Así lo señaló en diálogo exclusivo con Infobae, Sarah M. Coyne, una de las investigadoras más relevantes de la Universidad Brigham Young, en Utah, EU. Cómo revertir esta situación
En este punto, las otras personas de la tienda te están mirando. Alguien niega con la cabeza y lanza una mirada de desaprobación que grita: “¿por qué no podes controlar a tu hijo?”. Así que recurrís a una táctica a la que han recurrido muchos padres: le pasás a su hijo su teléfono celular. Deja de llorar inmediatamente, felizmente absorto, mientras podés terminar tus compras en paz. ¡Problema resuelto! ¿O no?
Sarah M. Coyne es profesora de desarrollo humano en la Escuela de Vida Familiar de la Universidad Brigham Young, en Utah, EE.UU. Habla regularmente con familias y adolescentes sobre el uso de los medios de comunicación de manera positiva. Es promotora del estudio Efectos de los medios en el desarrollo desde la infancia hasta la adultez (M.E.D.I.A. por sus siglas en inglés Media Effects on Development from Infancy to Adulthood,), único en el mundo.
En ese camino de su investigación, estudia a 510 familias de nativos digitales intentando trazar sus actitudes y comportamientos. En entrevista exclusiva con Infobae, analizó qué sabemos hoy de la generación centennial.
Es cada vez más habitual el usar un dispositivo para calmar o serenar a un niño, Coyne explicó a Infobae: ”Es una estrategia que se llama regulación de las emociones de los medios y ocurre cuando usan los medios para ayudar a manejar las emociones difíciles de sus hijos. En el momento, parece ser muy efectivo. Pero, esta simple estrategia afecta la forma en que los niños manejan las emociones en general. Y podría ser contraproducente para nosotros a largo plazo, tal vez aumentando las rabietas en general. Esto es lo que intentamos examinar en nuestro estudio reciente sobre los medios de comunicación y los niños pequeños”.
Otro aspecto importante,que ha aumentado con la pandemia, es el tiempo de exposición a las pantallas. El uso de los dispositivos está aumentando en cantidad de horas y disminuyendo en edad de los niños que los usan.
“Los padres informan que, en promedio, los niños menores de dos años están en las pantallas durante aproximadamente una hora al día. Los pequeños usan los medios de comunicación por muchas razones con distintos resultados de desarrollo. Algunos dispositivos son excelentes para los niños, ya que les ayudan a entablar relaciones más estrechas con familiares que viven lejos o les ayudan con las matemáticas y el lenguaje. Sin embargo, otras formas de uso de las pantallas pueden dañar el desarrollo cognitivo de un niño pequeño y acortar la capacidad de atención”, resaltó Coyne.
-¿Por qué es relevante para los niños el uso de los dispositivos para regular las emociones?
-Actuar sobre las emociones se vuelve vital para los padres porque los bebés y los niños pequeños luchan por regularlas por sí mismos; pero necesitan ayuda. Por ejemplo, supongamos que un bebé está llorando. En ese caso, a menudo necesitan que alguien los levante y los cargue para calmarse, usando el cuerpo adulto para regular lo que les pasa y aprendiendo por sí mismos a hacerlo de ese modo. Cuando los padres les dan un teléfono a sus niños pequeños para calmarlos, estos puede adquirir el hábito de depender de las pantallas cuando las cosas se ponen difíciles. Esto podría conducir a un uso de medios problemático o adictivo más adelante en el desarrollo.
-¿Este es uno de los puntos que intentaron probar en la última investigación?
-Efectivamente. Para hacerlo realizamos un estudio preguntando a los padres con qué frecuencia usaban los dispositivos para calmar a sus niños pequeños (de 2 a 3 años). Descubrimos que esto era relativamente común: solo el 3% de los padres dijeron que nunca usan los medios para regular las emociones de sus hijos, mientras que el 19% dijo que los usan con frecuencia. Y ese uso aumentaba si sus hijos tenían un temperamento difícil. Los padres también les dieron dispositivos a los niños más extrovertidos. Estos pequeños pueden tener mucha energía y, a menudo, ser exigentes. Piden más interacción social y emocional de sus padres como por ejemplo, hablar en exceso, querer que jueguen mucho con ellos. De manera similar, los niños que se enojan rápidamente pueden desgastar a los padres con la misma velocidad.
-También analizaron las reacciones de los niños
-Hicimos que vieran un episodio de “Daniel Tigre” durante cinco minutos. Este programa en particular trataba sobre la regulación de las emociones y qué hacer cuando estás molesto. Detuvimos inesperadamente el programa en medio del episodio y luego vimos lo que hicieron los niños durante los siguientes minutos. Descubrimos que los pequeños tenían más probabilidades de hacer berrinches cuando los padres informaban que usaban los dispositivos. Este es un indicador temprano del uso problemático de las pantallas, que puede conducir a una adicción cuando los adolescentes mayores y los adultos todavía dependen de los medios para regular las emociones difíciles.
-¿Qué le diría a los padres que argumentan que es muy complejo que sus niños se sienten en el auto o a comer en un restaurante sin una escena?He estado allí. Tengo cinco hijos pequeños y hemos tenido una buena cantidad de rabietas públicas. A veces, hemos recurrido a dispositivos; después de todo, es una herramienta excelente. El objetivo es evitar el hábito de recurrir a las pantallas cuando su hijo expresa emociones difíciles.
-Cómo puede evitarse el exceso de pantallas
-Es necesario validar las emociones de nuestros hijos y demostrar empatía. “Es aburrido sentarse en un carrito de la compra durante una hora mientras tus padres van al supermercado. Probablemente yo también me aburriría”. Nombre la emoción del niño, por ejemplo, “supongo que se siente aburrido (o enojado o triste) estar sentado allí. Lo entiendo, ¿Cómo puedo ayudarte?” Simplemente validar y expresar empatía podría ser suficiente para disuadir un colapso total. Si validar y mostrar empatía no funciona, es aconsejable prepararse con una mochila de herramientas que puede usar para ayudar a distraer a su hijo sin incluir los dispositivos. Juguetes, stickers y libros que solo usa cuando sale, para que sean nuevos y estén en buen estado. Si aún así no funciona, hay que detenerse y pensar. Si el adulto se desborda nunca ayuda. Hay que detenerse, respirar al menos unas diez veces de manera profunda y darse a uno mismo un segundo para pensar.
-Si un adulto cae eventualmente en los dispositivos, ¿perjudica a su hijo? ¿Cuál es la medida justa?
-No debería sentirse culpable si los utiliza en raras ocasiones. Seguramente no será el primero ni el único padre en usarlos para ayudar a un niño pequeño que llora a calmarse. Trate de enfocarse en hacer algo más que usar las pantallas y guardarlas, como un largo viaje en avión. Sentirse culpable cada vez que le da a su hijo un teléfono o una tablet no va a ayudarlo ni a usted ni a su hijo. Lo esencial es centrarse en que estamos ayudando a nuestros hijos a reconocer que las emociones difíciles están bien y que pueden usar muchas herramientas diferentes para lidiar con ellas.
-¿Los videojuegos generan adicción?
-En la literatura se debate acaloradamente si los videojuegos se vuelven patológicos o adictivos por naturaleza. Varios estudiosos no creen que los dispositivos puedan ser adictivos. Sin embargo, una gran cantidad de otras investigaciones indican que pueden volverse destructivos para la vida familiar. Por lo tanto, es importante que las familias reconozcan cuándo los videojuegos son un entretenimiento inofensivo y cuándo se convierten en un problema muy real. La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que el uso patológico de los videojuegos (también llamado trastorno de los juegos de Internet) es un comportamiento grave digno de un estudio futuro. Solo alrededor del 10% de los jugadores desarrollarán un problema patológico.
-¿Qué comportamientos contribuyen al desarrollo de esta adicción?
-Estamos hablando de un problema multifacético. Sin embargo, las familias pueden jugar un papel, tanto para bien como para mal. Por ejemplo, varios estudios han encontrado que los estilos de crianza severos y las familias con altos conflictos tienden promover síntomas de adicción a los videojuegos, mientras que la crianza cálida y receptiva se ha relacionado con una menor adicción. Esto también podría interactuar con la fisiología del niño. Hicimos un estudio que mostraba que los adolescentes que eran muy reactivos durante los conflictos familiares eran los más propensos a desarrollar síntomas de videojuegos con el tiempo. Establecer reglas sobre los videojuegos es importante, pero tiende a ser contraproducente cuando son demasiado restrictivas. La crianza positiva y ayudar a su hijo a sentirse seguro contribuye en gran medida a que sea más resistente contra la adicción.
-¿Qué debe hacer una familia cuando hay evidencia de un problema con los videojuegos?
-Afortunadamente, en los últimos años se han identificado una serie de estrategias de tratamiento que son bastante efectivas. La mayoría de las investigaciones se han centrado en la terapia cognitivo-conductual (TCC) que se centra en cambiar las distorsiones cognitivas y los comportamientos inútiles. De hecho, la terapia familiar es particularmente eficaz en el tratamiento del trastorno en el uso de videojuegos. Otros tratamientos incluyen el uso de la desensibilización y el reprocesamiento de los movimientos oculares (EDMR) y tratamientos farmacológicos que a menudo se centran en el tratamiento de trastornos comórbidos, como la depresión o el TDAH.