La nueva terapia para bloquear enfermedades cardiovasculares y renales.
En Argentina 4 de cada 10 personas con diabetes tipo 2 (la más común) tienen enfermedades cardiovasculares y/o enfermedad renal crónica (ERC).
Además de las complicaciones en el corazón, es el deterioro en los riñones el que llena de pacientes diabéticos las salas de diálisis y las listas para recibir un trasplante. Lo tendrán 2 de cada 5.
Tanto la progresión hacia la falla renal como hacia la insuficiencia cardíaca es asintomática y pasa desapercibida para quienes están más preocupados en medirse constantemente la glucemia.
Entonces, con síntomas silenciosos -a diferencia del hormigueo en las extremidades- y una baja percepción de riesgo -frente al miedo a amputaciones o pérdida de la visión- el 80% de las personas diabéticas no tendrá un diagnóstico de estas condiciones hasta una fase avanzada.
En este contexto, este miércoles se presentó oficialmente en Argentina una nueva molécula para el tratamiento temprano de la enfermedad renal en personas con diabetes, que además previene eventos cardiovasculares.
Se llama finerenona y es considerada una “terapia innovadora” en la industria farmacéutica. Ralentiza el daño en el corazón y los riñones.
Se venía usando en Estados Unidos y Europa, está aprobada en casi toda Latinoamérica y desde agosto está disponible en nuestro país.
A nivel local, se sustenta en la evidencia clínica presente en las guías internacionales desde las que basan sus recomendaciones la Sociedad Argentina de Diabetes y la Sociedad Argentina de Nefrología. Y recientemente fue incluida en las guías de la Sociedad Argentina de Cardiología para su indicación en la prevención renal y cardiovascular.
La molécula protectora
Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2018, la prevalencia de la diabetes tipo 2 es del 12,7%. La diabetes es una enfermedad prevalente en estas tierras.
Además de alterar factores metabólicos y hemodinámicos, provoca inflamación y fibrosis (cicatrices) en los riñones. Por eso es elevado el riesgo de daño en los riñones en las y los diabéticos. Incluso entre quienes creen tener la diabetes controlada.
Cuando hay insuficiencia renal, el tejido sano de los riñones primero se inflama y después se vuelve fibroso (por las cicatrices). Así es como el órgano pierde su principal función: la capacidad para filtrar la sangre y producir orina, desde donde se eliminan del cuerpo los desechos tóxicos.
Después de la enfermedad cardiovascular, la renal es la causa más común de muerte entre estos pacientes.
Cómo actúa la finerenona
“Es el primer antagonista mineralocorticoide no esteroide dedicado al riñón, y con beneficios cardiovasculares. Desacelera la progresión de la insuficiencia renal y cardiovascular”, explica Lucrecia Secco, asesora médica del Cono Sur para finerenona, que es del laboratorio alemán Bayer.
Esta molécula bloquea los receptores que contribuyen a la inflamación y cicatrización del corazón y el riñón.
“Ataca directamente la hiperactivación de los receptores mineral corticoides (MR) de manera no esteroidea en los riñones, corazón y vasos sanguíneos, con mayor potencia, selectividad y menor riesgo de eventos adversos. Esta vía no había sido abordada antes”, agrega Secco.
En el universo de los pacientes con diabetes, fue aprobada por la ANMAT como una terapia para personas adultas que viven con enfermedad renal crónica y diabetes tipo 2, que estén medicadas para esa patología y tengan ya algún grado de nefropatía (daño en los vasos sanguíneos en los riñones).
“Demostró disminuir en un 23% los eventos renales (ya sea tiempo hasta el desarrollo de la insuficiencia renal, la progresión de la enfermedad y la muerte por causa renal), en paciente diabéticos tipo 2 que presenten enfermedad renal desde un estadio 1 a un estadio 4”, especifica Marina Papaginovic, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN), quien remarca que “la enfermedad renal crónica es una epidemia renal y en la mayoría de los casos es por la diabetes o la hipertensión”.
Entre los diabéticos, es una enfermedad absolutamente subdiagnosticada. Aunque detectarla sea sencillo y hasta “barato”. Alcanza con un análisis de sangre con medición de la creatinina y un análisis de orina.
“Nos gustaría que los pacientes lleguen a los nefrólogos en un estadio 1 o 2 de daño en los riñones. Porque podríamos hacer más. Pero nos llegan en el estadio 4 o 5. ‘¿Por qué no tuve síntomas? ¿Por qué nadie me avisó?’. Se preguntan. Pueden pasar hasta 15 o 20 años hasta que los pacientes vienen a la consulta. Ese riñón, mientras tanto, está teniendo lesiones”, señala.
Respecto de las enfermedades del corazón, el nuevo fármaco “tiene mayor efecto a nivel cardiovascular que los otros antagonistas de mineralocortideos esteroideos (la finerenona es NO esteroideo). Disminuye un 14% el riesgo de padecer infarto agudo de miocardio no fatal, ACV no fatal y, por sobre todo, internaciones por insuficiencia cardíaca en pacientes con ERC y diabéticos”, señala Papaginovic.
La presentación de esta molécula es en comprimidos, y se administra de a uno por día. Su administración es crónica y está cubierta por prepagas u obras sociales.
El tratamiento de las enfermedades ligadas a la diabetes
Hay tratamientos con una primera línea de ataque. El bloqueo del sistema renina angio-tensina (SRA) e inhibidores del co-transportador 2 de sodio y glucosa (iSGLT2).
Pero, como indica un artículo científico publicado en julio en la revista de la Federación Argentina de Cardiología, la finerenona podría contrarrestar los efectos de la inflamación y la fibrosis, “demorando” la progresión de la ERC.
Ahí radica la novedad. El hito.
“La finerenona interviene en la nefropatía diabética. Actúa sobre los mecanismos de inflamación y fibrosis, por lo que también podemos hacer prevención cardio-renal”, dice a Clarín Carla Musso, endocrinóloga de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD).
Esta molécula es un complemento de la medicación específica utilizada en pacientes con diabetes para el control de factores metabólicos y hemodinámicos. No es un remplazo. “Las otras drogas disponibles no actuaban contra la inflamación y la fibrosis”, aclara Musso.
La mayor prevención, sin dudas, sigue siendo tener la diabetes realmente bajo control.
“Es fundamental para evitar la progresión hacia la nefropatía, la enfermedad renal crónica, la neuropatía y la retinopatía (el daño en la retina). Pero el buen control no es sólo controlar los niveles de la glucemia, la hemoglobina glicosilada y la variabilidad glucémica (cuando la glucemia sube y baja mucho en el día). Hay que controlar la hipertensión, los lípidos (colesterol, triglicéridos), y el peso corporal”, cierra la experta.