Por Mario Martini
Al revisar por encimita la lista de candidatos de Morena-Sinaloa que atribuyen al gobernador Rubén Rocha Moya, más que una decisión definitiva parece más bien una provocación para evaluar reacciones de aspirantes, dirigencias partidista, militantes y electores en general. Revolver las aguas, pues.
Los partidos y el gobernador tienen todo el derecho de postular a quienes les venga en gana como les venga en gana, pues serán ellos los responsables de hacer ganar o perder en sus estados a la candidata presidencial, pero teníamos la leve esperanza que este proceso interno sería diferente por la reiterada promesa de apertura democrática total con límites a la imposición.
Cuesta mucho trabajo entender la inclusión de algunos personajes, cuya trayectoria está lejos de la honorabilidad y muy cerca de los tribunales. No solamente deberían ser vetados sino procesados por aprovecharse de las necesidades de familias desplazadas por la violencia.
Es el caso de María Inés Perez Corral y Miguel Ángel Gutiérrez Sànchez, conocido como Superbarrio, que no han clarificado el destino de unos 150 millones presupuestados para desplazados, usufructuado impune e inhumanamente las necesidades de quienes viven en condiciones miserables. Aquella va en la lista pluriniminal de diputados federales y el otro está apuntado con una curul en el congreso local.
Hay demandas en instancias penales, administrativas y comisiones de derechos humanos contra Gutiérrez Sánchez, interpuestas en Mazatlán por el activista José Carlos Gonzales Alarcon y varios afectados, quienes se ha propuesto llevarlas a instancias internacionales y meterlo a prisión, lo que difícilmente ocurriría si adquiere fuero legal.
En la región del Évora, la dirigente Esperanza Hernández ha confrontado públicamente a la secretaria de Bienestar, quien no ha podido explicar dónde están los 150 millones de pesos de los presupuestos 2022 y 2023, etiquetados para vivienda y servicios básicos de miles de personas que lo perdieron todo por efectos del crimen organizado.
No necesitamos hacer un análisis profundo para oler la fetidez de la corrupción alrededor de ambos personajes que incluso incluyeron a parientes cercanos en la nómina de SEBIDES-Sinaloa sin tener el perfil profesional para desempeñar el cargo, por supuesto.
Tanto la secretaria como Gutiérrez Sánchez deben estar agarrados de una fuerte alcayata que los metió a esta lista a pesar de sus nulos resultados y negra hoja de vida.
En las próximas horas confirmaremos si en realidad se trató de un petardo provocador o ya es cosa juzgada que solamente espera el aval nacional.
Mientras tanto, “Superbarrio” sigue navegando con viento en popa sobre mares de su propio estiércol.
Saludos cordiales
MM