Las ferias de libros son un pretexto más para que la gente se apropie de la calle, para el encuentro con los portadores de historias, para asaltar la agenda pública y dejar por un momento los problemas interminables de lo cotidiano. La lectura y la cultura son herramientas para el cambio social. Sus efectos no ocurren de manera inmediata, pero si con una profundidad que perdura, que aporta a la construcción de una sociedad más humana y que es muy compleja. Toda ciudad necesita una feria del libro.
Culiacán llega tarde y a tiempo para atraer otro tipo de turismo y negocios a la capital, si se quiere pensar en la derrama económica. La aportación literaria es algo más, siempre difícil medirla con estadística. Se trata de ver a estudiantes, desde la inocente primaria hasta la audaz preparatoria, contemplar las grandes historias, dejarse llevar por coloridas portadas, mencionar nombres y apellidos de personajes o autores. De llenar auditorios con amigos y vecinos para escuchar a los responsables de exponer las vidas que con preocupación y satisfacción repudian o admiran. ¿Qué hace a un autor o autora darle hijos a un personaje? ¿dejarla viuda? ¿debe morir mientras duerme o en el campo de batalla? ¿la ficción se inventa o es un retrato de la vida muchas vidas cotidianas?
El ambiente literario se palpa, se ve en los transeúntes, en los cafés y en las paradas de camión, a las afueras de los mercados de la gente que por curiosidad o estrategia adquirió un libro. Otro Culiacán se asoma con este tipo de iniciativas, cada vez más convencido de que esta es y será su ciudad.
El país invitado es Latinoamericano, baila ballenato, come arepas, tiene historia libertaria, libros y aroma a café. Colombia es probablemente el que país que mayor parecido tiene con el México que representa Sinaloa, no solo por la historia narcótica, como titulara una compilación de artículos históricos el escritor gambinense Froylán Enciso, sino por la idiosincrasia de la sociedad sinaloense y la colombiana: la alegría por la vida, el gusto por la música instrumental, la identidad con la vida rural, la necesidad de tomar café, la importancia de la familia, el amor por las historias propias y ajenas.
Colombia es la cuna del nobel de literatura Gabriel García Márquez, residente de México, recordado por sus obras Cien Años de Soledad, el coronel no tiene quien le escriba, memorias de mis putas tristes, el amor en los tiempos del cólera o La Hojarasca.
Además, el país cafetero pasa por un momento político de alternancia, donde el ex guerrillero y político progresista, actual presidente de Colombia Gustavo Petro lidera la transformación social y pacífica tras vencer por el mínimo porcentual al régimen conservador liderado por Álvaro Uribe. En México tenemos la Cuarta Transformación y allá la Colombia Humana. En ese contexto de disputa por el poder, de mover viejas estructuras hegemónicas, de transitar hacia la unión latinoamericana en la sociedad posneoliberal, resulta más que pertinente la presencia del joven embajador Álvaro Moisés Ninco, quien acompañó al alcalde Juan de Dios Gámez al acto inaugural.
Hay una mejoría notoria y natural después de la primera edición. Ahora la FIL Culiacán cuenta con editoriales de la talla de Anagrama, Planeta o Siglo XXI, donde pueden adquirirse obras de autores como Charles Bukowski o Paulo Freire. También la continuidad del Fondo de Cultura Económica es una opción más que interesante, destaco la obra del siempre militante comunista José Revueltas. Entre las revistas está El Chamuco y los hijos del averno, así como Proceso. Las conferencias están integradas por personalidades como Fernando Savater, Jorge Zepeda Patterson, Elmer Mendoza y Juan Carlos Monedero, por mencionar algunos.
El Ayuntamiento de Culiacán acierta al organizar una feria de libro. Anticipar los tiempos respecto al año pasado es correcto tomando en cuenta que la más importante del país, con sede en Guadalajara, comienza el 25 de noviembre. También es una ingenuidad pensar que los tiempos electorales no son factor en los calendarios. Vemos una FIL con ideas, con referencias políticas marcadas por la actualidad y que se consolida desde la planeación y las gestiones. Es sin lugar a dudas, uno de los eventos más esperados para los habitantes de Culiacán. Por el bien de todos, que siga mejorando.