se detuvo, los niños y jóvenes también se detuvieron, su actividad física paso a ser cero, empezaron los malos hábitos de sueño-vigilia, malos hábitos de horas de comida, alto uso de aparatos electrónicos, todo esto contribuyo a generar mas estrés y ansiedad en una generación que de por si, su tolerancia a las dificultades de la vida es difíciles de manejar y esto me hizo pensar que la obesidad será nuestra nueva pandemia para vencer.

Anteriormente era muy extraño que, como cardiólogo pediatra valorara pacientes jóvenes por hipertensión, ya que en niños las causas generalmente son secundarias a otras enfermedades, pero ¡oh, sorpresa! las consultas por hipertensión arterial incrementaron significativamente en forma alarmante sin encontrar una segunda causa, siendo solamente la obesidad como único factor de riesgo.

Lo más triste y preocupante de todo es que los padres no le estamos tomando la importancia que se debe. Un día llevó una señora a su hijo, siendo el motivo dolor en el pecho a la revisión lo que encontré fue obesidad e hipertensión, y yo lo único que oía es cómo la madre se quejaba de los malos hábitos del niño, de su mala alimentación, de no obedecer, de la ingesta alta de alimentos chatarra y en todo el tiempo haciendo responsable al adolescente por lo cual lo único que hice fue comentarle: pero señora, ¿Quién le llena el refrigerado a su hijo? ¿De dónde obtiene el dinero para ir a comprar su comida chatarra? ¿Quién hace la comida en casa?

El problema no es que los niños hagan caso, el problema es que la obesidad infantil en una enfermedad familiar, donde se envuelve todo el entorno tanto familiar y social que rodea al niño y adolescente, y si ambos padres cuentan con malos hábitos, es imposible pedirle a un joven de 14 años en plena adolescencia que se haga responsable de sí mismo.

Siempre he dicho, la obesidad en pacientes jóvenes es peor que una mujer deprimida y sin dinero en un centro comercial, lo que hace ver a las tragedias griegas como comedias de Televis. Con esto, quiero decir que es algo muy difícil de vivir y como diría SUN TZU en su Manual del Guerrero: si quieres ganar una guerra tienes que valorar las posibilidades que tienes de ganar, si no ves alguna posibilidad o no vale la pena , ni lo intentes, en este caso, creo que vale la pena desatar la Guerra. Como padres perderemos algunas batallas, pero al final se ganará y los vencedores serán nuestros hijos.

Tú, como padre de familia, ¿Qué estás haciendo por tus hijos? ¿Ya están haciendo ejercicio? ¿Qué tipo de alimento se están consumiendo en nuestros hogares? ¿Ya te preguntaste si tu hijo está ansioso o deprimido? ¿Cómo piensas ayudarlo?.

Ya es momento de que el mundo se vuelva a mover, que nuestros hijos se vuelvan a mover, romper esas cadenas de malos hábitos. Hay que comprometernos, ellos nos necesitan más que nunca. La pandemia, aunque aún no ha terminado, es algo con lo que tenemos que aprender a vivir, ahí ya no se puede hacer más y solo queda cuidarnos con las medidas que ya hemos aprendido en estos dos años. En cambio, podemos cambiar la vida de un adolescente y convertirlo en un adulto más sano y más fuerte tanto física como mentalmente para las próximas pandemias, que espero no sean muchas.

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