Hoy hemos despertado con la amenaza estadounidense de la inminente invasión a México con el pretexto de declarar a los cárteles del narcotráfico mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”.
Actualmente, ahora más con esta amenaza, el narcotráfico y el abuso de las drogas no solo es un problema social y de salud pública en México, sino de seguridad nacional.
Además, es justo aclarar, es un fenómeno mundial que no se podría entender sin la participación de las organizaciones criminales de Estados Unidos y de su propio gobierno.
La violencia que ha estremecido a Sinaloa durante el segundo semestre de 2024 no se podría explicar sin el papel que ha jugado Estados Unidos en este conflicto y eso es innegable.
Tampoco el origen del narcotráfico en Sinaloa se podría explicar sin la participación de los Estados Unidos.
Lamentablemente existe amnesia y la realidad histórica está ligada a la realidad contemporánea.
Resulta absurdo, por tal razón, que como reguero de pólvora se ha esparcido el último anuncio de Donald Trump, próximo presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2025.
Causa preocupación cuando asegura, este domingo, que en cuanto asuma el poder los narcotraficantes mexicanos serán declarados terroristas, con lo cual –lo sabemos todos- podría vulnerarse la soberanía de México.
Sin embargo, el discurso de Trump no es nuevo, cuando fue presidente entre 2017 y 2021 también dijo que México mandaba la peor gente a Estados Unidos. Ahora sostiene de nuevo que México manda a sus narcotraficantes a suelo americano.
El controvertido empresario y político norteamericano asegura que desmantelará y destruirá las organizaciones criminales extranjeras en las que participan mexicanos.
Culpa a estas organizaciones criminales mexicanas del consumo de fentanilo en suelo norteamericano, y la muerte de miles de consumidores.
También insiste que si el gobierno de México no lo apoya frenando la migración a Estados Unidos aplicará aranceles del 25 por ciento a México.
México ha insistido en que el gobierno de Estados Unidos debería preocuparse por la demanda de drogas en su país, sin embargo, la política norteamericana ha establecido que, si el producto desaparece y se vuelve inaccesible para el consumidor, el problema se acaba. Por supuesto, según los políticos norteamericanos.
No obstante, siendo sinceros la operación de los cárteles mexicanos en Estados Unidos y la distribución de las drogas no podría explicarse sin la participación de las organizaciones criminales norteamericanas.
Es decir, Trump solo ve la paja en el ojo ajeno, y no ve la viga que tiene en su propio ojo.