En septiembre de 2021, el Pontífice se mostró a favor de las uniones civiles de personas del mismo sexo, aunque insistió en que “el matrimonio es el matrimonio”.
El Papa considera que la “prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si existen formas de bendición, solicitadas por una o varias personas, que no transmitan una concepción incorrecta del matrimonio”.
Así lo pone de manifiesto en su respuesta a la ‘Dubia’, planteada por cinco cardenales el pasado 10 de julio, en la que, entre otras cuestiones, le preguntaron si la práctica generalizada de bendecir uniones gays está de acuerdo con la Revelación y el Magisterio.
“Cuando pides una bendición estás expresando un pedido de ayuda a Dios, una súplica para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”, dijo el Papa Francisco, que previamente matiza que la Iglesia tiene una concepción muy clara sobre el matrimonio: “una unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos”.
En este punto, recalca que sólo a esa unión llama “matrimonio” y que otras formas de unión sólo lo realizan “de modo parcial y análogo” por lo cual no pueden llamarse estrictamente “matrimonio”.
La Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción y dar a entender que se reconoce como matrimonio algo que no lo es”, añadió el Papa Francisco.
Sin embargo, también apunta que en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas las decisiones y actitudes. “La defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de esa caridad, que también está hecha de amabilidad, de paciencia, de compresión, de ternura, de aliento. Por consiguiente, no podemos constituirnos en jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen”, subraya.
De hecho, citando a San Juan Pablo II, explica que la misma caridad pastoral exige no tratar sin más de “pecadores” a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva.
En todo caso, precisa que las decisiones que en determinadas circunstancias pueden formar parte de esta “prudencia pastoral” no tienen por qué “convertirse necesariamente en norma”, porque esto “daría lugar a una casuística insoportable”.
Según expone, no corresponde que una Diócesis o Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura “habilite constante y oficialmente procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos”, en clara referencia al matrimonio gay.
Tras su viaje a Budapest y Eslovaquia en septiembre de 2021, el Pontífice se mostró a favor de las uniones civiles de personas del mismo sexo, aunque insistió en que “el matrimonio es el matrimonio”. En todo caso, ya entonces señaló que esto no significa condenarlos porque “son hermanos y hermanas y hay que acompañarlos”.
“Muchas personas con orientación homosexual se acercan a la penitencia, piden consejo al sacerdote, la Iglesia les ayuda, pero el sacramento del matrimonio es otra cosa”, insistió.
El Vaticano había emitido en 2020 una nota aclaratoria para precisar que la Iglesia no puede impartir su bendición a las uniones gays, tras el polémico documental Francesco, en el que parecía que el Papa había dado su respaldo a las parejas homosexuales.
Durante su mandato al frente de la Iglesia Católica, Francisco ha sido muy cuidadoso al referirse al tema del matrimonio gay, así como a otras preferencias sexuales.