A casi un año del inicio del conflicto armado entre las fracciones de Los Mayos y Los Chapitos, familias enteras salieron a pedir un alto a la inseguridad en Sinaloa.
Cientos de personas salieron de la escalinata de La Lomita, en Culiacán, para protestar en contra de la violencia en Sinaloa y hacer un llamado a las autoridades a garantizar la paz.
Alrededor de las 09:00 horas, decenas de familias vestidas de blanco partieron rumbo a Catedral de la capital sinaloense. Con pancartas con mensajes como “Pedimos paz”, “En Culiacán los buenos somos más” y “Sinaloa es nuestro hogar”, pidieron un alto a la inseguridad.
Previo a la salida de los contingentes, Jonás Guerrero, obispo Emérito de Culiacán, dio un mensaje en el que pidió a las autoridades no caer ante la corrupción, sino garantizar la justicia y la seguridad para la ciudadanía.
A dos días de cumplirse un año de la guerra entre grupos delictivos, el movimiento inició con una bendición oficiada por el párroco del santuario y continuó con un recorrido hacia la avenida Álvaro Obregón, en el centro de la ciudad.
La manifestación estuvo marcada por la presencia de familias completas, mujeres y hombres que acudieron en solitario, así como niñas y niños que alzaron la voz con mensajes escritos en cartulinas: “Niños sin miedo, queremos paz” y “Mi voz es pequeña, pero mi derecho de paz es grande”. Los organizadores resaltaron que la asistencia totalmente ciudadana, sin la intervención de partidos políticos ni grupos de interés.




Un año de guerra en Sinaloa
Durante el año de violencia entre facciones criminales, cerca de 40 menores han muerto en Sinaloa, al menos 15 de ellos como víctimas colaterales. Este dato resonó entre los participantes, que vieron en la marcha una manera de expresar el hartazgo por la inseguridad y la urgencia de proteger a las infancias.
El contingente incluyó al personal del Hospital Civil de Culiacán, institución que recientemente vivió un ataque armado en el que cuatro personas ajenas a la delincuencia perdieron la vida. Con batas blancas y mensajes de solidaridad, los médicos y enfermeras caminaron junto a la multitud exigiendo respeto a la vida.
Vestidos de blanco y con pancartas en alto, los asistentes combinaron gritos de “¡Ya basta!”. En medio de la multitud se escuchaban frases como “Culiacán merece vivir en paz” y “Queremos un futuro sin miedo”.
Al llegar al centro de la ciudad, los organizadores subrayaron que la marcha no termina con el recorrido, sino que busca convertirse en un recordatorio constante de que la sociedad sinaloense quiere recuperar la tranquilidad y construir un mejor lugar para vivir.
Cifras de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa muestran que en julio de 2024 se registraron 50 homicidios, en agosto 44, pero en septiembre la cifra se disparó a 142. Los meses siguientes mantuvieron una tendencia al alza: 182 en octubre, 175 en noviembre y 156 en diciembre. Ya en 2025, la violencia no cedió: enero cerró con 138 asesinatos, febrero con 119, marzo con 135, abril con 119, mayo con 165 y junio con 207, el mes más sangriento. Entre julio de 2024 y junio de 2025 se acumularon 1,632 asesinatos, esto sin contar septiembre.
Ante este escenario, más de 30 mil personas, según los organizadores, se concentraron este domingo en Culiacán para exigir un alto a la violencia.
Durante el acto, un menor tomó el micrófono para exigir seguridad: “Un Culiacán lleno de violencia no va a ganar, porque los buenos somos más”. El testimonio recordó a Gael Sarmiento Ruiz y a su hermano Alexander, asesinados durante un retén del crimen organizado.
La voz también fue cedida a Alma Rosa, quien busca a su hermano desaparecido hace 16 años. “No buscamos culpables, buscamos a nuestros familiares. Queremos tenerlos en una tumba para llorarles, aunque sea”.
Otro momento de emotividad fue el mensaje de Carlos, hijo de Rubén, un hombre asesinado afuera del hospital de Culiacán. Se trata de una víctima colateral.
“Mi papá no está, pero yo estoy aquí para decirles que en Dios encontré paz en medio del dolor. Los planes de Él no son de maldición, sino de bendición. Les pido que cuando sientan que no pueden más, acudan a Él. Somos más los buenos en Sinaloa”, dijo antes de invitar a un minuto de aplausos por las víctimas.
El clamor ciudadano retumbó en la capital sinaloense: “No están solos, no están solas”. Entre lágrimas, pancartas y plegarias de personas que solo buscan justicia.