Los crímenes e inseguridad en México se concentran principalmente en estados como Michoacán, Zacatecas y Chiapas.
Las balas han sustituido a los desastres naturales como la principal causa de movilidad forzada en México, obligando a miles de personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad.
En las últimas décadas, la violencia se ha convertido en un fenómeno cotidiano que obliga a familias enteras a dejar atrás todo lo que poseen, enfrentando un futuro incierto.
En la última década se registraron 392 mil personas desplazadas en México debido a conflictos y violencia, según el Informe Global sobre Desplazamiento Interno 2024.
Esta cifra, que ha mostrado un incremento sostenido en la última década, contrasta con los 196 mil desplazamientos ocasionados por desastres naturales en el mismo periodo, de los cuales casi la totalidad fueron ocasionados por el huracán Otis, que impactó en Acapulco, Guerrero.
La crisis de seguridad que enfrentan diversas entidades federativas han provocado que nuestro país se ubique en el segundo lugar del continente americano con más casos de desplazamientos internos forzados, solo por detrás de Colombia que sumó el año pasado 4.7 millones de casos.
De acuerdo con el estudio, la violencia criminal en México se concentra principalmente en estados como Michoacán, Zacatecas y Chiapas, donde se ha registrado el 90 por ciento de los desplazamientos que terminan afectando a miles de familias que buscan una mejor calidad de vida dentro del territorio nacional.
En Michoacán, el municipio de Chinicuila vivió una de las crisis más severas en septiembre de 2022, cuando 2 mil 100 personas huyeron tras la incursión del Cártel Jalisco Nueva Generación en la zona para controlar el flujo de estupefacientes que hasta ese entonces tenía la Familia Michoacana.
Este evento ocurrió apenas dos semanas después de que un sismo de 7.7 grados afectara esta zona, con un saldo de 29 personas heridas en la entidad, pero sin reportar casos de desplazamiento debido al debilitamiento de viviendas o fallas estructurales en comercios o escuelas.
En Zacatecas, los enfrentamientos criminales provocaron 600 desplazamientos en mayo de 2022, principalmente en la comunidad de El Mirador. Aunque algunas familias han regresado, la constante amenaza de violencia persiste, poniendo en riesgo la estabilidad de la región.
En Chiapas, los municipios de La Trinitaria y Frontera Comalapa registraron más de 4 mil 300 desplazamientos en julio de 2022, casi la mitad del total nacional en ese año, evidenciando la intensidad de los conflictos en esta entidad.
Los enfrentamientos entre cárteles han continuado dejando un saldo trágico. En 2023, México registró 427 masacres, con un promedio de casi dos por día. Entre los eventos más impactantes, la masacre de una posada navideña en Salvatierra, Guanajuato, dejó múltiples víctimas, mostrando la magnitud de la violencia que aqueja al país.
El tratamiento diferenciado de los desplazamientos por desastres naturales y los ocasionados por la violencia es evidente. Mientras los primeros suelen recibir atención humanitaria inmediata, los desplazados por conflictos enfrentan indiferencia institucional y falta de apoyo para reconstruir sus vidas. Esto agrava las condiciones de pobreza, exclusión y vulnerabilidad de miles de familias en el país.
Por otro lado, los desastres naturales también han tenido un impacto significativo, aunque en menor escala. En octubre de 2023, el huracán Otis devastó Acapulco, Guerrero, dejando al menos 52 muertos y desplazando a 187 mil personas. Este evento marcó un hito en la historia reciente, siendo uno de los huracanes más destructivos en la región del Pacífico.
Este fenómeno natural cambió la relación histórica entre el número de desplazados por violencia y por desastres naturales, pues hasta finales de 2022 por cada persona que perdía su casa por una inundación o sismo, al menos 100 personas lo hacían por los ataques de los grupos criminales; y con el desastre de Otis, esa relación cambió a dos por uno.
Ese mismo mes, el huracán Lidia afectó los estados de Jalisco y Nayarit con lluvias torrenciales y vientos intensos que provocaron daños materiales y el desplazamiento temporal de varias comunidades. Días después, el huracán Norma impactó Baja California Sur, dejando daños severos en La Paz y Los Cabos, donde muchas familias tuvieron que evacuar.
En septiembre de 2022, un sismo de 7.7 grados sacudió los estados de Michoacán, Colima y Jalisco. Aunque no generó un desplazamiento masivo, las afectaciones materiales dejaron a varias comunidades en condiciones de alta vulnerabilidad.
Estos fenómenos naturales, aunque poderosos, siguen siendo menos devastadores en términos de desplazamiento interno comparados con la violencia criminal.