La lámpara de la enfermería es la luz de amor que ilumina la salud de la población

Este domingo se celebró la misa de acción de gracias con motivo del Día Internacional de la Enfermería en la Parroquia de Santa Rosa de Lima.

El Párroco Samuel Edel Félix Marín enalteció la labor de las y los ángeles blancos del Hospital General de Culiacán “Dr. Bernardo J. Gastélum”.

Señaló que las enfermeras y los enfermeros brindan, en cada encuentro con el otro, su conocimiento, palabra, tacto y tiempo con amor, al advertir que el personal de enfermería también debe pensar en la familia que les espera en casa o ese ser especial que les motiva a dar todo por los demás.

Las enfermeras y los enfermeros, dijo en su mensaje, ven más allá de la enfermedad: ven una persona con sueños e ilusiones, y por esa persona ofrecen su tiempo, amor, dedicación y trabajo, es un glorioso intercambio que irradia luz de amor a la salud de la población.

“¡No permitan que el mundo les robe su luz!”, enfatizó.

Recordó que Santa Rosa de Lima fue la primera santa y Patrona de América Latina que se dedicó con abnegación y sacrificio al servicio de los pobres y los enfermos creando un espacio de enfermería en su casa para atender a las personas que más la necesitaban.

“El potencial de cada enfermera o enfermero enciende la luz y por eso celebrar en este templo a la enfermería es más especial porque Santa Rosa de Lima fue una mujer que atendió a los enfermos sin ser monja, una mujer como ustedes que hizo de su casa un primer hospital y fue la primera mujer en toda América hecha santa”, subrayó.

El presbítero y licenciado Samuel Edel Félix Marín afirmó que la solidaridad y amor al prójimo de las enfermeras y los enfermeros obedece al plan humano de Dios.

Tomó en sus manos, en homenaje a esta profesión, la emblemática lámpara encendida de Florence Nightingale, símbolo de la enfermería a nivel mundial y dijo que es una luz de esperanza que ilumina al paciente con su amor y calidez.

“Ustedes son como esta lámpara encendida que ilumina al paciente con su amor y calidez. Pido por ustedes, enfermeras y enfermeros, pido por cada una de sus familias a las que también se deben, y por el servicio que brindan por el bien de sus semejantes”, expresó.

En el marco del Día Internacional de la Enfermería y natalicio de Florence Nightingale, primera enfermera profesional de América, sostuvo que más que héroes y heroínas son guerreras y guerreros que merecen el más profundo agradecimiento y un público reconocimiento porque enfrentan grandes desafíos para cuidar de sus pacientes.

Afirmó que la delicada e invaluable labor que realiza el personal de enfermería es una vocación que cumple con un agobiante compromiso en el que diariamente luchan por la vida de sus semejantes y demuestran su disposición incansable y su entrega permanente en atender a quien tiene su salud quebrantada.

Explicó que cuando una persona se gradúa en enfermería cumple con el ritual del Paso de la Luz que tiene su origen en la madre de esta profesión Florence Nightingale, a quien se recuerda como “la dama de la lámpara” por hacer rondas nocturnas portando una pequeña lámpara para ayudar a los heridos en combate durante la Guerra de Crimea.

La luz, dijo, representa el amor en el interior de cada enfermera que lucha cada día por vencer a la oscuridad y el aceite de la lámpara es su motivación. “Hay días oscuros que enfrenta el profesional de la enfermería por cansancio, desgaste laboral, dolencias, problemas y exigencias de su vida personal, pero una vez que pasa la tormenta viene la tranquilidad. El cielo estrellado representa el amor de la madre que permanece en la familia que siempre te espera”, comentó.

El sacerdote Samuel Félix explicó que cada enfermera que brinda su servicio a un paciente celebra la luz al compartir su corazón brindando atención al plan humano de Dios. Es una luz que, como la cofia blanca, también representa la sencillez, el servicio, la abnegación y la paciencia.

En su emotivo mensaje que fue más allá de la misa tradicional explicó que las líneas horizontales y verticales de la cofia hablan del profesionalismo y jerarquías o especialidades, sus picos simbolizan sinceridad, misericordia, combatir el pecado, humildad, justicia, vivir sin malicia, espíritu de servicio y ser capaz de sufrir.

“La enfermera y el enfermero representan un profesional que se entrena, capacita, conoce la teoría y tiene el conocimiento que brinda con amor y calidez en cada abrazo y al escuchar. Es una luz que comparte con el otro, que ilumina y tiene un impacto en otra persona, es una luz que crece cuando el personal de enfermería brinda además consuelo al que sufre dolor y atiende esas emociones que surgen del vacío existencial. Cada encuentro con el otro es una nueva experiencia que no debe ser a medias tintas, sino que la luz siempre tiene que ser completa”, expuso.

“Enfermera o enfermero graduado lo es para toda su existencia porque eligió prestar su vida para sus semejantes que, aunque aparentemente sea un desconocido siempre hay algo especial en el otro y eso no tiene precio porque es la gracia de Dios que viene a nosotros”, reflexionó el párroco Félix Marín antes de rogar al Señor por aquellas enfermeras y enfermeros que han partido ya a la gloria eterna.

Las enfermeras y enfermeros católicos dieron gracias a Dios orando en silencio, a viva voz y cantando en una misa en que los cánticos alabaron el nombre de Dios. En la misa dieron lectura a la primera carta del apóstol san Juan: “Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que Él nos ha dado, que Él permanece en nosotros”. También se mencionó el santo Evangelio según San Mateo: “Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban a todos los aquejados por diversas enfermedades y dolencias, a los poseídos, epilépticos y paralíticos, y Él los curaba”.

“Queridas enfermeras y enfermeros, todos conocemos la forma de trabajo y organización que les caracteriza, sabemos de su destacada labor al consagrar su vida a una tarea especialmente noble al atender, cuidar y procurar de manera directa la salud de los pacientes, al compartir esos sentimientos de dolor y de esperanza, de alegría y de frustración, de amor y de solidaridad en las situaciones más extremas de la vida desde el nacimiento hasta la muerte con una entrega irrestricta al servicio de los demás”.

El ministro subrayó la labor del personal de enfermería del Hospital General de Culiacán al consagrar su vida a una tarea especialmente noble al atender, cuidar y procurar de manera directa la salud de los pacientes, al compartir esos sentimientos de dolor y de esperanza, de alegría y de frustración, de amor y de solidaridad en las situaciones más extremas de la vida desde el nacimiento hasta la muerte con una entrega irrestricta al servicio de los demás.

Finalmente, algunas feligresas se acercaron a comer la sagrada hostia y el personal de enfermería recibió la bendición del párroco.