Entender qué hay detrás de este mito —y qué efectos reales se han observado en estudios recientes— es clave para usarla con expectativas realistas y sin caer en excesos.
Cada temporada de frío se repite la misma escena: alguien estornuda, otro sugiere “tómate vitamina C” y la conversación termina con la promesa de que así no habrá resfriado. La idea ha sonado por años, que cuesta cuestionarla, pero la ciencia ha ido afinando la respuesta con el tiempo.
Entender qué hay detrás de este mito —y qué efectos reales se han observado en estudios recientes— es clave para usarla con expectativas realistas y sin caer en excesos.
Información de McGill University, indica que el mito se popularizó en los años 70, cuando el químico Linus Pauling —dos veces Premio Nobel— defendió públicamente el uso de megadosis de vitamina C para evitar y tratar infecciones respiratorias.
Su postura tuvo un impacto cultural enorme: la vitamina C pasó de ser un nutriente indispensable a convertirse, casi de la noche a la mañana, en un “escudo” contra la gripe.
Si la vitamina C participa en el sistema inmune, entonces parece razonable pensar que “más vitamina C = menos resfriados”. Pero la ciencia moderna ha mostrado que la relación no funciona así de simple.
¿La vitamina C realmente previene el resfriado?
De acuerdo con la Organización Cochrane, la suplementación regular con vitamina C no disminuye la incidencia de resfriados en la mayoría de las personas. Es decir, no evita que te enfermes.
El mismo mensaje lo respalda el National Institutes of Health: para la mayoría, los suplementos de vitamina C no reducen el riesgo de contraer el resfriado común.
Así, se rompe el mito, tomar vitamina C todos los días, por sí solo, no es un pase libre contra el resfriado. Quienes siguen resfriándose pese a tomar suplementos no están “haciendo algo mal”; simplemente, el efecto preventivo no aparece en la población general.
Entonces, ¿para qué sirve la vitamina C?
Que no prevenga no significa que sea inútil. La NIH separa dos planos:
- Prevención: no baja de forma relevante la probabilidad de enfermar.
- Evolución del resfriado: puede hacerlo un poco más corto o menos pesado.
En quienes toman vitamina C regularmente, los resfriados tienden a durar un poco menos o a ser algo más leves. Pero no es un cambio dramático, y no sirve como tratamiento milagroso cuando el resfriado ya empezó. De hecho, iniciar vitamina C después de tener síntomas no parece aportar beneficios importantes.
Un estudio publicado por BMC Public Health, liderado desde la Universidad de Helsinki, revisó ensayos con dosis de al menos 1 gramo al día y encontró una reducción promedio de alrededor de 15% en la severidad de los síntomas en comparación con placebo. El efecto fue más claro en los resfriados “fuertes” que en los leves.
¿Cuánta vitamina C necesitas?
Otra razón por la que el mito persiste es la confusión entre “dosis necesaria” y “dosis milagrosa”. El NIH explica que el cuerpo absorbe bien dosis moderadas, pero a mayor cantidad, menor porcentaje se aprovecha; el resto se elimina.
Las recomendaciones diarias (RDA) para adultos suelen rondar:
- 75 mg/día para mujeres
- 90 mg/día para hombres
¿Por qué las megadosis no son buena idea?
Las megadosis (varios gramos al día) no se recomiendan como rutina. En la mayoría de las personas pueden causar molestias gastrointestinales como diarrea, acidez o cólicos. Y en quienes son susceptibles, el exceso crónico de vitamina C puede aumentar el riesgo de cálculos renales.
La vía más segura de vitamina C
El NIH recuerda que los mejores aportes vienen de frutas y verduras como guayaba, cítricos, kiwi, pimientos, brócoli, fresas y jitomate, con una alimentación variada, lo más común es cubrir lo necesario sin recurrir a suplementos diarios.
La vitamina C no es el enemigo del resfriado, pero tampoco el héroe absoluto que la cultura popular ha construido.
La evidencia actual muestra que, en la mayoría de las personas, no previene los resfriados; su beneficio real es más modesto: puede hacer que los síntomas sean un poco menos intensos o duren ligeramente menos cuando se consume de forma regular.
Por eso, las megadosis no tienen sentido como “seguro” contra el resfriado : el cuerpo elimina el exceso y, en algunos casos, puede generar molestias. La mejor estrategia sigue siendo la más simple y sostenible: una dieta variada rica en frutas y verduras, acompañada de hábitos de salud básicos. Con eso, la vitamina C cumple su función real: apoyar al organismo, no prometer milagros.
