“¿Dónde está la aguerrida Martha?”, preguntó recientemente el gobernador Rubén Rocha Moya, con ese tono fraterno que se reserva solo para quienes han demostrado que la política es un ejercicio de vida. Y no era una pregunta al aire. Era, más bien, un reconocimiento: la certeza de que Martha Yolanda Dagnino Camacho está donde siempre ha estado, en la gestión cercana, en la interlocución permanente con la gente, en el territorio donde se siembran las causas sociales que luego se convierten en leyes.
Integrante del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México en la LXV Legislatura, Martha Dagnino se ha consolidado como una de las mujeres con mayor productividad parlamentaria en Sinaloa. No se trata solo de cifras —aunque las cifras hablan por sí solas— sino de la profundidad social que caracteriza cada una de las 20 iniciativas que ha presentado, mismas que abarcan desde la transparencia en las casas de empeño hasta la protección de los sitios sagrados indígenas; desde la economía circular hasta el reconocimiento de la salud menstrual como un derecho dentro de la educación; desde la vivienda adecuada como principio constitucional hasta la tipificación del delito de acecho para proteger a mujeres y niñas.
En sus propuestas legislativas se detecta un hilo conductor: la justicia social.
La diputada Dagnino no legisla desde el escritorio; legisla desde la escucha. Cada iniciativa suya es el reflejo de un recorrido previo por colonias, comunidades, sindicaturas y espacios ciudadanos donde la gente le confía lo que necesita. Gracias a ello, su trabajo parlamentario no se queda en el abstracto; trasciende como respuesta concreta a problemáticas reales.
Martha Dagnino ha levantado la voz por la igualdad de género al proponer reformas que garanticen el acceso efectivo de las mujeres a la justicia, logrando la creación de una Fiscalía Especializada en Delitos contra las Mujeres. Ha dado pasos firmes para incluir a las personas con discapacidad como prioridad presupuestal permanente —no como un gesto, sino como un derecho— y ha impulsado que los refugios para mujeres víctimas de violencia sean verdaderamente accesibles y sin discriminación.
En materia de desarrollo económico y cultural, ha hecho suyo el compromiso de dignificar el trabajo artesanal, reconociendo su valor como patrimonio vivo de Sinaloa. Y, pensando en el Sinaloa que viene, ha sido promotora de una visión ecológica que impulsa la economía circular, apostando por un modelo de futuro responsable, sostenible y productivo.
Pero si hay un rasgo que define a Martha Dagnino, es su capacidad de tender puentes. Su nombre es sinónimo de gestión, cercanía y sensibilidad social; es una legisladora que no solo presenta iniciativas, sino que regresa a las comunidades para dar seguimiento y acompañamiento. Esa vocación es la que le ha ganado el respaldo de la gente de Guasave —sus paisanas y paisanos— y el reconocimiento de un gobierno estatal que la ve como una aliada sólida en la construcción del Sinaloa de la Cuarta Transformación.
En un Congreso donde las voces a veces se pierden entre el debate y la técnica legislativa, la voz de Martha Dagnino destaca porque nace de la gente y vuelve a la gente. Tan solo en esta Legislatura, su agenda refleja un compromiso integral: educación, vivienda, salud mental, cultura, seguridad, perspectiva de género, desarrollo rural, turismo, inclusión indígena, transparencia y participación familiar en la educación.
Veinte iniciativas no son un número. Son la constancia de una mujer que entiende que el servicio público se honra todos los días, con trabajo y con convicción.
Por eso la pregunta del gobernador no necesitó respuesta. Todos la conocen. Todos saben dónde está Martha Yolanda Dagnino: en la calle, en las comunidades, en el Congreso, en el corazón de las causas que importan. En esa trinchera que hace de la política un acto de dignidad y entrega.
Ahí está la aguerrida Martha. Y ahí seguirá.