Actualmente hay dos tipos de terapias validadas de manera científica: la cognitivo-conductual y la dialéctica conductual. Sin embargo, la TAA podría servir de apoyo a quienes enfocan sus razones para vivir o factores protectores en sus mascotas
El suicidio es un tema complejo y delicado que, hasta el momento, se mantiene como un estigma a nivel mundial. Sin embargo, cualquiera está expuesto a los factores que influyen en la decisión de quitarse la vida. Esto puede ocurrir sin que la o el afectado presente indicios perceptibles para las personas cercanas.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que en el 2010 cerca de 5,000 defunciones fueron consecuencia de un suicidio en todo el territorio nacional. En 2020 la cifra subió a más de 7,800 casos.
Ante el aumento de casos, el 29 de septiembre del 2019 fue presentada la propuesta para crear el Consejo Nacional para la Prevención del Suicidio. Ahí se establecieron reformas a la Ley General de Salud, con el fin de facilitar la labor de los expertos en salud mental; el objetivo fue permitir que la población cuente con asistencia pública en temas de salud mental.
Existen diferentes tratamientos psicológicos para ayudar a las personas a lidiar de manera eficiente con los problemas que los orillan a atentar contra sus propias vidas. La terapia asistida con animales (TAA), a pesar de no estar reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría ser útil para ciertos pacientes, si se lleva a cabo como un tratamiento complementario, según explican los expertos.
Poner fin a los problemas, no a la vida
Antes de profundizar en la TTA es necesario comprender los intentos de quitarse la vida, sin ser consumados, pero también los suicidios consumados. De acuerdo con el artículo “El suicidio, conceptos actuales”, publicado en la Revista de Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, comunmente el tema es abordado desde dos modelos, el de estrés-diátesis y la perspectiva del sucidio como proceso.
El primero se refiere a los aspectos de ciertos individuos —ya sean psicosociales, genéticos, entre otros— que los llevan a optar por el suicidio, mientras se encuentran expuestos a problemáticas de la vida cotidiana. Por otra parte, la segunda perspectiva ve la situación como una continuidad de eventos, reflejados en autolesiones o pensamientos, que crecen en intensidad hasta cumplir con el objetivo de terminar con la vida.
El presidente de la Sociedad Nayaritense de Psicología y tesorero de la Asociación Mexicana de Suicidología, Rodolfo Moreno Ramírez, menciona que las terapias tienen el objetivo de proporcionar las herramientas necesarias a los afectados para hallar formas de superar las dificultades que los orillan a tomar la decisión de suicidarse. Esto requiere un trabajo constante y un largo camino.
“Tendríamos que ver cuál es el problema en el sujeto y, a partir de ahí, el tratamiento nos daría ciertos indicadores de ‘¿estamos modificando el problema o solamente estamos enfocándonos en que la persona deje de pensar en suicidio?’ Y eso, no sería lo factible […] Es un proceso en el que enseñamos a los pacientes a desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento. Incluso te diría que muchas de las personas que piensan en suicidio, no quieren morir, lo que quieren es dejar de sufrir”, dice el psicólogo.
El especialista comenta que actualmente hay dos tipos de terapias validadas de manera científica. Estas terapias, consideradas las más efectivas para tratar a pacientes en riesgo de suicidio, son la cognitivo-conductual y la dialéctica conductual. En ambos casos, la TAA podría servir de apoyo a quienes enfocan sus razones para vivir o factores protectores en sus mascotas.
“Hay personas para las que la razón de vivir son, por ejemplo, sus perros. La terapia asistida con animales no me suena como algo totalmente descabellado, en el sentido de que puede proporcionar elementos, sobre todo a aquel perfil de personas cuyos animales son un elemento importante o vital. Se habla, sobre todo, de este contacto físico, de acompañamiento, en el que no están solos”, enfatiza el miembro de la Asociación Mexicana de Suicidología.
La importancia de los animales
En 1982, el biólogo Edward Osborne Wilson conceptualizó un fenómeno como propio de los humanos: la “biofilia”. Consiste en la motivación psicológica de mantener un acercamiento con otros seres vivos, como animales o plantas, además de la necesidad de cuidar de ellos.
La TAA básicamente se centra en esta teoría y, en el caso de la prevención del suicidio, es un apoyo a las terápias psicológicas, cuya finalidad es generar una lazo afectivo entre los pacientes y los perros, gatos u otros animales domesticados, para generar una mejoría emocional.
El Centro de Rehabilitación Arca de Noé A.C. es una comunidad terapéutica, ubicada en Mérida, Yucatán, que brinda atención médica, nutricional y psicológica a personas que pasan por situaciones de adicción, intento de suicidio o violencia.
Dentro de sus programas, se encuentra la inserción social con actividades ocupacionales individuales y grupales. Ahí se promueve la interacción con otros seres vivos, como caninos, felinos, aves, roedores y algunos animales de granja.
La psicóloga del Arca de Noé A.C., Alondra Ordaz, es la encargada de desarrollar el perfil de cada persona. De acuerdo con la información que obtiene durante las entrevistas con los pacientes, los recomienda como candidatos para actividades o terapias con animales. Además, asigna tareas específicas con el objetivo de desarrollar habilidades sociales y trabajar el amor propio, a través del cuidado de compañeros peludos o emplumados.
“Estas cinco clasificaciones están destinadas para un perfil específico de usuario. De verdad, deberías ver a un chico que tiene esta impulsividad o esta dificultad para manejar su ira trabajando con un animal tan delicado como un roedor o teniendo la paciencia de atender un aviario […] o una persona que viene en situación de calle vincularse con un perrito o con alguno de los animales que tenemos aquí… Es muy gratificante”, comenta la psicóloga.
De igual forma, en Arca de Noé han rescatado algunos perros o gatos que sufrieron maltrato o abandono de dueños anteriores. Las historias de estos animales llegan a ser un elemento esencial para quienes han pensado en quitarse la vida por un factor de riesgo, como el trastorno depresivo, ya que logran identificarse y producen una concientización sobre la vulnerabilidad, así como la construcción de un factor de protección que los mantiene en el mundo.
La proyección de los pacientes en los animales
De acuerdo con la OMS, en los intentos o las culminaciones de suicidios existen diferentes factores de riesgo, ya sean culturales, económicos, de género, religiosos o biológicos. En estos últimos, se encuentran algunos trastornos mentales, como la depresión, cuyos síntomas comunes son la ansiedad, el sentimiento de inutilidad, estrés, desesperanza y soledad, entre otros.
En el Boletín de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) publicado el 26 de junio del 2019, se informa que 15 de cada 100 mexicanas y mexicanos presentan depresión. Los sectores más vulnerables son las niñas, niños y jóvenes entre 12 y 22 años, así como las personas mayores de 65 años.
De acuerdo con esta estadística, la depresión es una enfermedad que podría padecer un miembro cercano de la familia. Si no se atiende a tiempo, podría llegar a complicarse hasta el punto de convertirse en un acto suicida. En estas situaciones, la TAA es un tratamiento complementario que también ayuda a los expertos a saber cómo se sienten las personas a través de la proyección, tal como menciona la psicóloga de Arca de Noé A.C.
“Entre los usuarios y los chicos que tenemos con nosotros, hace poco me comentaba uno que le encanta estar con animales porque los animales ni lo critican, ni lo juzgan, ni lo señalan por lo que trae puesto, ni por su manera de hablar. Casi, casi llegan a proyectarse en el animal. De repente llega y me dice “¡no, es que Pirata, Pirata…!”, Pirata es un perrito que tenemos, ‘¡ha estado muy triste y no mueve su cola!’ Y le digo, ‘Sí, él ha estado triste. Y tú, ¿cómo has estado?’ Entonces, empieza esta parte útil de lo que es la terapia”, comenta la profesional del Arca de Noé A.C.
El cuerpo humano produce sustancias químicas de manera natural mientras realiza ciertas acciones; la oxitocina y la dopamina son un ejemplo de ellas. Son hormonas del placer y el sentido del humor que se segregan al abrazar, una acción que incluso es recomendada por la Secretaría de Salud de Oaxaca (SSO).
Interactuar físicamente con otros seres vivos, en este caso los animales para terapias asistidas, se convierte en un factor que beneficia el tratamiento de personas con indicios de pensamientos suicidas por depresión o a pacientes con perfiles psicológicos específicos.
“Cuando estamos en contacto con situaciones, con personas o elementos que resultan agradables, que nos causan bienestar, se generan ciertas sustancias químicas precisamente en nuestro cuerpo. Entonces, en este sentido, el estar en contacto con animales, el jugar con los animales, el compartir tiempo con estos animales […] podría generar este proceso de bienestar. ¿Con qué perfil? Con aquellas que es importante o les resulta agradable”, menciona el especialista en temas de suicidio, Rodolfo Moreno Ramírez.
A pesar de ser una terapia sin el reconocimiento oficial por parte de las instituciones de salud, los tratamientos que integran el contacto con animales son alternativas o complementos que brindan a quienes se encuentran en situaciones difíciles la esperanza de encontrar una solución y ver el lado positivo de la vida.