Luis, si algo habré de llevar por siempre en la memoria es la fe que tenías en las nuevas generaciones. Yo no me olvido nunca que casi sin conocerme apostaste por mí y por mi trabajo para ser parte de tu equipo y de un proyecto que recién despegaba. Nunca titubeaste para dar la cara por tu gente ni para reconocer con nombre y apellido la valía de nuestra labor.
Asimismo la pasión con la que defendías causas que en esos momentos abanderaban pocos despertó en mí curiosidades que hoy a la postre me hacen ver en ti a un visionario.
Tu presencia nos hizo sentirnos arropados. Por eso y más, Luis, mi gratitud será eterna.