Toda guerra tiene su inicio. Toda guerra se repite a sí misma; no inicia de la nada, pero tampoco se termina a sí misma. Ésta pretende ser una crónica de las luchas intestinas uaseñas que hoy se exportaron a la vida política y social del estado de Sinaloa. La política universitaria rompió fronteras para encontrar en un nuevo campo de batalla. La universidad quedó pequeña como frente de guerra.
A mediados de la década de los 90´s, Rubén Rocha Moya deja a la universidad en manos del rector Jorge Luis Guevara Reynaga. En aquellos años la comunidad académica, estudiantil y administrativa elegía al rector por medio de una fórmula que ponderaba la consulta directa, un plan de administración y la valoración del currículo de los aspirantes. La parte que realmente importaba era la consulta. El Consejo Universitario nombraba una comisión electoral y éstab organizaba todo el proceso.
El Consejo Universitario estaba integrado por el director de cada facultad o escuela; un maestro representante de cada facultad o escuela (Preparatorias incluida) y dos alumnos elegidos por sus pares, también de cada facultad o escuela; el secretario general de la UAS; el Rector; un representante del sindicato académico y uno del administrativo. Los directores de escuelas y facultades se elegían con un método similar. Eran los años que la política de la UAS se decidía entre carnes asadas para los estudiantes.
La rectoría de Guevara se caracterizó por el fortalecimiento de un grupo político denominado MASU- FAU (Movimiento Académico Sinaloense Universitario – Frente Académico Universitario). Este poderoso grupo contaba entre sus filas a Gomer Monárrez, Francisco Álvarez Cordero, Jesús Martínez Peñuelas, Pedro Tapia (todos ellos del MASU) y de lado del FAU se encontraba Tito Ruiz Cortez y un miembro de bajísimo perfil público: Héctor Melesio Cuen. El control de la UAS de este grupo y del Consejo Universitario era casi total. La única oposición recaía en el Secretario General del sindicado académico Aarón Quintero. Las escaramuzas electorales eran pan de todos los días. La lucha era sin cuartel. Con calculadora en mano cada grupo buscaba tener el mayor número de ínsulas académicas bajo su control.
El grupo de Rubén Rocha fue perdiendo espacios al interior de la UAS. A Diferencia de otros ex rectores, él prefirió retirarse de seguir haciendo política universitaria. El actual gobernador de Sinaloa decidió probar suerte en la política electoral al exterior de la casa Rosalina. Intentó ser gobernador por el PRD, Tuvo buena cantidad de votos, pero no consiguió el triunfo. Se mantuvo alejado de la UAS para seguir con una carrera política en el exterior. Lo consiguió. Tuvo posiciones importantes en administraciones estatales y federales; sin embargo, sus querencias universitarias no se olvidaron. La UAS siempre estuvo en sus prioridades.
Tras el paso de Jorge Luis Guevara, el sucesor designado a sucederlo fue Gomer Monarrez González. Durante este rectorado la figura de Héctor Melesio Cuen creció meteóricamente. Se impuso al grupo de poder MASU – FAU y terminó heredando la rectoría de Monarrez; no solo eso, también consiguió un cambio en la ley orgánica que desaparecía las elecciones apoteósicas al interior de la UAS.
Héctor Melesio Cuen fue el segundo ex rector que logró construir una carrera exitosa fuera de la universidad. Muchos lo intentaron, pero solo Rocha y Cuen tuvieron la capacidad de convertirse en figuras importantes en el escenario político estatal; el resto de los ex rectores no pasaron de ser figuras menores en administraciones públicas. Héctor Melesio Cuen logró posicionar su propio partido político con el apoyo de cientos de universitarios; por otro lado, Rubén Rocha, llegó a la gubernatura con el soporte ideológico y operativo de grupos universitarios cercanos a su figura desde los años de sus luchas universitarias.
Decenas de veces el cuenismo y el rochismo se enfrentaron a brazo partido al interior de la UAS. Las luchas por las direcciones de escuelas y facultades los fueron moldeando como adversarios y aliados al mismo tiempo. Ambos han sabido ser cercanos cundo la situación lo amerita, pero, al mismo tiempo, saben confrontarse por el Poder. No son ajenos al actual escenario.
Rocha y Cuen; Cuen y Rocha están enfrentados hoy cuando hace unos meses eran aliados incuestionables. Las diferencias parecen irreconciliables; así lo ha sido a lo largo de su vida. Seguramente, muy pronto, veremos uno nuevo capítulo de cercanía entre ambos. La historia los precede. No son enemigos eternos; mucho menos amigos entrañables, pero son universitarios que se saben utilizar. La política universitaria los hermana. Fue su escuela y, como buenos alumnos, la nostalgia termina por imponerse.
¿O usted qué opina, amable lector? ¿Cree que la ruptura es completa o sólo un respiro para la nueva batalla juntos?