Es diminuto; mide solo 1,25 milímetros, pero su valor es increíble al ser un fósil extremadamente raro de los ecosistemas antiguos.
Un equipo de paleontólogos de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) ha desenterrado en los sedimentos del Mioceno de Hindon Maar, un lago de cráter cerca de Dunedin (también en Nueva Zelanda), unos fósiles minúsculos extremadamente raros que pertenecen a moscas blancas, unos insectos que han existido desde hace millones de años. Estos especímenes marcan una importante adición al creciente registro de fósiles de insectos de este país.
El diminuto fósil que asombra a los científicos
Los fósiles son tan pequeños que apenas pueden apreciarse a ojo vista; miden 15 milímetros por 1,25 milímetros (por lo general, las moscas blancas adultas miden alrededor de 3 mm de largo o menos), pero lo que hace que este descubrimiento sea tan extraordinario es la forma en que se han conservado las moscas blancas: justo en la posición en la que vivieron y murieron, adheridas a la parte inferior de una hoja fósil. Y, a pesar de su pequeño tamaño, los fósiles revelan información esencial sobre los ecosistemas del pasado.
¿Qué hace tan especial a este insecto prehistórico?
Un examen microscópico de los fósiles reveló un nivel de detalle asombroso. Estos insectos, de cuerpos ovalados y negros, guardan semejanzas con las moscas blancas actuales, aunque se distinguen por tener segmentos corporales bien definidos y separados por profundas suturas. Los investigadores, que detallan su estudio en la revista Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments, afirman que se trata de un hallazgo poco frecuente de fósiles de mosca blanca.
Sus cuerpos negros de forma ovalada, aunque tienen similitudes con las moscas blancas modernas en forma y color, muestran características distintivas, como segmentos corporales realmente bien definidos. Sus segmentos están definidos por surcos o suturas profundas, lo que evidencia una diferencia en la estructura de su exoesqueleto o quizá en el proceso de conservación.
¿Y cómo es que se ha conservado?
“Los fósiles de insectos adultos de mosca blanca no son raros, pero se necesitan circunstancias extraordinarias para que la pupa (la cáscara protectora de la que emerge el insecto) se fosilice”, explica Uwe Kaulfuss de la Universidad de Göttingen en Alemania quien dirigió la excavación. “Hace unos 15 millones de años, la hoja con la pupa debe haberse desprendido de un árbol, arrastrada por el viento hasta el pequeño lago y hundida hasta el fondo profundo del lago, donde quedó cubierta por sedimentos y se fosilizó. Debe haber sucedido en rápida sucesión, ya que los diminutos fósiles de insectos están exquisitamente conservados”.
A través de la identificación del nuevo género de mosca blanca y la especie de mosca blanca, los científicos han confirmado que estos pequeños insectos formaban parte de los ecosistemas forestales antiguos de la Isla Sur y representan el tercer ejemplo conocido de tales fósiles a nivel mundial.
Además de estas moscas blancas, los investigadores han identificado fósiles de moscas danzantes, típulas, mosquitos fantasma –que en la actualidad están presentes en todos los continentes del mundo excepto en la Antártida y en Nueva Zelanda–, y escarabajos de pantanos.
Los autores destacan el valor de los fósiles diminutos, ya que, como bien recuerdan, la mayoría de los animales de los bosques son insectos y conforman la columna vertebral de los ecosistemas forestales.