Conocí a Luis Enrique Ramírez a inicios de 2012. Nunca antes había cruzado palabra alguna con él, y aún así confió en mí desde el primer día, tanto que durante 5 años puso enteramente en mis manos su proyecto: Fuentes Fidedignas.
Durante ese lustro que formé parte de su equipo, que cuidé de “su bebé” como si fuera mío, me respaldó contra viento y marea. Su confianza hacia mí fue tal que incluso a veces confiaba más él en mí que yo misma. Eso se lo agradeceré en esta y en todas las vidas, porque si alguien me ayudó a comenzar a descubrir de lo que soy capaz, fue Luis.
Paciera historia sobre mí, pero en realidad es sobre él, sobre ese hombre que sabía confiar, querer, apoyar, instruir, corregir, exigir, crear, reír… Y con su peculiar risa en mi mente, va mi felicitación y gratitud para FF y para él, hoy y siempre.