Un equipo de expertos bonaerenses desenterró en un campo aledaño a la ciudad elementos óseos que pertenecieron a una especie que existió hace 500.000 años; todos los detalles
El Museo Paleontológico de San Pedro informó del hallazgo de restos fósiles de un armadillo gigante del género Doedicurus, con su escudo o casquete cefálico completo. En diálogo con LA NACION, el director de la entidad, José Luis Aguilar, se refirió a la importancia de este descubrimiento para la ciencia e identidad del terreno bonaerense.
Esta ciudad, a poco más de 300 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, es famosa por los diferentes yacimientos paleontológicos de seres vivos que aparecieron en los campos que integran el partido o que colindan con el río Paraná.
A lo largo del 2024, el equipo de expertos del museo, en conjunto con científicos del CONICET y de diferentes universidades nacionales, dieron a conocer restos fósiles de especies que habitaron el suelo de la provincia de Buenos Aires mileños atrás, como sucedió con el reciente hallazgo de un armadillo gigante que caminó por esa región hace entre 500.000 a 700.000 años.
Aguilar contó que hacía 120 años que no se encontraba una muestra así. El último que tuvo esa suerte fue Carlos Ameghino (hermano de Florentino). Los restos óseos se retiraron de una barranca de un campo privado, donde hace 23 años que el equipo del museo desarrolla allí trabajos de excavación. “El fósil fue extraído de una capa sedimentaria que se formó a finales de la edad Ensenadense; es decir, hace unos 500.000 a 700.000 años atrás”, señaló el director del organismo.
Y agregó: “Su estado de conservación es impresionante, incluso presenta partes del cuerpo articuladas en posición de vida. Un brazo, fémur, tibia y fíbula, huesos de los pies, el casquete de la cabeza, etc. Si bien aún estamos en pleno proceso de excavación y acondicionamiento del material, creemos que este ejemplar podría ser el de mayor número de piezas para esa antigüedad”.
La “pieza estrella” fue el escudo completo que desarrolló este animal en su cabeza a modo de protección. “Es casi circular, mide unos 38 centímetros de diámetro y una pulgada de espesor. Está formado por placas individuales pero articuladas entre sí, que formaban una coraza muy resistente sobre el cráneo del animal. La cara externa de este escudo es muy irregular, cubierta de espinillas óseas de algunos milímetros de altura que forman una muy rugosa e intrincada superficie”, indicó Aguilar.
Según el integrante del grupo expeditivo, este es el segundo escudo intacto de armadillo gigante recuperado en la Argentina. “Es un hallazgo prácticamente histórico para la fauna del Pleistoceno”, sostuvo el director del Museo Paleontológico.
Además de las palabras que brindó José L. Aguilar, el Dr. Luciano Brambilla, partícipe del hallazgo, remarcó sobre la especie: “Este nuevo fósil, con su escudo cefálico en forma de plato, de superficie irregular, con pequeñas protuberancias y perforaciones, revela un aspecto poco explorado de la anatomía de Doedicurus y permite analizar con detalle las características de esta estructura delicadamente preservada. El análisis de su superficie sugiere que en la parte posterior de la cabeza pudieron desarrollarse protuberancias o espinas como mecanismo de protección, lo que aporta información novedosa sobre la evolución y adaptación de la especie a su entorno”.
Por último, remarcó la importancia a nivel científico de este trabajo: “Si bien hallar fragmentos de la coraza de estos animales puede darse con más frecuencia, los restos del esqueleto son mucho más escasos. Y aún más excepcional es la preservación del escudo cefálico, el cual solo se conocía por un único ejemplar de edad más reciente”.