70% de las mujeres que sufren violencia sexual presentan inmovilidad muscular significativa durante el ataque. Estas son las razones.
El psicólogo y sexólogo César Galicia, asegura que el hecho de que las víctimas de violencia sexual no presenten heridas o desgarres que indiquen lucha normalmente se relaciona con que hubo consentimiento. Sin embargo, muchas veces tiene que ver con reacciones fisiológicas del cuerpo intentando sobrevivir al ataque.
En la Charla: Impactos culturales de la violencia sexual hacia las mujeres, organizada por Comunidad Cultura UNAM, el ponente César Galicia argumentó que el cuerpo de las víctimas de abuso sexual puede presentar reacciones asociadas con la excitación en el acto. Tales como la lubricación e inclusive un orgasmo, sin haber recibido un estímulo sexual efectivo. Es decir, sin haber disfrutado o consentido lo sucedido.
“Si un ser querido te hace cosquillas te ríes, pero si caminando en la calle un desconocido te hace cosquillas puede que haya el reflejo de la risa, pero no porque lo estés disfrutando ni porque la estés pasando bien”, ejemplifica el sexólogo.
El experto asegura que esto se debe a la excitación no concordante, que se da cuando no hay una concordancia entre la excitación mental y la excitación en el cuerpo. “Muchas personas que viven abuso sexual narran que al sufrir el abuso su cuerpo se excitó. Muchas de ellas se culpan y se preguntan, ¿será que de verdad sí lo deseaba?”
El experto en violencia sexual argumenta que muchas veces las mujeres que lubrican por reflejo del cuerpo en el momento de la agresión tienen problemas para probarla ante las autoridades. “La violación se define como penetración forzada. Entonces parte del peritaje médico que se lleva acabo para determinar si la hubo es ver si hay lesiones vaginales, pero muchas veces, por esta excitación no concordante, no las hay.”
El sexólogo explicó que, cuando nuestro cuerpo reconoce que está en peligro puede reaccionar de tres maneras: pelear, huir o presentando inmovilidad muscular. Asegura también que esta misma inmovilidad la presentamos cuando vivimos una situación de violencia sexual: “hay investigaciones que sugieren que el cuerpo reacciona, así como una forma de defensa cuando ha determinado que la mejor manera de sobrevivir no es luchar ni huir, sino quedarse inmóvil.”
Por estos motivos, César aseguró que las mujeres sufren un re victimización por parte de sus agresores o de las autoridades que niegan el abuso por falta de pruebas. Sin embargo, es muy común que las víctimas experimenten este fenómeno, pues, según un estudio realizado por Anna Möller, Hans Peter Söndergaard y Lotti Helström el 70% de las mujeres que sufren violencia sexual presentan inmovilidad muscular significativa durante el ataque.
Igualmente, un meta-análisis reveló que el 60% de las personas que viven abuso sexual no lo reconocen en el momento. Al respecto, César Galicia argumenta: “No lo reconocieron porque no tenían la información para saber que el consentimiento se da con el cerebro y no siempre con el cuerpo y que si el cuerpo reacciona a esto no significa que haya habido consentimiento.”
Cesar Galicia hace énfasis en que el conocimiento relacionado con la inmovilidad muscular y su importancia al hablar de violencia sexual es de muy difícil acceso para la cultura mexicana, pues no hay estudios ni investigaciones traducidos al español. “Hay un gran problema con estas cuestiones y es que este sigue siendo conocimiento muy oscuro y transmitirlo para que comience a cambiar cuestiones culturales es una bronca enorme”, finaliza el sexólogo.