El cigoto, descubierto en un pozo de época romana usado para hacer cerveza, es un “ejemplar único en el mundo”
Estaba guardado dentro de un gran pozo de época romana en Buckinghamshire (Inglaterra). Era un huevo moteado, probablemente de gallina, descubierto durante unas excavaciones realizadas en 2010 en Berryfields, un sitio al oeste de Aylesbury en el que se iba a construir una nueva urbanización.
Hace alrededor de 1.700 años, alguien guardó este ejemplar junto con otros tres huevos, una cesta tejida, vasijas de cerámica, monedas, zapatos de cuero y huesos de animales. Con el tiempo, el pozo quedó anegado y casi todos los cigotos se rompieron “emitiendo un olor increíblemente sulfuroso”, recuerdan los investigadores de la empresa Oxford Archaeology encargados de estudiar el lugar.
Una naturaleza increíblemente frágil
“A pesar de la naturaleza increíblemente frágil de los huevos, el equipo in situ pudo recuperar uno intacto”, añaden en un comunicado. Lo más sorprendente es que en las últimas semanas se le ha sometido a una micro tomografía computarizada y se ha podido comprobar que todavía está lleno de líquido, además de una burbuja de aire.
“El trabajo nunca termina cuando los arqueólogos abandonan el sitio. Los análisis posteriores a la excavación pueden llevar muchos años”, indican los especialistas, que en 2019 ya publicaron una monografía que revelaba la actividad humana en este sitio desde el Neolítico hasta el período posmedieval.
Tras el análisis en el laboratorio, los investigadores llevaron el huevo al Museo de Historia Natural de Londres, donde lo inspeccionó el experto Douglas Russell, curador principal de la colección de huevos y nidos de aves. “Todos nos sorprendimos al escuchar que el cigoto es aún más raro de lo que creíamos y que con su centro líquido intacto es el único ejemplo conocido de este tipo en el mundo”, indican.
El objetivo ahora es garantizar tanto la futura investigación como el almacenamiento a largo plazo del óvulo fecundado. El líquido de su interior parece ser una mezcla de yema y albúmina (la principal proteína de la clara) que podría revelar los secretos del ave que lo puso hace casi dos mil años.
A menudo, dicen los especialistas, se encuentran trozos de cáscara, pero no huevos intactos, más allá de los que se han descubierto momificados en Egipto. El ejemplar de Aylesbury probablemente fue colocado en el pozo (situado junto a una calzada romana y utilizado para elaborar cerveza) como ofrenda votiva, mientras que en la cesta quizás había unos trozos de pan.