La primera vez que supe de Luis Enrique Ramírez, yo tenía un par de años reporteando. Me llamó para invitarme a su proyecto (no sé de dónde sacó mi número o porqué pensó que le podía servir), me invitó a Fuentes Fidedignas; un portal que tenía poco tiempo y poca gente, pero que, por la calidad de cada una de esas personas, inclinaba la balanza fuertemente hacia el otro lado.
Debido a que trabajaba para otro medio, empecé con un seudónimo que no se me olvidará, era: “José Orozco”, mismo que, sino mal recuerdo, se eligió en una junta, esas reuniones que podían durar horas, sobre todo con las lluvias de ideas para los reportajes, para los temas, para la estrategia de ganar una nota.
Ahí fue que conocí a Luis Enrique Ramírez Ramos, una persona con una facilidad para definir un tema y diseccionar como no lo he visto en ningún otro compañero del medio. Era como en el futbol a ese que le dan la playera con el número “10”, porque es el que piensa diferente, el del talento, el que hacía jugar a los demás.
Serio, pero siempre amigable. No recuerdo haberlo visto molesto, tampoco regañar a alguien, ágil también para las bromas, para los chistes y con muchos contactos; de ahí aprendí que no es solo quedarse con la entrevista, sino también quedarse con el contacto (de la persona entrevistada).
Fuentes Fidedignas tenía las exclusivas, ganaba las notas, destacaba. En menos de un año se había posicionado.
Todo mi agradecimiento para Luis Enrique y Fuentes Fidedignas, por lo vivido y lo aprendido, por la oportunidad, por la confianza.
PD: Aún conservo el chaleco de las FF’s, mi primer chaleco de reportero.