En los años de 1899 los médicos de la época la reconocieron por primera vez como “sarampión negro” por su tipo de lesiones vasculares y la presencia de fiebre, todos estos casos cercanos a las montañas rocallosas de los Estados Unidos. Desde entonces se le conoce como fiebre de las montañas rocosas, o fiebre manchada de las montañas.
Todos los casos tenían asociación epidemiológica con la picadura de piojos y pulgas, así como con hacinamiento, suciedad y estar en lugares áridos o semidesérticos.
Los casos que tenían las lesiones compatibles con el “sarampión negro” pronto se hicieron conocidas y no hubo quien se arriesgara a tomar muestras de estos pacientes para poder aislar este germen.
El Dr. Henrique da Rocha Lima fue un médico patólogo brasileño que en 1916 pudo aislar el agente causante del tifus transmitido por el piojo y lo denominó Rickettsia prowazekki en homenaje a dos investigadores fallecidos.
La historia de la epidemiología hace énfasis en la teoría del germen, pudiendo relacionarse con el género Rickettsia que en su tiempo fue llamada así por el Dr. Howard Taylor Ricketts, otro médico patólogo de origen estadounidense que descubrió esta especie de bacterias.
Entre la década de los 30 a los 50 del siglo pasado se encontraron algunos brotes en México, todos ellos relacionados con un vector denominado Rhipicephalus sanguineus, quien tiene su reservorio más común en el perro, además que se han documentado otro tipo de transmisiones como infección de heridas abiertas, inhalación de aerosoles y de una forma menos común: la transfusión sanguínea.
En nuestro país hasta el año de 2009, se notifica una enfermedad emergente en la Ciudad de Mexicali, Baja California, por la Dra. Angélica Pon Méndez, epidemióloga de este estado mexicano, con más de 800 casos todos relacionados epidemiológicamente entre sí, en una zona conocida como Los Santorales donde aparecieron los primeros casos y fallecimientos.
Lo anterior generó un brote de grandes dimensiones, todos ellos por Rickettsia rickettsi, donde el principal vector fue la garrapata, y que hoy en día se caracteriza por ser una enfermedad que se manifieste por fiebre y dos o más de los siguientes síntomas: dolor de cabeza, dolor muscular, sarpullido, nauseas, vómito, dolor abdominal diarrea, alteración neurológica así como algún de tipo de hemorragia.
Los antecedentes epidemiológicos son muy importantes para relacionarlo con la enfermedad, como presencia de vectores en las áreas de residencia o visitadas en las dos semanas previas al inicio del cuadro, antecedentes de visita o residencia en áreas con transmisión de Rickettsiosis en las dos semanas previas al inicio del cuadro clínico, que se conozca la existencia de casos confirmados en la localidad y las más importante, antecedente de mordedura de garrapata o contacto con perros en las dos semanas previas al inicio del cuadro.
Hoy en día la Rickettsiosis es un grave problema de salud pública, pero también es un padecimiento poco pensable en las nuevas generaciones médicas, puesto que lo pueden asociar a enfermedades tropicales virales como dengue, zika o la ya casi ausente chikungunya.
Los programas de esterilización canina y felina son una excelente estrategia para contrarrestar la existencia de nuevos reservorios, con ello la proliferación de garrapatas y pulgas transmisoras, siendo la prevención la mejor garantía para evitar la transmisión de esta entidad patológica.
Se recomienda usar ropa de colores claros que permita ver las pulgas o las garrapatas que se posan sobre la misma; los repelentes en la ropa que contengan permetrina, además de repelentes en la piel.
Al visitar los lugares con rickettsiosis realizar un monitoreo permanente y minucioso de su cuerpo.
En mi opinión como Salubrista, la Rickettsiosis es un grave problema de salud pública en México, particularmente en los estados del norte donde prevalecen los climas desérticos, y lo preocupante es que se están generando muertes con evoluciones muy rápidas y que hasta cierto punto es fácil de diagnosticar, siempre y cuando demos a conocer a nuestro médico los antecedentes epidemiológicos con el fin de orientar el diagnóstico y rápido tratamiento.
Mejoremos la salud de nuestras mascotas y haciéndolas libres de vectores transmisores acudiendo con su médico veterinario de forma regular, quien recomendará el mejor tratamiento para eliminar los vectores responsables.
La salud y el equilibrio del entorno inician en casa, porque la prevención, siempre será una garantía.