Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)
Bastó un coscorrón presidencial para desmoronar la alianza. Como un mazapán sin abrir PRI, PAN y PRD se convirtieron en migajas envueltas en celofán. Durante la polémica sobre la administración militar de la Guardia Nacional, López Obrador decidió apuntar sus baterías en contra del presidente del PRI, Alejandro Moreno (Alias Alito). El ex gobernador campechano fue el catalizador para resquebrajar a la oposición al régimen.
El dirigente del PRI, viendo como la prisión preventiva oficiosa se mantiene en México, decidió no exponerse a la furia presidencial y pasar algunos meses en sombra. No se sabe si por iniciativa propia (bastante dudoso porque la iniciativa no es su fuerte) o por sugerencia de Palacio, Alito defendió la propuesta de una diputada de su partido para aumentar la presencia del Ejército en las calles hasta el 2028.
El resto de actores de la alianza Va X México trinaron de coraje por la jugarreta del priísta. También los propios Senadores tricolores decidieron expresar su inconformidad por el sometimiento de su dirigente. Moreno intenta salvar su pellejo jugando al moderado y queriendo quedar como un conciliador cuando unas semanas atrás su comportamiento ante la Presidencia de la República era poco menos que altanero.
Moreno negoció impunidad a cambio de ser la bisagra para cambiar la Constitución como tanto anhelan en Palacio Nacional. Por desgracia para Alito, su papel de Caricato (Una forma elegante de decirle bufón) no fue preciado en la alianza.
La política tiene pocos espacios para las sorpresas. La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, detuvo la andanada de videos comprometedores en contra de su antecesor. Unos días antes, Sansores declaró en redes sociales que seguiría dando a conocer material incriminatorio sin importarle mucho las consecuencias legales. Por arte de magia y después de una larga consulta con sus abogados determinó que era tiempo de parar los ataques. Fue un simple hecho fortuito del destino que, al mismo tiempo, Alito Moreno respaldara una iniciativa de ley que favorece al presidente.
Marko Cortés y Jesús Zambrano, los señores enlistados como presidentes del PAN y PRD, anunciaron tímidamente que la alianza Va X México se suspende temporalmente. ¿Qué significa eso? solo ellos y sus timoratas mentes lo saben. Poner en pausa una Alianza no significa nada, pero quisieron sonar decididos y enojados.
La Alianza está agonizando. Es un mazapán destrozado que se mantiene unido por la envoltura. No hay manera de volverlo a pegar. No con los mendrugos que alguna vez lo formaron. Alito Moreno respondió a sus aliados que no sean malos, que no lo vayan a sacar de patadas de la unión política; por otro lado, López Obrador canta el divorcio entre los opositores. Alito será usado y desechado. No quiere quedarse solo, pero ya lo está. Su presencia apesta a podrido. Nadie lo quiere cerca. Se dobló y se quebró. Pocos quieren juntar esos pedazos.
Alito se hunde y prefiere hundir al PRI con él antes que llegar a las profundidades en solitario. Los y las priístas se están quedando sin partido y sin opciones. Muchos tendrán que formarse en la cola de la 4t y otros tendrán que sufrir el destino de los náufragos arrimados en el PAN, PRD o MC.
Va X México murió; aun así, cumplió su objetivo. Demostró ser una herramienta útil. Fue un buen ensayo para algo más importante. La conformación de una nueva alianza tiene que ser prioridad para la oposición; sin embargo, sería un error querer mantener a los mismos actores que dieron pie a la primera. Están a tiempo de relanzar una nueva propuesta: Va X México 2.0.
Quedó claro que quienes encabecen a los partidos opositores tienen que ser personas probas. No basta poner al frente a grillos de poca monta y mucha cola. La primera alianza fue un mazapán. La segunda tiene que ser un bloque de acero si cuarteaduras.
¿Usted qué opina amable lector? ¿Qué tipo de alianza le gusta más: una alianza mazapán o ninguna alianza en absoluto?