Independientemente de que, si hace frío o calor, siempre debemos mantenernos bien hidratados
Una hidratación óptima es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, ya que el agua ayuda a regular la temperatura del cuerpo, aporta muchas sales minerales y es crucial en el funcionamiento de las células, por ello lo indicado es al menos consumir dos litros de agua diariamente, destacó Giovanni Isaí Ramírez Torres, especialista en nutrición y ejercicio físico de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
El docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Nutrición y Gastronomía expuso que una persona puede sobrevivir sin alimentos por ciertos días, pero en el caso de la ausencia de líquidos no es igual, dado que el agua es el principal componente del cuerpo humano y supone el 60 por ciento de nuestro peso corporal total.
“Lo recomendable en una persona adulta son de 2 a 3 litros de agua, que equivale a 8 vasos, a lo largo del día. Hay que recordar que aparte del agua que bebemos, esta también está dentro de los alimentos, principalmente en frutas y algunos vegetales”, puntualizó.
Así mismo, Ramírez Torres manifestó que independientemente de que, si hace frío o calor, siempre debemos mantenernos bien hidratados, sin embargo, aclaró que en climas tan húmedos como el que tenemos en la región, este es un tema al que se debe prestar atención y acatar.
“En el tiempo de calor lo que sucede, en climas tan húmedos como en Culiacán, es que nuestro cuerpo empieza a sudar una mayor cantidad y eso hace que nosotros perdamos más agua, entonces debemos reponerla a través de los líquidos. También es importante mencionar que dentro del sudor nosotros perdemos electrolitos como es el sodio, el cloro y el potasio, por eso es también importante consumir estos electrolitos ya sea dentro de los alimentos o de bebidas y esto va ir considerando dependiendo de qué tanto sudemos”, mencionó.
El especialista universitario enfatizó que, si no nos hidratamos de una forma correcta, podemos generar una deshidratación, que es cuando los niveles de agua en el cuerpo son bajos, principalmente en la sangre, lo cual a su vez puede generar que las personas disminuyan su rendimiento, se sientan mareados, cansados y hasta situaciones más complicadas como sufrir problemas digestivos.