Muchas cosas han cambiado y nos enfrentamos a una nueva realidad, en el amor, ¿cómo datear después de una pandemia?
La gente se vuelve rara con el sexo, o… tiene mucho más. Por favor, acompáñenme a analizar nuestro futuro basándonos en cómo se amaban nuestros antepasados después de vivir experiencias bastante difíciles. Porque sí, es obvio que las pandemias han ocurrido y –claro– las citas se han reanudado. Sin embargo, esto es lo que podemos esperar hasta el momento.
EL SEXO SERÁ TODO
Por lo general, hay dos opciones: la gente se vuelve rara con el sexo o, todo lo contrario, tiene mucho más. A ver, tomemos el caso de la primera peste bubónica: en el siglo VI, el emperador Justiniano utilizó la pandemia como respaldo para la prohibición del sexo entre personas del mismo género, con la excusa de que este causaba “hambrunas, terremotos y pestilencias” (a mí –en lo personal– me encantaría tener buen sexo al grado de provocar un terrem to, pero bueno, así soy yo).
Más tarde, la peste negra del siglo XIV fue seguida por una “moral depravada” y un “libertinaje” desenfrenado, según el historiador James Westfall Thompson. Y después de la pandemia de gripe en 1918, tuvimos la década de 1920 completa con las “fiestas de caricias”. Consideren esto como mi voto en favor de “¡la vida es corta! ¡hagan lo que quieran y besen a alguien sexy!”.
MEJORA LA COMUNICACIÓN
Antes de la peste negra, las grandes decisiones de las parejas –como cuándo tener sexo– las tomaba su padre, el señor feudal. Sin embargo, la muerte masiva debilitó el feudalismo, por lo que las parejas tuvieron que planificar por sí mismas. (Pasarían siglos antes de que la gente se uniera por amor).
En los 80, el Sida obligó al mundo a que se hablara más sobre sexo. El folleto “Cómo tener sexo en una pandemia”, sugería “juego de pezones”, el “voyerismo” y hablar acerca de la salud sexual. Debo pensar que en el otro extremo de la situación actual, los solteros serán más hábiles a la hora de dar a conocer sus necesidades y las personas con pareja que pasan todo el tiempo juntas acabarán siendo comunicadores expertos (o asesinos convictos).
PODEMOS CASARNOS EN ANTIGUAS (NUEVAS) FORMAS
Volvamos al siglo XIV, cuando la gente tenía que encontrar compañeros de granja que no pusieran nerviosos a los vecinos (en el feudalismo, los vecinos eran lo que ahora conocemos como amigos). Después de que la peste matara a un tercio de la población europea, muchos campesinos se quedaron solteros. Según el libro de Elizabeth Gilbert, Compromiso:
“Los registros judiciales de esa época están llenos de casos de hombres de 20 años que se casan con mujeres mayores”. Por supuesto, no le desearía a nadie casarse con un hombre –o mujer– de esa edad, pero me gusta la idea de que nuevos tipos de personas se encuentren después de una plaga. O bueno, no sé, ¿te casarías con alguien por su granja? Definitivamente, ¡es un mundo nuevo y valiente!