Dos altos mandos policiales afirmaron que al menos cuatro hombres armados dispararon a corta distancia contra decenas de turistas.
SRINAGAR, India. – Hombres armados mataron a tiros al menos a 26 turistas en un centro turístico en la Cachemira controlada por la India , dijo la policía este día, en lo que parece ser un cambio importante en el conflicto regional del que los turistas se han salvado en gran medida.
La policía calificó el incidente de “ataque terrorista” y culpó a militantes que luchan contra el gobierno indio. “Este ataque es mucho mayor que cualquier otro que hayamos visto dirigido contra civiles en los últimos años”, escribió en redes sociales Omar Abdullah, el principal funcionario electo de la región.
Dos altos mandos policiales afirmaron que al menos cuatro hombres armados, a quienes describieron como militantes, dispararon a corta distancia contra decenas de turistas. Los agentes indicaron que al menos tres docenas de personas más resultaron heridas, muchas de ellas en estado grave.
La mayoría de los turistas fallecidos eran indios, según informaron los agentes, que hablaron bajo condición de anonimato, de acuerdo con la política departamental. Las autoridades recogieron al menos 24 cadáveres en la pradera de Baisaran, a unos cinco kilómetros de Pahalgam, la ciudad turística de la región en disputa. Otros dos murieron mientras eran trasladados para recibir atención médica.
Nadie se atribuyó la responsabilidad inmediatamente. La policía y los soldados buscaban a los atacantes.
“Tomaremos medidas drásticas contra los perpetradores, con las consecuencias más severas”, escribió en redes sociales el ministro del Interior de India, Amit Shah. Llegó a Srinagar, la principal ciudad de la Cachemira bajo control indio, y convocó una reunión con altos funcionarios de seguridad.
El primer ministro Narendra Modi acortó su visita de dos días a Arabia Saudita y regresó a Nueva Delhi la mañana del miércoles, informó la agencia de noticias Press Trust of India.
Mirwaiz Umar Farooq, un político clave de la resistencia y el principal clérigo religioso de Cachemira, condenó lo que describió como un “ataque cobarde contra los turistas” y escribió en las redes sociales que “tal violencia es inaceptable y contraria al espíritu de Cachemira, que recibe a los visitantes con amor y calidez”.
El tiroteo coincidió con la visita a la India del vicepresidente estadounidense J.D. Vance, quien lo calificó de “ataque terrorista devastador”. Añadió en redes sociales: “En los últimos días, nos ha cautivado la belleza de este país y su gente. Los acompañamos en el duelo por este horrible ataque”.
El presidente estadunidense, Donald Trump, señaló en redes sociales: “Noticias profundamente inquietantes provenientes de Cachemira. Estados Unidos se mantiene firme junto a India contra el terrorismo”. Otros líderes mundiales, como el presidente ruso, Vladimir Putin, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, condenaron el ataque.
India y Pakistán, rivales con armas nucleares, administran cada uno parte de Cachemira, pero ambos reclaman el territorio en su totalidad.
Cachemira ha sido escenario de una serie de asesinatos selectivos de hindúes, incluidos trabajadores inmigrantes de estados indios, después de que Nueva Delhi pusiera fin a la semiautonomía de la región en 2019 y frenara drásticamente la disidencia, las libertades civiles y las libertades de prensa.
La tensión ha ido en aumento a medida que India ha intensificado sus operaciones de contrainsurgencia. Sin embargo, a pesar de la gran afluencia de turistas a Cachemira por sus colinas del Himalaya y sus casas flotantes exquisitamente decoradas, no han sido atacados.
La región ha atraído a millones de visitantes que disfrutan de una paz peculiar gracias a los omnipresentes controles de seguridad, vehículos blindados y patrullas militares. Nueva Delhi ha impulsado vigorosamente el turismo, presentándolo como una señal del regreso a la normalidad.
La pradera de Pahalgam es un destino popular, rodeada de montañas nevadas y salpicada de pinares. Cientos de turistas la visitan a diario.
El líder de la oposición, Rahul Gandhi, al condenar el ataque, dijo que el gobierno de Modi debería asumir la responsabilidad en lugar de hacer “afirmaciones vacías sobre que la situación es normal” en la región.
Los militantes de la parte de Cachemira controlada por la India han estado luchando contra el gobierno de Nueva Delhi desde 1989. Muchos musulmanes cachemires apoyan el objetivo de los rebeldes de unificar el territorio, ya sea bajo el gobierno paquistaní o como un país independiente.
India insiste en que la militancia cachemir es terrorismo patrocinado por Pakistán. Pakistán niega la acusación, y muchos cachemires la consideran una lucha legítima por la libertad. Decenas de miles de civiles, rebeldes y fuerzas gubernamentales han muerto en el conflicto.
En marzo de 2000, al menos 35 civiles fueron asesinados a tiros en una aldea del sur mientras el entonces presidente estadounidense Bill Clinton visitaba la India. Fue el ataque más mortífero de la región en los últimos años.
La violencia ha disminuido recientemente en el valle de Cachemira, epicentro de la rebelión antiindia. Los combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes se han trasladado en gran medida a zonas remotas de la región de Jammu, como Rajouri, Poonch y Kathua, donde las tropas indias han sufrido ataques mortales.