Hipócritas

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Columna: Sofismas de ocasión

Por: Juan B. Ordorica (@juanordorica)

El ser humano ha luchado por siempre ser el mejor respecto a sus pares. Para lograr su objetivo ha intentado de todo:  Comenzó buscando ser el más fuerte; después intentó ser el más inteligente, siguió con la lucha de acumular riquezas o poder, buscó diferenciarse a través del conocimiento buscando conseguir títulos académicos y hoy quiere alcanzar la cima sobre la autoridad moral.

En la época de la pos verdad, donde el conocimiento es relativo y cualquier comentario es considerado racista, clasista o fóbico, surge una nueva casta divina: los superiores morales; por desgracia para los escaladores morales su lucha se ve empañada por las propias miserias humanas.

Todos los días, las y los políticos nos tratan de convencer que su ideología es moralmente superior a la de sus contrapartes. Poco importa la inteligencia o preparación, lo importante es entregarse a la pureza de la lucha.  La nueva- vieja casta de gobernantes nos quiere convencer que sus errores deben de ser perdonados a toda costa porque la pureza de las intenciones es más importante que los fracasos de sus acciones. La ineptitud es una cuota a pagar por llegar a la cima de la moralidad. 

El camino a la moralidad es sumamente complicado. Se requiere de una constancia sobre humana.  Es casi imposible ser moralmente superior. Sobre todo, si tomamos en cuenta que somos una especie diseñada para la hipocresía. 

Los moralinas hipócritas patrullan las redes sociales buscando la publicación mal habida que los indigne y haga estallar sus vísceras. La lucha por la superioridad moral no tiene cuartel. La imposición de lo correcto sobre la idea viciada debe de ser fulminante. Desde luego que la indignación personal tiene prioridad. La sensibilidad de los morales superdotados es selectiva. Es válido indignarse de algo y burlarse de otro tema porque no se trata de ser sensibles. Se trata de ser superiores. Hay que doblar la moral si es preciso. Todo se vale. Lo importante es salir parado en la cima de los súper morales.  

Hipócritas quienes piden el regreso de los soldados a los cuarteles cuando antes defendían la presencia de la bota militar en las calles; también hipócritas los que hoy piden más militares en las calles cuando antes odiaban la idea del verde olivo encargado de la seguridad.

Mil veces hipócritas los que predican la pobreza franciscana, el odio por la educación y las riquezas neoliberales, pero visten ropa de marca, usan el iPhone de moda, hacen sus compras en Macy´s  y se titulan con diplomas extranjeros. 

La hipocresía como forma de gobierno y convivencia social es lo de hoy. El gran Marx (Groucho; no  confundirlo con el comediante alemán) decía en alguno de sus diálogos más famosos, que sus principios eran únicos, pero si no les gustaban podría tener otros.  Los seres humanos no tenemos doble moral. Tenemos cuatro o cinco. Todo depende momento o la circunstancia.

Es inútil luchar en contra de la hipocresía, pero es más inútil luchar en contra de los moralinos.  Los que hoy defienden la paz mañana serán guerreros y viceversa. Todo activismo tiene su moral que lo soporte y toda moral tiene su activismo. No hay diferencias. Para eso es la hipocresía: para justificar todo.

Lo que nos queda como sociedad es desconfiar de los superiores morales. No son superiores y menos morales. Dice el presidente que la hipocresía es la doctrina de los conservadores. Tiene razón, pero todos somos hipócritas y todos somos conservadores en mayor o menor medida. El presidente tendría que agregar a sus dichos que la verdadera doctrina del ser humano es la hipocresía y la miseria ligada a nuestra especie.

La ventaja de los hipócritas confesos es que no tienen que cargar con el esfuerzo de justificar sus acciones. No sienten la necesidad de alcanzar la falsa cima de una superioridad inútil. Los hipócritas honestos terminan por entregar mejores resultados y se divierten más. Son honestos de verdad. Los hipócritas que se autoengañan terminan enredados en sus propias lenguas y desnucados por maromas imposibles

¿Usted qué opina, amable lector? ¿Es moralmente superior o solo un hipócrita consciente?

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