¡México lindo y querido! Cuando no es una es otra calamidad para los productores de maíz: a principios de 2024 existe la posibilidad de que una resolución internacional establezca la obligatoriedad de que México tenga que abrir sus fronteras al maíz transgénico.
Esta noticia funesta que se sumaría a la crisis del agua, la falta de certidumbre, ausencia de apoyos financieros y precios de garantía sólidos, entre otros factores, que hacen que el panorama del campo para 2024 se vislumbre catastrófico, especialmente para los productores de maíz.
La campaña “Sin maíz, no hay país” tiene su antecedente directo en el movimiento “El campo no aguanta más”, el cual surgió en 2003 y logró articular el movimiento campesino, así como la firma del Acuerdo Nacional para el Campo.
En 2007 el aumento en los precios de la tortilla impulsó la movilización campesina, lo que obligó a los sectores afectados a plantearse qué hacer ante la apertura de las importaciones de maíz y frijol en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En este escenario surge la campaña “Sin maíz, no hay país”, presentada públicamente en el Museo de la Ciudad de México el 25 de junio de 2007.
Desde entonces la lucha sigue y permanece porque, desafortunadamente, con el paso de los años, la historia no parece mejorar para los productores de maíz: en 2020 el gobierno mexicano prohibió producir o importar maíz genéticamente modificado para 2024, pero tuvo que recular en algunos aspectos.
El 14 de febrero de 2023 se emite decreto mexicano que deroga el del 31 de diciembre del 2020 por las protestas de su vecino del norte, optando por permitirlo para la alimentación de animales y procesamiento en diversas industrias, hasta encontrar –argumentó- un sustituto al grano.
Sin embargo, tal decreto, mantiene la restricción que impide al gobierno federal adquirir maíz genéticamente modificado y glifosato, además de recorrer la fecha para dejar de importar glifosato y sustituirlo por alternativas agroecológicas, de enero a marzo de 2024.
Este decreto mantuvo la prohibición de sembrar maíz genéticamente modificado y la prohibición de utilizar maíz genéticamente modificado en la alimentación humana en el sector de la masa y la tortilla.
No obstante, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde 2020, podría obligar a México a permitir la entrada, entre otros productos, del maíz transgénico. Aunque, desde ese mismo año, México mantiene su prohibición a la entrada de maíz transgénico lo cual, según Estados Unidos, viola los acuerdos del Tratado.
Ante este desacuerdo, Estados Unidos llevo el caso ante un panel de solución de diferencias, que es una figura que se acordó en el renovado T-MEC.
Durante el primer trimestre de 2024 se dará a conocer la resolución que parece será desfavorable para México.
El suizo Christian Häberli, quien pertenece al World Trade Institute (WTI) desde 2007, será quien presida el panel que resolverá esta controversia y México, para impedirlo, tiene que comprobar que el maíz transgénico es dañino para la salud humana.
En la actualidad México produce en su gran mayoría maíz blanco y en los últimos años ha impulsado una campaña para elevar el cultivo de maíz amarillo que se utiliza como alimento para el ganado con el propósito de que México importe menos granos de Estados Unidos.
Esto forma parte de su férrea posición de ¡No al maíz transgénico!
El gobierno mexicano argumenta que el maíz biotecnológico perjudica a las variedades autóctonas y puede tener efectos adversos para la salud, pero Estados Unidos considera que el enfoque de México hacia la biotecnología es equivocado pues “no se basa en la ciencia y va en contra de décadas de pruebas” que garantizan que no daña la salud ni el medioambiente.
Por lo pronto, México es el segundo comprador mundial de maíz y el 95 por ciento procede del mercado estadounidense, cuya producción es, a su vez, 93 por ciento transgénica.
En caso de que Estados Unidos gane esta batalla y el panel le dé la razón, la oficina de Comercio de Estados Unidos podría poner aranceles punitivos a México a productos mexicanos.
Algo paradójico pues mientras México prohibió el maíz transgénico había quitado aranceles al maíz blanco, lo cual forma parte de la crisis devastadora de los productores de maíz blanco en México.
Por tal motivo, mención aparte merece el decreto del 23 de junio de 2023 por el cual se modificaron diversos ordenamientos jurídicos relativos a los aranceles aplicables al maíz blanco. Lo anterior para responder a las demandas de los productores de maíz quienes protestaron por el desamparo al que fueron sometidos al liberar México de aranceles al maíz blanco de importación, quedándose sin precio rentable el producto nacional.
Hay que recordar que México había emitido un decreto por el que se exenta el pago de arancel de importación y se otorgan facilidades administrativas a diversas mercancías de la canasta básica y de consumo básico de las familias, mismo que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de enero de 2023.
Lo anterior quizás tenía el noble propósito de bajar los precios de la canasta básica, pero siendo honestos por lo menos quien esto escribe jamás vio que eso sucediera.
Los precios de importación de los productos de la canasta básica bajaron para el importador y el comerciante le siguió dando los mismos precios al pueblo sacrificado, y en medio –ante las evidentes ausencias de control- las ganancias crecieron para los mercaderes del sufrimiento ajeno.
Con esto de paso le partieron la madre a los productores de maíz blanco, quienes parece que, en este desafortunado mar de noticias negativas y ausencia de políticas públicas que protejan al campo, no tendrán respiro alguno en el 2024.