Cada 4 de octubre el mundo conmemora el Día Mundial de los Animales, una jornada que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con todas las especies que habitan la Tierra
La elección del 4 de octubre no es casual: coincide con la festividad de San Francisco de Asís, el santo italiano que en el siglo XIII desafió los paradigmas de su tiempo al considerar a todos los seres -grandes o pequeños- como “hermanos” y “hermanas” bajo la misma creación. Su visión de humildad y servicio lo convirtió en patrono de los animales y de los ecologistas, dejando un legado que aún hoy inspira a millones de personas en el mundo.
La iniciativa de establecer un día internacional dedicado a los animales surgió en 1929, durante un congreso en Viena de la Organización Mundial de Protección Animal. Desde entonces, la conmemoración ha mantenido vivo su objetivo inicial: visibilizar la fragilidad de muchas especies, luchar contra la extinción y promover una cultura global de respeto y defensa de los derechos animales.
En Argentina, además, existe una fecha con gran arraigo: el 29 de abril, en homenaje a Ignacio Lucas Albarracín, pionero en la defensa animal y expresidente de la Sociedad Protectora de Animales, recordado por su lucha contra el maltrato, las riñas de gallos y las corridas de toros.
Más allá de la efeméride: bienestar y derechos animales
El bienestar animal va mucho más allá de la mera supervivencia. La comunidad internacional ha definido las Cinco Libertades Fundamentales que todo animal debería disfrutar, sin importar si es doméstico, de granja o salvaje:
– Libre de hambre y sed: acceso a agua fresca y nutrición adecuada.
– Libre de incomodidad: un entorno seguro con refugio y descanso apropiados.
– Libre de dolor, lesiones y enfermedades: prevención y atención veterinaria oportuna.
– Libre para expresar un comportamiento natural: espacio suficiente y compañía adecuada.
– Libre de miedo y angustia: trato respetuoso y condiciones que eviten sufrimiento mental.
Sin embargo, estas libertades se ven amenazadas cada día por factores principalmente humanos: la deforestación y la fragmentación de hábitats, el avance de la urbanización, la agricultura intensiva, el cambio climático, la contaminación, la caza furtiva y el tráfico ilegal de especies.
Un compromiso que nos involucra a todos
El Día Mundial de los Animales nos recuerda que la biodiversidad no es solo patrimonio natural, sino también parte esencial del equilibrio de la vida en la Tierra. Garantizar su protección significa asegurar un futuro más armónico para las próximas generaciones.
Hoy más que nunca, este llamado global nos invita a reconocer el valor intrínseco de cada especie y a asumir un compromiso activo: educar, legislar, proteger y, sobre todo, convivir con respeto con aquellos seres con los que compartimos el planeta.