Columna: Vis à vis
Por: Marissa Palafox (@marissapalafox)
“Ahora, cualquier pendejo es periodista”, “sería feliz rompiéndoles el hocico”, son unas de las lamentables e indignantes declaraciones del alcalde de El Fuerte, Gildardo Leyva Ortega, contra los periodistas que no describen la “maravilla” que hace gobernando al alteño municipio.
Gildardo Leyva se refirió a los integrantes del gremio como “cochinada” y “mediocres” que vive del sueldo que les pagan por la actividad. Señor alcalde, como fortense y periodista, le digo que no me da vergüenza vivir de mi trabajo en un medio de comunicación, pena me daría criticar el empleo de otros que dignamente se llevan el pan a la boca; pena me daría enojarme porque no se me alaba por un trabajo que es mi obligación hacer y que es pagado por el pueblo.
Le recuerdo que hace diez días usted lamentaba la muerte de mi director, Luis Enrique Ramírez, pero ya veo que sus palabras estaban vacías y ahora me parecen una burla, aunque dudo que usted las haya escrito, fue meramente por protocolo. La humildad, es una de las principales características que debe tener un buen gobernante, y al parecer el edil fortense está limitado en cuanto a ella.
Las declaraciones del presidente municipal son alarmantes al darse en un contexto de violencia contra el gremio periodístico y que el mismo gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, urgiera a sus funcionarios a respetar el trabajo de los comunicadores, e incluso retirara del cargo al ahora exsecretario de Salud, Héctor Melesio Cuen Ojeda, por tener demanda interpuesta en 2016 contra el periodista Luis Enrique Ramírez, asesinado el pasado 5 de mayo.
Preocupante que en un estado donde acaban de matar a un periodista, el noveno del año en el país más peligroso para ejercer esta profesión, estemos gobernados por personas que se expresan así del periodismo. Lo menos que puede hacer es ofrecer una disculpa pública.
¿Cree que “rompiéndonos el hocico” la realidad va a cambiar?
