Otra vez Culiacán, otra vez la violencia…
De nuevo brotaron los nervios y el miedo, tuvimos un flash back al ‘Culiacanazo’; como aquella vez, al mediodía, con los niños en las escuelas, con incertidumbre de regresar a casa, el sonido de las balas y las sirenas se apoderaron un sector de la capital sinaloense.
Los teclados de los celulares de nueva cuenta su usaron para preguntar por la integridad de los nuestros, para avisar de la situación y que no se acercaran a la zona, para compartir videos y fotos dignos de una película. Pero la realidad supera la ficción. Se cerraron decenas de negocios, otra vez el día se paralizó.
Una imagen se viralizó en redes sociales, la fotografía de unos niños tirados en el suelo boca abajo, con la manos cubriendo su cabeza ante la posibilidad de una bala perdida. Un momento que parte el corazón. Ningún niño debería terminar su día escolar escondiéndose de las balas. Ningún padre debería estar con la preocupación de llegar a salvo con sus hijos.
¿Hasta cuándo van a seguir con su discurso de abrazos y no balazos? Porque en la realidad es contraria. Queremos abrazos, pero los de nuestra familia al regresar a casa, el de los niños con sus padres al salir de la escuela.
¿Hasta cuándo podremos salir del radar de la violencia? Tenemos aproximadamente un mes lleno de muertes, levantones y balaceras. Sin poder salir de casa con la certeza de que no seremos testigos o víctimas de un acto violento. Nos sorprendemos de la guerra Rusia-Ucrania y pasamos nuestros días en una verdadera zona de guerra.