Barbie Vs La Sirenita

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Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)

Dejemos la grilla por un rato (el año viene muy cargado de política; no pasa nada si desintoxicamos esta columna con temas más importantes que los políticos y sus cosas). Las próximas semanas estaremos en presencia de una de las películas más esperadas en años: Barbie.

Para muchos, junto a Mickey Mouse, la muñeca californiana representa uno de los íconos más importantes del Siglo XX. Por lo menos, en el sector juguetes, Barbara Millicent Roberts (Barbie para los cuates) es la líder indiscutible. Es la titán de la industria con más de mil millones de muñecas vendidas a lo largo y ancho del mundo por más de 60 años.

La creadora del concepto, Ruth Handler jamás imaginó el tamaño de penetración cultural de su invención. Fuera a propósito o no, Barbie se convirtió en símbolo de libertad para las niñas de mediados del Siglo XX. Las niñas crecieron junto a Barbara y soñaron en convertirse en una de las 160 profesiones que la muñeca ha tenido a lo largo de su vida.

La fama y éxito de Barbie vino acompañada de críticas justificadas. Con el paso del tiempo, los grupos sociales comenzaron a utilizar a la rubia de plástico como un elemento más del sometimiento que las mujeres enfrentaban día a día. El cuerpo de la muñeca tuvo que cambiar en diversas ocasiones para atender las exigencias de estándares de belleza imaginarios; la compañía Mattel comenzó a incluir “amigas de Barbie” de diferentes razas y rasgos físicos. Barbie fue blanco de ataques por representar todo lo que estaba mal en la cultura del consumismo.

A pesar de años complicados, Barbie parece tener un resurgimiento; si bien, entre la niñez ya no es un juguete tan popular, sigue teniendo una penetración superlativa en la cultura popular. Incluso, algunos de los grupos que antes criticaban la existencia de la rubia, hoy parece hicieron las paces con ella para reconocer el legado que tuvo para comenzar con los cambios de mentalidad en las generaciones actuales.

La película de Barbie, a punto de estrenarse, parece estar siendo bien recibida por los grupos progresistas. La reinvención del fenómeno cultural de la rubia multiprofesiones está siendo interesante. En los tiempos actuales, ante los ojos del progresismo militante, una figura que pude representar a los privilegios de un sector social ampliamente cuestionado se está convirtiendo en el fenómeno del verano.

Barbie llegará a los cines con una expectativa positiva. Es desconcertante, sobretodo si consideramos que la rubia representa el privilegio de una mujer blanca, guapa, exitosa sin mácula. Por otro lado, en semanas recientes, La Sirenita no corrió con la misma suerte. La taquilla fue un fracaso (recaudó más de 500 MDD, pero no alcanzará a cubrir los costos de producción y marketing). Desde antes del estreno del remake de Disney, La Sirenita llegó acompañada de controversia sobre la protagonista de la cinta.

Disney cambió las características de la sirenita para adaptarse a las peticiones de grupos progresistas que tienen secuestrada parte de la agenda de contenidos en diferentes plataformas a lo largo y ancho del planeta. La Sirenita es una buena película. La protagonista hace un papel excelente y la historia está modificada para entender los nuevos tiempos; sin embargo, Disney falló brutalmente por vender su producto desde la perspectiva política; no artística.

Barbie, a pesar de representar todo lo que la progresía detesta, no llega envuelta en polémica. Al contrario, parte de su éxito radica en la promesa de ser una parodia del mundo material, pero no intentan en ningún momento negar su origen. La muñeca rubia no pretende convertirse en un estandarte político para agradar a las masas radicales. Barbie se va a reír de di misma y lo que representa sin renunciar a su identidad.

Lo peor que le puede pasar a alguien es negar su origen o pretender reescribir la historia que construyó a lo largo de su propio camino. Disney pudo afianzar su agenda progresista de mil maneras; prefirió el camino fácil de reescribir su historia. Barbie, seguramente contará una historia diferente, pero no negará su pasado.  Por lo pronto, el mundo se alista para recibir el fenómeno rosa que tomará por asalto las salas de cine y a la cultura popular.

¿Usted qué opina, amable lector? ¿Se queda con la Barbie o la Sirenita?

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