Hay una imprecisión por parte de los jóvenes militantes cuando se habla del relevo generacional. Se da por sentado que garantizarlo está asociado a las candidaturas, a las primeras posiciones de los gabinetes o a las carteras de los comités ejecutivos de los partidos políticos.
Cuando se escucha en los discursos, la imaginación toma vuelo. ¿Para qué se quiere estar al frente de la responsabilidad? Si la idea de dirigir en la administración pública está asociada a la acumulación de riqueza, al culto a la personalidad o engordar burocracias, la vieja política está contaminando nuestras ideas.
La llegada de la 4T al legislativo y al ejecutivo significó una oportunidad para que jóvenes profesionistas, algunos recién egresados, desarrollaran su capacidad técnica en beneficio de la sociedad. La calle da sensibilidad, de eso no hay duda, pero para cambiar la vida cotidiana de las personas también se necesitan libros, ideas y formación.
Durante la entrevista en Chamuco TV al presidente AMLO en Palacio Nacional, el monero Hernández cuestionó la incorporación de perfiles polémicos. La respuesta del presidente fue clara y realista: en política son importantes los principios, pero también se necesita eficacia.
Además de la correlación de fuerzas, el presidente se refiere a que el proyecto debe tener profesionistas. Es decir, no hay una disputa irreconciliable entre los principios y la capacidad técnica. No se trata de elegir entre el militante más aguerrido y el recién llegado del posgrado en el extranjero.
Se trata de aprovechar la coyuntura histórica donde el estado social fortalece a la educación pública y tomar las alternativas que ofrece para continuar con la formación académica y profesional. Hoy existen mayores facilidades que en la época de nuestros padres y abuelos.
El relevo generacional también está en los jóvenes que ejercen su profesión con responsabilidad y honestidad. Quizás no pagan publicidad en redes para ser conocidos, no se toman fotografías con políticos de renombre, no tienen apellidos de políticos de carrera y tampoco levantan la mano para disputar espacios.
Ya sea destinando su salario y tiempo para comenzar una segunda licenciatura o estudios de posgrado, quedándose horas extras para tomar talleres o capacitaciones en su trabajo, o participando en una campaña como parte del equipo técnico que atiende cuestiones legales, fiscalización o las agendas, el relevo está ahí.
Los primeros nombramientos del gabinete de la Dra. Claudia Sheinbaum causan todo tipo de opiniones. Lo que es inobjetable es que son perfiles universitarios y con experiencia en el sector público. Para aquellas voces que cuestionan la edad de los integrantes y exigen relevo les pregunto ¿el relevo es un asunto exclusivamente de edad?
Yo creo que no.