Consejos para ser un poco más feliz en Navidad
Claro que los adultos no disfrutamos la Navidad con la ilusión de los niños. Claro que la visión idealizada de la Navidad que nos llega desde las películas no se corresponde con la realidad. Pero eso no significa que debamos demonizarla y hacernos daño a nosotras mismas tomándonosla como un mal trago.
Ante el aumento de casos de depresión en la temporada navideña, nos hemos preguntado por qué afecta tanto la Navidad a nuestro estado de ánimo. El desajuste entre la Navidad idealizada y la Navidad real no puede ser el único motivo que nos deprime. Así que hemos buscado las causas y cómo evitar la depresión navideña.
Causas de la depresión en Navidad
Encontramos muchas causas de depresión en Navidad, muchos motivos para que aumente la tristeza, la angustia y el desánimo, pero todos esos motivos se pueden superar si adoptamos otro punto de vista. Aspectos como el consumismo, la necesidad de hacer regalos a todos, acudir a las reuniones familiares, sociales y laborales con el mejor look y la mejor sonrisa fomentan la frustración y el deseo de desaparecer.
Además, hay personas a las que les afecta la hipocresía que rodea estas fechas navideñas. Derrochar amor, cariño y amabilidad parece de obligado cumplimiento y desarrolla un sentimiento de angustia y de impotencia por no poder cumplir las expectativas. También existe un factor físico ajeno a nosotras que puede generar la depresión en Navidad, que es la falta de luz.
Pero la depresión navideña suele producirse en la mayoría de las veces por la nostalgia y la tristeza de lo perdido. El sentimiento de pérdida se hace patente en estas fechas y se refiere a pérdidas materiales, por la crisis económica, pérdidas emocionales, con la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor y pérdidas de seres queridos, cuya ausencia parece más evidente en Navidad.
Esa sensación de pérdida se refiere a todos los ámbitos de la vida y está muy relacionada con una actitud frecuente en Navidad: hacer recuento. No ocurre solo en Nochevieja cuando hacemos la lista de propósitos de Año Nuevo, ocurre durante todo el periodo navideño en el que vamos haciendo un recuento no solo del año sino de toda nuestra vida.
En Navidad recordamos nuestra infancia, recordamos a los que ya no están, cómo han cambiado las cosas. Y además de recordar también reflexionamos y nos encontramos con cierto desajuste entre lo que un día esperábamos y lo que tenemos en la actualidad. Es precisamente ese desajuste el que nos lleva a un estado de desesperanza que si se alarga en el tiempo nos puede llevar a la depresión. A este conjunto de síntomas depresivos, que pueden aparecer durante las navidades y que están relacionados con la pérdida de nuestros seres queridos, se le denomina “síndrome de silla vacía”.
Cómo evitar la depresión navideña
Si bien la depresión navideña se puede convertir en un trastorno emocional en toda regla o empeorarlo en el caso de que se esté sufriendo un trastorno depresivo, en la mayoría de los casos se trata de un bajón emocional importante, pero temporal. Cuántas veces hemos deseado acostarnos el 22 de diciembre y despertarnos pasadas las Navidades…
Sin embargo, tampoco debemos subestimar este estado depresivo y lo mejor es combatirlo con una actitud positiva pero, sobre todo, realista. Si nuestra Navidad no se asemeja a la que nos presentan desde la televisión, debemos aceptar nuestra realidad. La alegría, la unión familiar, el cariño y la generosidad podríamos practicarlas a lo largo de todo el año. Así, además de sentirnos más felices, no lo consideraríamos una obligación navideña.
Tenemos permiso para innovar, crear y transformar cualquiera de las tradiciones que más daño nos hacen. Tal vez no podamos huir de la cena de empresa, pero seguro que hay un montón de compromisos navideños que sí podemos evitar. Lo importante no es agradar a los demás a costa de nuestra estabilidad emocional, sino ser lo suficientemente felices como para demostrar amor y cariño de forma natural.
Consejos para que no te deprima la Navidad
Cambiar tu Navidad para no deprimirte
Parece bastante claro que cuando una fórmula no te funciona, lo mejor es cambiarla pero, ¿se puede cambiar la Navidad? Por supuesto que se puede y para hacerlo no es necesario eliminar la esencia navideña. Puedes empezar por cambiar físicamente de lugar, es decir, ¿siempre celebras la Navidad en la misma casa?
Si vas todos los años a casa de tus padres por Nochebuena, puede ser un buen momento para cambiar el escenario. ¿Por qué no os reunís todos este año en tu casa o en casa de tu hermana? Alternar el orden en el que vas a pasar cada fecha especial con tus padres o con tus suegros también es una buena idea. Y romper con todo también es una opción, ¿qué tal un viaje a una isla tropical sin rastro de copos de nieve?
Solo proponemos algunas ideas, porque cada familia es un mundo y algunas cosas se podrán cambiar y otras no. La tradición de los regalos, que tantos dolores de cabeza provoca cuando no estás en la mejor situación económica, también se puede transformar. Hacer el amigo invisible en la familia en lugar de tener que comprar regalos para todos es algo que agradecerá todo el mundo por muy espléndida que tenga su cuenta corriente.
Más propuestas, ¿qué tal un ejercicio de Mindfulness para conectarte con el momento presente, con la Navidad que estás viviendo en este preciso momento y no sufrir por las Navidades del pasado o por las expectativas que tenías? A conectar con el momento presente para valorar más lo que tienes a tu alrededor y, sobre todo, a las personas que tienes a tu lado le puedes sumar la gratitud por todo lo que tienes, por todo lo que has conseguido y por todas las personas que están en tu vida.
¿Qué hacemos con las ausencias? ¿Qué hacemos con el recuerdo de esos seres queridos con los que antes compartíamos la Navidad y ahora ya no están? Rendir homenaje a esas personas no tiene por qué convertirse en algo doloroso, sino al contrario. Colocar un objeto de la persona que falta este año en el árbol de Navidad o incluso una fotografía antigua es un detalle que también agradecerá toda la familia.
Si hablamos de depresión, son palabras mayores y se trata de un problema médico que debe tratarse por profesionales. Pero si hablamos de sentirse deprimido en Navidad, la mejor forma de combatirlo es con la cooperación. Puedes implicar a todo el mundo en la preparación de estas fiestas, implicarte tú misma, organizar yincanas en casa para mantener a los más pequeños entretenidos y proponer un menú radicalmente distinto en el que todos participen.
Puedes investigar sobre las diferentes formas de celebrar la Navidad en el mundo para incorporar tradiciones de otros lugares. Puedes establecer la norma de leer un poema antes de abrir cada regalo, tal y como hacen en Letonia, por ejemplo. O puedes incluso recuperar la vieja tradición de enviar postales de Navidad a tus conocidos, así te aseguras mantener la cabeza ocupada en los días previos y lo cierto es que a día de hoy resulta toda una novedad. Las novedades siempre aportan un soplo de aire fresco y distraen de las preocupaciones precisamente porque no puedes actuar con el piloto automático puesto.
Seguro que todo el mundo agradece un cambio de aires o modificar un poco las tradiciones y los rituales familiares de siempre. Porque la depresión navideña es de lo más común, muchos miembros de tu familia se van a encontrar con el mismo bajón anímico que tú así que, ¿por qué no compartir? Al fin y al cabo, compartir también forma parte de ese famoso espíritu navideño.
Con información de Diario Femenino