Ser auténticos sin importar el qué dirán y buscar siempre la superación personal
El legado que nos dejó el periodista Luis Enrique Ramírez Ramos fue vasto y a título personal puedo afirmar que ser solidarios y buscar siempre la superación personal son unos de tantos, sobre todo; ser honesto con uno mismo, auténtico sin importar el qué dirán.
El tocayo Luis, cuatro años mayor que un servidor, fue un gran “devorador” de libros, culto e inteligente, ganador dos veces del Premio Pablo de Villavicencio, Premio Nacional de Comunicación Juvenil José Pagés Llergo y Premio del Festival Cultural de Sinaloa, por citar algunas preseas.
Amigo de reconocidos periodistas y escritores como Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, lo recuerdan por su simpatía con el feminismo, los derechos de la comunidad LGBTQ+ y por ser amante de los perros y los gatos.
Jamás vio a sus compañeros de trabajo como rivales y en ese sentido fui testigo de su solidaridad con el gremio; un servidor trabajaba para Noroeste y Luis Enrique para el Debate, ambos teníamos como fuente el sector salud, en ese ínter una colega fue víctima en el IMSS de una negligencia médica, razón por la que unimos fuerzas desde nuestras trincheras para hacer justicia, sin importar el medio, logrando resultados importantes.
Durante el gobierno de Mario López Valdez, conocido por su acrónimo “Malova”, siendo titular de Comunicación Social del área de Salud, tuve la oportunidad de abordar temas delicados con Luis Enrique y Javier Valdez, plumas valientes cobardemente asesinados.
Ambos se caracterizaron por ayudar al prójimo, ser solidarios no solo con el gremio sino con quién verdaderamente necesitaba ayuda o atención de salud, como enemigos número uno de las injusticias, no titubeaban para arremeter contra el político “pasado de lanza”.
Ramírez Ramos, ganador de más de 14 premios de periodismo, se le recuerda por esa gran capacidad para escribir y atrapar al lector con textos atractivos, fluidos y seductores, ya sea de temas del espectáculo, cultura o políticos, inolvidables sus entrevistas con Chavela Vargas y Elena Garro. Como parte de su legado literario están sus obras “La Ingobernable” y “La Muela del Juicio”, imperdibles.
El legado de Luis Enrique se divide también entre La Ciudad de México y Culiacán, donde realizó numerosas entrevistas, noticias, reportajes y notas importantes para El Financiero, El Nacional, Revista Milenio, La Jornada, El Debate y Noroeste.
Por cierto, de Luis recuerdo con nostalgia una memorable entrevista realizada para Noroeste (octubre de 1983) a Esperanza Echavarría, autora del libro “Eldorado, Un pueblo contra su nombre” y “Cuentos y Recuerdos”, año en que fungía Silvino Silva Lozano como director general. Dicha entrevista, presentaré en una segunda parte, dada a la importancia para la historia sinaloense.
La bondad y carisma de Luis en Sinaloa y en la Ciudad de México, logró frutos importantes; sembrar grandes amistades e invitar a un profesional de la comunicación a la capital sinaloense (Leonardo Gutiérrez) y continuar con su legado; Continuar con el Diario Digital Fuentes Fidedignas, del cual Luis Enrique fungió como Director Fundador.
Es un honor para un servidor ser colaborador a la distancia de este importante medio de comunicación y seguir el legado de quién por más de 40 años dedicó su vida al periodismo.
Pocos saben pero a sus 17 años Luis quería ser poeta, razón por la que dominaba al dedillo el arte de escribir bien, con estilo propio y con la misma destreza sobre cualquier tema, espectáculos, política, cultura, etc.
El 5 de mayo de 2022, pasará a la historia como un hecho cruel, por su homicidio premeditado, con saña y encubrimiento. Ese año Luis pasó a la lista de 9 periodistas asesinados en México, siendo Samuel Rodolfo “N”, el presunto responsable.
Descansa en paz tocayo Luis, tu legado vivirá por siempre.
Comparto este texto exclusivo para Fuentes Fidedignas, con algunas fotografías de Gilberto Galindo, capturadas para la Sección Periferia de Noroeste en 1989. La segunda parte, en breve.