Columna: Sofismas de ocasión
Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)
Héctor Melesio Cuen salió despedido del gabinete del gobernador Rubén Rocha; el pretexto fue lo de menos. La salida del maestro ya estaba sentenciada desde hace algunas semanas. Únicamente se buscaba la circunstancia adecuada para ejecutar la sentencia. Los litigios en contra de periodistas fueron la puntilla ideal para el hacha del verdugo.
La gran mayoría supone que los desencuentros entre ex rectores son producto por del deseo de ambos de ejercer el poder entre los sinaloenses; tienen razón. Esa es la causa subyacente. Sin embargo, el inicio de las querellas no data de años recientes. Son más antiguas. Ambos personajes se forjaron en la política más ruda que puede existir: la política uaseña.
A mediados de los 90’s, Rubén Rocha Moya alcanzó la rectoría venciendo a Cuauhtémoc Reyes y sucediendo a David Moreno. Tanto Reyes como Moreno pertenecían al grupo político de la facultad de Química. Héctor Melesio Cuen era uno de los pilares de la campaña del grupo derrotado. Durante el rectorado de Rocha existieron fuertes acusaciones en contra del ex rector Moreno y el grupo político de la Facultad de Química tuvo que enfrentar severas persecuciones.
El tiempo pasó, Héctor Melesio Cuen regresó al poder universitario, primero desde la poderosa oficina de Bienes e Inventarios durante el rectorado de Guevara, hasta llegar a suceder en el cargo a Gomer Monàrrez. Melesio Cuen tuvo la fortuna de vivir un cambio de legislación universitaria que le permitió construir proyectos políticos más allá de su periodo. Disfrutó de la primera reelección de un rector y pudo manejar un proceso de sucesión terso que mantuvo el control de la universidad para su grupo político. Muchos consideran que el gobernador Aguilar Padilla (quien impulsó la reforma universitaria) no tuvo idea que estaba entregando un enorme poder político a una sola persona. Cuen recibió un regalo que el resto de ex rectores sólo soñaron con tener.
Los desencuentros entre Rocha y Cuen no se quedaron en la Universidad. Héctor Melesio decidió consolidar su fuerza al interior de la universidad creando un partido político, mientras Rocha se insertaba en la burocracia de los gobiernos del PRI y del PAN. Ambos fueron adversarios en más de una ocasión a la hora de medirse en las urnas. La batalla que los puso frente a frente fue las elecciones del 2018. Los dos buscaron la senaduría. Rocha se impuso y Cuen ni siquiera pudo acomodarse como la segunda fórmula.
Algunos universitarios creyeron que era el principio del fin para el PAS y su fundador. Ocurrió todo lo contrario. Mientras el actual gobernador, Rubén Rocha utilizó su campaña para llevar la arena de batalla al control de la universidad, Cuen apostó, una vez más a elevar el nivel del diálogo a la CDMX. La astucia del maestro Cuen y la poca claridad de los políticos de MORENA en el centro del país consiguieron firmar una alianza para competir juntos en las elecciones la gubernatura de Sinaloa en el 2021.
Rubén Rocha se tuvo que tragar sus palabras del rescate universitario y abrazar a Cuen para, juntos, buscar el tercer piso de Palacio de Gobierno. Hablaron de cogobernar Sinaloa. Ambos ex rectores logran el anhelo uaseño de ejercer el poder más allá de las aulas Rosalinas.
La alianza MORENA – PAS, al inicio fue beneficiosa para ambas fuerzas políticas. Morena logró llevarse el carro completo y el PAS incrementó de manera sustancial sus posiciones en el Congreso, Ayuntamientos y secretarías de estado.
El rompimiento era cuestión de tiempo. Ambos caminos no podían seguir juntos mucho tiempo. Héctor Melesio Cuen tiene muchos años sin tener jefe y Rubén Rocha no es muy propicio a compartir el poder. De nuevo, algunos universitarios y analistas consideran que es el principio del fin para el ex presidente del PAS. Yo no estaría tan seguro. El destino tiene un sentido del humor torcido. Nadie puede asegurar que, al igual que las viejas querellas uaseñas, ponga a cada personaje en el camino del otro de maneras entrelazadas. La historia ya demostró que los perseguidos se vuelven perseguidores y a los uaseños nunca hay que darlos por muertos.
¿O usted qué opina amable lector? ¿Estamos viendo el fin de una guerra añeja entre ex rectores o sólo es el inicio de una nueva pelea con varias batallas por disputar?