No hay campañas electorales iguales, y tampoco fórmulas mágicas para aplicar a las diferentes regiones o países, porque todos los contextos son diferentes, y eso radica en que el candidato es único y singular.
Si bien es cierto la investigación electoral es supremamente importante, es decir, las investigaciones cualitativas, cuantitativas, los focus group, la biopolítica, y demás herramientas son fundamentales para entender el contexto en el que nos vamos a desenvolver, no se puede obviar el elemento más importante de la campaña: el candidato.
Por eso, es necesario conocer a profundidad sus potencialidades, sus debilidades y defectos con el fin de enfocar con mayor certeza la estrategia electoral que permita ganar las elecciones.
Pues bien, la imagen política son todos aquellos atributos únicos, personales, intransferibles que construyen una reputación creada por los individuos basados en sus emociones, y que es utilizada para acceder al poder público y/o mantenerse en él. Una buena investigación de imagen pública, permitirá reorientar las acciones de la estrategia de campaña.
En primer lugar, debemos conocer a fondo el candidato, y para esto se requiere tiempo, pues como decía Alfred de Musset “Nadie se conoce a sí mismo, hasta tanto no ha sufrido”, por ende, el ejercicio primario es centrado en su esencia, en su ser, en sus cualidades y defectos como humano, y luego sí, se analizarán las cualidades y defectos como político.
Para llegar a éste fin, existen varias clases de metodologías que nos pueden ayudar, desde las simples como el análisis FODA, desarrollado por Albert S. Humprey el cual es un método de planeación estratégica utilizado para evaluar las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas.
O bien, las metodologías especializadas, como la desarrollada por la investigadora Imelda Rodríguez, denominado “Método de Análisis de Imagen Política Contrastada (AICOP)”, en la que se analizan cinco niveles de imagen: nivel ejecutivo, nivel situacional, nivel emocional, nivel sumergido y nivel mediático, que en su conjunto desarrollan la Imagen Global Estratégica (IGE), en la cual se determinan los factores potencializadores (POT) y limitadores (LIM) para posteriormente contrastarlos.
Si quiere saber más sobre este tema puede consultar la obra de Imelda Rodríguez “Una nueva herramienta de análisis estratégico y gestión de imagen pública: La construcción del liderazgo político a través del Método de Análisis de Imagen Política Contrastada (AICOP).”
Santiago Barnés, Ortega Jarrin, Carpio García, En Consultoría Política. Página 109 y subsecuentes, Madrid, Ed. Amarante. 2016.
Otra metodología es la realizada por Alfredo Dávalos y Bernardo Moreno, referente a los mapas mentales, definidos como una “profundización en el comportamiento del individuo para lograr inferir hacia la colectividad y dar un golpe de táctica para lograr la identificación con el candidato”, consistente en entrevistas a profundidad con diferentes sectores poblacionales, para obtener una palabra o frase que defina la percepción ciudadana respecto del candidato.
Lo anterior puede verlo con más amplitud en la obra de Alfredo Dávalos, Comunicación Política 3D, Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos, en su página 65.
También es recomendable la utilización del Big Five, un modelo de investigación psicológica que reconoce que hay cinco factores básicos que capturan la esencia de la personalidad, a saber: energía, afabilidad, tesón, estabilidad emocional y apertura mental; éste método fue aplicado por los investigadores Gian Vittorio Caprara y Claudio Barbanarelli de la Universidad de Roma y Philip Zimbardo de la Stanford University, para analizar políticos de Estados Unidos y de Italia, y llegaron a la conclusión que las personas reducen a dos los factores que consideran necesarios en el político: Energía y Afabilidad.
Para ahondar más en este modelo se puede acudir a los textos de Arriaga Tapia, Angel Carplo y otros, en El Político como persona. Comportamientos y emociones. Santiago Barnés, Ortega Jarrin, Carpio García, En Consultoría Política. Página 109 y subsecuentes, Madrid, Ed. Amarante. 2016.
Así mismo, los análisis morfopsicológicos también hacen parte de esta técnica de investigación, la cual busca estudiar las relaciones existentes entre las características psíquicas, y su aspecto morfológico externo, esta disciplina entiende que existen tres áreas diferenciadas en el rostro, lo que permite identificar qué clase de inteligencia tiene el individuo: cerebral, sentimental o instintiva.
Recomendamos leer a Molina Xavier. Morfopsicología: tus rasgos faciales..¿Indican tu personalidad?. Psicología y Mente.
Pues bien, independientemente de la técnica que utilice el consultor, es innegable que el conocimiento profundo del candidato en su esencia y en su ser político, permitirá elegir adecuadamente las estrategias a utilizar en campaña, puesto que por ejemplo, si el político no es muy afable y poco simpático, pues será impensable que como estrategia de comunicación se permitan entrevistas para un talk show, o programa de variedades, o por ejemplo, si es un candidato muy afable, pero no utiliza las prendas de vestir adecuadas, puede dar la sensación totalmente contraria.
Por eso, es innegable que antes de pensar en cualquier estrategia de campaña, tengamos en cuenta a esa persona fundamental: el candidato.