Se calcula que cerca de 190 millones de mujeres y niñas en todo el mundo padecen esta enfermedad. Su origen no está del todo claro y aunque hay tratamientos efectivos, no tiene cura.
La endometriosis es una enfermedad que muchas veces se vive en silencio. Además de lo difícil que resulta su diagnóstico, aún existen algunas lagunas de conocimiento alrededor de ella.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cerca de 190 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva de todo el mundo la padecen. Sin embargo, la Dra. María de Lourdes Flores, especialista en Ginecología y Obstetricia subespecialidad en Biología de la Reproducción, sospecha que el número podría ser mucho mayor.
“Hay un subdiagnóstico de endometriosis. Yo creo que hay más de lo que se ha reportado y muchos casos pasan inadvertidos. Muchas veces porque nos aguantamos los cólicos, nos aguantamos el dolor, incluido el que se experimenta en la vida sexual”, explica en una entrevista a MILENIO.
Aunque no todos los casos son iguales —hasta un 30% de las mujeres con endometriosis no presentan síntomas—, esta enfermedad puede llegar a causar un malestares graves durante la menstruación, las relaciones sexuales o al hacer del baño. Además de traer consigo inflamación abdominal y cansancio.
La normalización de estos síntomas llega a hacer más difícil que las mujeres busquen asesoría, como agrega la Dra. Flores, por lo que es importante identificar las señales de alerta ¿Cuáles son? En primer lugar, está el dolor.
“La menstruación no debe doler. Cuando empieza a haber dolor, algo no está bien. Hay que hacer entender a las mujeres de una vez por todas que la regla no debe doler.
¿Cuándo sospechar que ese dolor puede corresponder a una endometriosis?
“Cuando es un dolor que se ha presentado desde la adolescencia y que va incrementando en la intensidad con el tiempo”, detalla.
Es decir, aquellas personas menstruantes que comenzaron sus primeros periodos utilizando una bolsita de agua para calmar el malestar y con el tiempo requirieron hasta tres medicamentos para atenderlo deberían acudir al médico.
“El dolor por endometriosis puede ser tan severo que llega a dejar incapacitada a la mujer, es tan insoportable que en una escala del uno al 10, ellas lo ubican entre el ocho y el nueve”, comparte la especialista, quien ha atendido diversos casos en su consultorio.
¿Qué causa la endometriosis?
La enfermedad no tiene cura. Puede afectar a una mujer desde el inicio de la primera menstruación hasta la menopausia. Aunque actualmente hay muchas teorías respecto a lo que detona esta afección, tampoco se sabe con precisión que la provoca.
Una de las teorías más aceptadas se relaciona con la genética y ‘fugas’ internas durante el periodo de sangrado, como detalla la ginecología.
Para entender el proceso, es necesario recordar cómo se da la regla: cuando un óvulo no es fecundado, el cuerpo lo desecha con la descamación de la capa más interna de la matriz. Durante el trayecto de los ovarios a la matriz, el óvulo pasa por las trompas de Falopio, órganos que funcionan como puentes de salida.
Sin embargo, en ocasiones la sangre menstrual fluye hacia atrás a través de estos tubos, por lo que, en vez de salir por el cuello uterino y la vagina, termina fugándose a la cavidad pélvica, de regreso a los ovarios e incluso puede llegar a extenderse hacia otras áreas del cuerpo.
EL DATO
La endometriosis en todo el cuerpo
De acuerdo con la Dra. Flores, las lesiones por endometriosis han sido detectadas en distintas regiones del cuerpo, los casos más insólitos han sido en el diafragma, los pulmones e incluso en el cerebro.
Las células que deberían ser desechadas fuera del cuerpo durante la menstruación, están vivas, por lo que pueden adherirse tanto a los ovarios, como a las demás áreas que llegan a alcanzar. Cuando se acumulan, reciben el nombre de fondos de saco. Son precisamente estas áreas en dónde se han detectado mayor cantidad lesiones.
“Esto apoya la teoría de que el constante contacto con estas células hace que se peguen a donde van llegando. Las manifestaciones que dan dependen del lugar a donde llegan. Por ejemplo, en los ovarios empiezan a producir gotitas de sangre que se van acumulando mes con mes, esas gotitas empiezan a hacer quistes y posteriormente se transforman en lesiones que se conocen como endometriomas”, explica.
Cuando estas células se acumulan en el colón o en el intestino, las manifestaciones clínicas son diferentes: usualmente se reporta distensión en el intestino. Esto explica porque los principales síntomas de la enfermedad son dolor e inflamación.
Aunque muchas mujeres pueden llegar a presentar los síntomas, no todas desarrollan endometriosis, aquí es donde entra el componente genético.
“Entonces ¿dónde se va a presentar? En las mujeres que, además de esta constante comunicación con la sangre menstrual, también tienen una predisposición genética”
Aún con todos estos signos, la endometriosis es un diagnóstico muy difícil de obtener, ya que el veredicto definitivo tiene que ser observado de manera directa las lesiones.
“No existe ningún estudio de sangre, ningún estudio de gabinete, ningún estudio de imagen, ningún síntoma que me diga, ‘esto es igual a endometriosis’. En los ultrasonidos se pueden ver lesiones que sean señal de probable endometriosis, pero [este método] puede tener sus sesgos”, describe la doctora.
La forma definitiva para detectarla es a través de cirugía invasiva que permite observar el interior del abdomen y la pelvis.
¿Qué es lo más grave de la endometriosis?
A menudo, la enfermedad puede causar hemorragia intensa durante la menstruación, gases, náuseas y cansancio. Incluso llega a provocar dolor en la zona pélvica, el abdomen inferior o la espalda de forma crónica, es decir, durante seis meses o más. Además, contribuye a la infertilidad.
En los últimos años se han realizado nuevos estudios respecto a la enfermedad, lo que ha permitido averiguar que la endometriosis también se asocia con trastornos del estado de ánimo.
“Se piensa que la endometriosis es una enfermedad sistémica. Muchas de las mujeres con endometriosis van a atravesar cuadros de depresión y ansiedad (…) A veces van al psiquiatra pensando que es un problema de cuestión psicológica, cuando detrás de todo eso hay una mujer con un problema sistémico debido a la endometriosis”, agrega la doctora.
Es importante señalar que el problema no termina una vez que la mujer concluyó su etapa reproductiva. Quienes padecieron la enfermedad a lo largo de su vida tienen que tener un seguimiento en la menopausia y la post menopausia, ya que cerca del 3% de ellas pueden desarrollar cáncer de ovario.
¿Cuál es el mejor tratamiento para la endometriosis?
Además de medicamentos para reducir el dolor, (como los analgésicos), se suele recetar algunos anticonceptivos que ayudan a reducir el sangrado. La doctora Lourdes destaca la necesidad de que lo recetado a las pacientes sea personalizado y tome en cuenta factores como la edad de la paciente:
“No todas van a aceptar tanto tiempo el anticonceptivo. Por ejemplo, a una chica de 17 años, que su plan no es tener hijos, se convierte en candidata de anticonceptivos de depósito, como el implante. Una mujer de 30 años que ya tuvo un bebé, ella sería candidata a un dispositivo intrauterinos”.
Hasta ahora, no se ha identificado una manera de prevenir la endometriosis. Si bien no existe una cura definitiva, comprender mejor esta enfermedad y enfocarse en su diagnóstico y tratamiento temprano puede ser clave para frenar su progreso natural.