Tres miembros de la Guardias Suiza del Vaticano que no quisieron a vacunarse contra el COVID-19 abandonaron voluntariamente la Santa Sede para regresar a Suiza.
Tres miembros de la Guardias Suiza del Vaticano que se rehusaron a vacunarse contra el COVID-19, ignorando las órdenes de la Santa Sede, abandonaron voluntariamente el ilustre cuerpo para regresar a Suiza, informó el domingo el cuerpo militar.
El teniente Urs Breitenmoser comentó a The Associated Press que todos los miembros de la Guardia Suiza han recibido órdenes para vacunarse contra el COVID-19 “para proteger su salud y la de las demás personas con las que están en contacto como parte de su servicio”.
“Tres miembros de la guardia decidieron no atenerse a esa solicitud, abandonando voluntariamente el cuerpo”, dijo Breitenmoser en un comunicado.
Otros tres miembros fueron suspendidos temporalmente mientras esperan ser vacunados, añadió el teniente.
La principal labor de este cuerpo masculino, con sus coloridos uniformes y cascos con plumas, es proteger al pontífice. Lo vigilan durante las ceremonias papales así como en las múltiples entradas de la pequeña ciudad amurallada independiente, situada junto al río Tíber, en Roma. Durante la pandemia, los guardias de servicio deben portar mascarillas sanitarias.
El papa Francisco, que ya está vacunado contra el COVID-19, ha señalado en varias ocasiones el valor altruista y sanitario de las vacunas durante la pandemia de coronavirus.
Breitenmoser apuntó que el mes pasado el director de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano ordenó que la gente que ingresa a las zonas del Vaticano debe estar vacunada o presentar una prueba negativa. Eso incluye a los turistas que quieran ver los tesoros del Vaticano, como los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.