El legislador se caracterizó por amenazas, regañar a compañeros de escaño, reñir con opositores, exigir una disculpa pública a un ciudadano y gastos opacos
Amenazas de juicio político, impedir viajes a senadores y quitarles el uso de espacios, usar a la Fiscalía General de la República y al Senado para obligar a un ciudadano a pedirle perdón, regañar legisladores por desviar temas de debate y usar la tribuna para arengas políticas personales fue el sello de la presidencia de Gerardo Fernández Noroña en el Senado, donde protagonizó al menos 48 controversias.
Un sello que incluyó el uso de la tribuna para lanzar discursos contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el Instituto Nacional Electoral (INE) o contra el expresidente Felipe Calderón y regañar a los periodistas, porque no escriben ni difunden lo que él desea o por exhibirlo en sus contradicciones mediáticas.
El 22 de octubre del año pasado, la Junta de Coordinación Política del Senado fue escenario de la protesta formal de la oposición contra los excesos verbales y de conducción de sesiones del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, porque el PAN criticó al presidente del Senado por actuar como parte de un partido político y no como el representante de la unidad del pleno.
Enrique Vargas, vicecoordinador de los senadores del PAN, presentó el extrañamiento por el comportamiento asumido por Fernández Noroña el pasado jueves, durante la ceremonia solemne, cuando reconvino a la panista Laura Esquivel Torres, por decir que si en verdad hubiera compromiso con las mujeres, Morena no hubiera despedido a las magistradas y juezas con una tómbola.
Meses después, el 19 de marzo, el PRI solicitó formalmente la destitución del presidente del Senado, Gerardo Fernández, porque no garantiza la imparcialidad, el respeto a la pluralidad política y la adecuada conducción de los debates legislativos; el uso de la Mesa Directiva para emitir opiniones partidistas; agresiones verbales contra senadores y el “uso imprudente” de giras internacionales para posiciones partidistas.
Rodeado de la polémica pública por criticar incluso a senadores de Morena, como hizo con Javier Corral, a quien llamó “malagradecido”, por haber votado en contra de la desaparición de los órganos autónomos; por sus viajes al extranjero, la existencia de colaboradores que no existen oficialmente en los registros públicos del Senado, el uso de camionetas de lujo y la compra de una casa de 12 millones de pesos, Fernández Noroña termina el año que presidió el Senado con ataques a periodistas y el uso del Congreso de la Unión para repudiar al priista Alejandro Moreno Cárdenas, por haberlo empujado durante la última sesión ordinaria de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
De acuerdo con el recuento de las polémicas generadas por Gerardo Fernández Noroña, al menos en 48 ocasiones se vio envuelto en pleitos públicos, desde la tribuna del Senado o desde sus conferencias de prensa o la transmisión de mensajes en redes sociales.
Tan sólo con el priista Alejandro Moreno Cárdenas protagonizó cinco encontronazos; dos de ellos presenciales y tres vía las redes sociales.
El 31 de octubre del año pasado se negó a darle el uso de la palabra a Alejandro Moreno Cárdenas, quien decidió subir a la tribuna para exigirle una explicación. Se gritaron cara a cara, pero no pasó a mayores.
Los días 2 de febrero, 18 de marzo, 2 de junio y 4 de agosto utilizó su cuenta en la red social de X para burlarse de las decisiones de Alejandro Moreno y asegurar que el PRI está muerto.
Y la última fue el 27 de agosto pasado, en la última sesión ordinaria de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, que presidió en su calidad de presidente del Senado, sede de la Permanente. Nuevamente se negó a darlela palabra a Alejandro Moreno Cárdenas, quien subió a la tribuna y protagonizaron empujones, lo que derivó en una inédita sesión de la Comisión Permanente para condenar a Moreno Cárdenas y a los diputados que lo acompañaron en su arribo a la tribuna.
Con la segunda persona que más confrontaciones protagonizó fue con la senadora panista Lilly Téllez, quien fue la única de los 128 senadores que votó en contra de él para presidir el Senado. Desde la sesión nocturna del 10 de septiembre, cuando se aprobó la reforma al Poder Judicial, Lilly Téllez marcó la relación con Gerardo Fernández Noroña, cuando en su discurso lo llamó “bellaco”, lo que después usó constantemente Fernández Noroña para burlarse de ella en entrevistas y charlas.
Ella también le pasó una caja de pañuelos desechables cuando él se quejó de una agresión en la sala VIP del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, hasta usar megáfonos para impedir que él le apague la voz en sus encontronazos en el pleno del Senado.